lunes, 28 de marzo de 2016

CUIDADO CON LA IDOLATRÍA

Según el diccionario bíblico idolatría: es una categoría amplia de acciones y actitudes que incluye adorar, reverenciar o rendir honores religiosos a cualquier objeto, persona o entidad que no sea el único Dios verdadero. También incluye actos impuros, incorrectos o inapropiados para adorar al verdadero Dios.


Dicho en otras palabras, hay una infinidad de maneras como idolatrar. De tal manera que es de gran importancia identificar qué es idolatrar. Pues la idolatría puede ser la responsable de que la membresía de la Iglesia, haya caído en muchas ocasiones sin darse cuenta en el pecado de idolatría. Pues cuando pensamos en idolatría por lo general, nos remontamos a la adoración de imágenes, lo cual por lo general lo relacionamos con la iglesia católica. Dando por descontado que en la Iglesia de Dios se pueda dar.


Pero la verdad es que no es así, por cuanto hay una gama de maneras como idolatrar. Y la cadena de apostasías que nos ha quejado en la Iglesia desde el año 325 D.C. cuando la apostasía fue general, hasta las últimas divisiones que surgieron después del año 1993. Lo cual ha venido a demostrar que la membresía de la Iglesia es adicta a idolatrar. Pues el hecho de que algunos líderes con facilidad se puedan llevar su grupito de seguidores, demuestra que la membresía de la Iglesia no escarmienta ni prospera en el discernimiento espiritual. Pues no ha logrado identificar que han venido siendo víctima del mismo error en muchas ocasiones. Pues cuando nos identificamos con un líder y le seguimos, lo convertimos en nuestro ídolo; pues no hemos aprendido a valorar lo que eso significa. Y de esa manera seguimos la rutina que satanás ha diseñado para jugar con la Iglesia. Y burlarse de nosotros y del discernimiento del cual que en muchas ocasiones hemos alardeado tener. 


Desde mi punto de vista ya estuvo suave de seguir tolerando esta clase de conducta. Pues cualquier líder con intenciones ocultas, trabaja por un tiempo bajo la sombra de la Iglesia; preparando las condiciones para convencer a la membresía de la Iglesia, de que él es indispensable para que puedan seguir; y de esa manera lo comienzan a idolatrar y a endiosar, lo cual él aprovecha para sacar su congregación personal e independizarse de la Iglesia y tener su propio negocio. Del cual vivir tranquilo el resto de sus días y heredar a sus descendientes para que puedan continuar. 


Esto demuestra que el trabajo pastoral está dejando mucho que desear , por cuanto se enfoca en un crecimiento numérico sin establecer a los recién convertidos , y enfocándose en ser el centro de atención por su gran capacidad de convocatoria y de concentrar cantidad de creyentes , se promueve la educación teológica , y se minora profundizar en promover la gran cantidad de material con el que cuenta la Iglesia ; el cual es muchísimo mejor que cualquier educación teológica , sí lo logramos digerir y eliminar la necesidad de ser como las otras iglesias , que fabrican sus pastores en academias de teología , lo cual históricamente ha quedado comprobado que para lo único que sirve , es para elevar el ego y tener una carta de presentación que a la larga le de la autoridad para enseñorearse de los incautos , que es lo que predomina en el mundo denominaciones . 


Probablemente van a pensar que estoy celoso, o envidioso de las posiciones de las que algunos disponen, pero no es verdad; porque yo recuerdo lo que sucedió cuando éramos L.I.D.D.P. Cómo algunos mintieron para obtener una licencia, asegurando que eran bautizados con el E. S. Lo cual quedó comprobado con el pasar del tiempo, como tan fácilmente fueron cómplices del espíritu de ser como las otras denominaciones; así como Israel en el tiempo de Samuel, insistió en seguir el patrón de las naciones paganas, de la misma manera estos pastores encajaron fácilmente en el patrón denominaciones. Pues se da la facilidad que la Iglesia cree al testimonio de los que desean adquirir una licencia, confiando en que son verdaderos y éticos hombres de Dios. Lo cual se presta para que la Iglesia sea infiltrada por espíritus engañadores, que lo único que buscan en algunos casos es hacerse un nombre, como en el tiempo de la torre de babel. Y una vez que ya tienen suficiente influencia, comienzan a hacer uso de la retórica adormecedora la cual los constituye en ídolos con derecho a llevar discípulos tras sí como dijo el apóstol Pablo. 


Por esa razón pienso que ya es tiempo que la membresía de la Iglesia, desarrolle el discernimiento espiritual, que le permita no ser hojita llevada de todo viento de doctrina y comience a identificar a sus verederos líderes. Para que no tengamos que seguir cayendo en el mismo circulo vicioso, y perdiendo el tiempo y nuestras propiedades, cada vez que los buitres se llevan o se quedan con todo lo que a través de grandes esfuerzos de la membresía y la ayuda de Dios habíamos adquirido. En los últimos tiempos se ha venido introduciendo un espíritu de falsa santidad, en algunos sectores de la Iglesia. El cual se identifica con los siguientes temas que provienen del sector denominaciones como son: el tema de la navidad, la semana santa, el tema de la cruz, el tema del uso del pantalón en la mujer, Halloween, los cuales no se encuentran en las verdades bíblicas importantes, y de los cuales algunos de nuestros líderes y miembros están haciendo punto de honor, aseverando que si la Iglesia no dice nada al respecto ellos sí están dispuestos a adoptarlos. Lo cual automáticamente entra en conflicto con la asamblea general que dice que todos los miembros de la Iglesia, tienen derecho a interpretar la palabra de Dios, pero que la interpretación individual; no se debe contradecir con la de la asamblea general, o la multitud de consejeros. De tal manera que de esta manera comienza nuevamente el espíritu de error a producir nuevamente dentro de la Iglesia otra apostasía, la cual arrastrará otra gran cantidad de miembros y quien sabe cuántas pertenencias de la Iglesia se tendrán que perder. Y todo por la negligencia de no establecer a la membresía en el conocimiento del Hijo de Dios y de su Palabra, solamente por estar buscando algunos su propia gloria. Pero la membresía ya no se debe permitir continuar siendo o siguiendo ciegamente, ni convirtiendo a sus líderes en sus ídolos. La biblia enseña que cada uno debe edificar su vida en base al fundamento bíblico. “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba.” 1 Corintios 3:10-13." 


Ya es tiempo que no obremos como que estamos programados, pues es responsabilidad de cada uno edificar su vida y tener su propio discernimiento espiritual. Ya es tiempo de entender que es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. Ya es tiempo de edificar oro o piedras preciosas, ya es tiempo que aprendamos a identificar la bulla y que no la confundamos con la obra del E.S. ya es tiempo que entendamos que las multitudes ciegas o poseídas del espíritu denominaciones no están en condiciones de hacer el trabajo que se le ha encomendado a la Iglesia de Dios. Ya es tiempo que aprendamos a identificar quienes de nuestros líderes son genuinos y quienes solo están buscando su propia gloria. Todo líder que usa mucho el " yo " es una persona que está enfocando a la membresía en su persona y no en Cristo. Todo aquel que dice la Iglesia dice esto, pero yo digo esto; es alguien que se está desviando de la naturaleza teocrática a la insubordinación. Y los que lo acompañen van a ser víctima del mismo juicio de más ceguera espiritual. Todos los que nos quedamos con el remanente que representa la Iglesia auténtica, podemos notar como han sido víctima de ceguera espiritual aquellos que apoyaron o rechazaron la teocracia, por la democracia. Da tristeza oír sus mensajes tan alejados de la realidad que da el verdadero discernimiento espiritual. Por lo tanto, debemos permanecer en guardia a la expectativa, examinándolo y reteniendo todo lo que puede ser o no ser adecuado para la integridad de la Iglesia de Dios.



Otra manera de identificar nuestros líderes, es viendo como promueven fondos a veces para las misiones; y los invierten en la construcción de edificios, o facilidades para la iglesia local o nacional. Protegiendo los intereses nacionales o locales, introduciendo un espíritu de velar solo por los intereses locales o nacionales, olvidando la naturaleza universal del programa de la Iglesia de Dios. Siempre están lamentando la pobreza de la comunidad de la iglesia bajo su responsabilidad, para cooperar con el programa nacional y mundial. No entienden que la confianza de la membresía de la Iglesia no debe depender de lo que tenemos, sino de aquel es poderoso para hacer las cosas imposibles para nosotros. No comprenden que la unidad en todos los aspectos, es el secreto para disponer de todas las promesas. Enseñan a la membresía a depender de las cosas materiales, y no del Dios que todo lo puede. Expresan sentir lástima por la pobreza de la membresía, y les hacen creer que la preocupación por ellos es grande; solamente para que dependan ciegamente de ellos. Por eso no debemos depender ciegamente de nadie. No porque no confiemos en nosotros pues debemos ser uno en Cristo, sino porque nuestra seguridad está en los cielos y porque es de allí que viene nuestro socorro. Ya es tiempo que aprendamos a no cooperar con satanás para andar dando lástima, pues eso desacredita a Dios y a Su Iglesia; ya es tiempo que nos demos cuenta que las arnas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios. Ya es tiempo que nos demos cuenta que no dependemos de las cosas que están en el mundo sino de aquel que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay. Ya es tiempo que le podamos decir a satanás como le dijo nuestro salvador." Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí es entregada, y a quien quiero la doy: Pues si tú adorares delante de mí, serán todos tuyos. Y respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: A tu Señor Dios adorarás, y a él solo servirás.
Lucas 4:5-8."


Ya es tiempo que entendamos que no tenemos que enseñar lo que se enseña afuera de la Iglesia, que nos demos cuenta que debemos empaparnos de todos los materiales de la Iglesia y que no estemos comprando material que en lugar de ayudar confunde.
 
Por el Ministro Jose Urbina

ORIGEN Y DIFERENCIA DE DOS RELIGIONES Parte I


“Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente.” 1 Corintios 2:14

“Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios.” Juan 1:12-13

“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre.”1 Pedro 1:23

Estas tres escrituras con las que inicio este comentario, nos ponen en el contexto para entender la razón del ¿por qué?; hay tanta confusión religiosa en el mundo. Y la razón principal es por la tentación de querer entender la Palabra de Dios, sin primero tener un encuentro personal con Dios.
Comenzamos con la parte que explica que el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; en otras palabras, al hombre sin Dios le parece una tontería, creer que necesita la ayuda de Dios para entender las Escrituras. Le basta hacer uso de su intelecto para entender las Escrituras, pero la gran confusión que tenemos en esta cuestión; nos comprueba que la Palabra de Dios tiene toda la razón. No hay duda que la única manera de tener discernimiento espiritual, es teniendo un nuevo nacimiento espiritual. Debemos reconocer que el espíritu del hombre murió cuando Adam pecó, y que si no hay una regeneración de nuestro espíritu no estamos en condiciones de estar a tono con las cosas del Espíritu de Dios. 

Esa es la razón principal por la cual satanás ha desarrollado un muy buen trabajo, y producido una gran multitud de criterios de pensamiento religioso. El cual mantiene a todo el mundo religioso en un debate permanente sin llegar a ninguna conclusión que no sea la que le conviene a los intereses de él.

Es por eso que uso las otras escrituras que confiesan la necesidad de volver a nacer, pero no de papá y mamá, sino por la Palabra de Dios; para que podamos disfrutar de un balance que nos garantice que nuestra percepción de las cosas de Dios, debe ser acompañada del discernimiento espiritual y no solamente del razonamiento intelectual. Que es lo que hasta éste momento está predominando en el mundo religioso de hoy.

Después de esta corta introducción, voy a entrar en el tema: ORIGEN Y DIFERENCIA DE DOS RELIGIONES. Estas dos religiones son el cristianismo y el islam, pues estas dos religiones se pueden decir que son la raíz de todo el problema del mundo. Pues desde que Dios hizo la promesa de una simiente á través de la cual iba a redimir al mundo, puso una enemistad entre una simiente y la otra. La cual ha prevalecido y ha motivado el que hayan escrito muchos libros, entre los cuales está el gran conflicto, y el conflicto de los siglos entre ellos. El origen del cristianismo, podríamos decir que se inició inmediatamente después de la caída del hombre, en génesis tres; cuando Dios hace la promesa de redención á través de una simiente. Y se continuó promoviendo y sosteniendo y cuando Dios llamó a Abraham, y Abraham respondió a su llamado en un gran acto de fe; se inició o se puso más relevante el conflicto. Todos los lectores de la biblia conocemos la gran preocupación de Abraham y Sara, durante el pasar del tiempo después de la promesa de un hijo, el cual iba a ser el heredero y el que le iba dar sentido a la razón de sus propias existencias. Todos somos testigos de cómo satanás movió su influencia para motivar a Abraham y Sara a echarle una manita a Dios a fin de que la promesa se cumpliera. Y de la cual muchos hoy no han sacado provecho, pues continúan queriendo ayudar a Dios con Su plan; sin entender que la mejor ayuda es someterse voluntariamente a la autoridad de Su Palabra. Y cómo la ayuda que Abraham y Sara pretendieron dar a Dios, se convirtió en una pesadilla tanto para sus existencias como para toda la humanidad. 


Lo cual debería de ser una gran lección para el cristianismo de hoy, pues la biblia dice que: " lo que antes fue escrito, para nuestra enseñanza fue escrito; para que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. " y cómo podemos comprobar en las Escrituras, la decisión que tomó Abraham y Sara de que Abrahán cometiera adulterio con Agar, trajo como resultado el inicio o el origen del islam; á través del nacimiento de Ismael. El cual no fue reconocido por Dios, pues no estaba en sus planes permitir que el hombre interviniera en Sus propósitos, pues no puede el barro decir al alfarero lo que debe hacer con la vasija.

"Y ACONTECIO después de estas cosas, que tentó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Génesis 22:1-2." 

Ésta escritura comprueba que Dios ignoró a Ismael, pues, aunque él era el primer hijo de Abraham; pero no era según la promesa sino producto de un adulterio, y según la Palabra de Dios los hijos que nacen como producto de un adulterio, son considerados inmundos por la Palabra de Dios. " Y la mujer que tiene marido infiel, y él consiente en habitar con ella, no lo deje. Porque el marido infiel es santificado en la mujer, y la mujer infiel en el marido: pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; empero ahora son santos.

1 Corintios 7:13-14." Ésta escritura ha sido muy mal interpretada, al pensar que un incrédulo puede ser santificado simplemente por estar casado con una creyente. Pero en realidad lo que la escritura enseña no es que un pecador puede ser santificado, sino que el matrimonio santifica la relación, de tal manera que, aunque tengan hijos no son considerados inmundos, porque el pacto matrimonial santifica la relación. Esa es la razón por la que Ismael jamás podía sustituir a Isaac, pues Ismael no solo era producto de un adulterio, sino que era producto del atrevimiento del hombre al querer influir en las determinaciones de Dios, como si El no fuera omnisciente y omnipotente. Y como podemos ver a través de toda la historia el error de Abraham y Sara no parece tan grave a los ojos del hombre animal, y viéndolo de esa manera; satanás lo ha usado a la perfección, tanto literalmente con el Israel literal, como con el Israel espiritual que es la Iglesia de Dios. Pero las Sagradas Escrituras son categóricas en enseñar que tanto Isaac como Ismael, no eran el propósito completo de Dios; pues Isaac cumplía la promesa literalmente, pero espiritualmente quien en realidad la iba a cumplir era el hijo de Dios el cual realmente era la simiente de la mujer. El cual ni siquiera era de la tribu de Leví, de la cual provenía el sacerdocio literal; sino de la tribu de Judá de la cual nadie participó del sacerdocio levítico, y Su sacerdocio no era según el orden de Aarón, sino según el orden de Melquisedec. De tal manera que la pregunta podría ser, ¿por qué tanta enemistad por nada? Si ni uno ni el otro son nada sin Cristo.

Este tema es muy extenso como para evacuarlo en un pequeño comentario, pues apenas hemos iniciado con el origen de ambos, pero continuaremos después con las diferencias hasta terminarlo.
 
Por el Ministro Jose Urbina

jueves, 24 de marzo de 2016

La Cruenta Cruz


Quisiera hablar de la cruz, la cual nuestro Salvador nos ha llamado a llevar. Ciertamente Su cruz fue más pesada que la nuestra, puesto que Él llevó el pecado de todo el mundo sobre Sí Mismo. Él peleó contra Lucifer a través del uso de combate cuerpo a cuerpo, por así decirlo, desde el tiempo de Su nacimiento hasta el momento de Su muerte. Él cargó consigo el título, “varón de dolores”, y este título conlleva mucho más de lo que comprenderemos.

Aun así, el llamado es a cada uno de nosotros para llevar nuestra cruz personal, y aunque nuestra cruz no es tan pesada como la Suya, nos daremos cuenta que está suficientemente pesada de modo que no podemos llevarla sin la ayuda divina.

Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mt. 16:24). Muy a menudo citamos este versículo, ¿pero quién ha considerado la profundidad de la declaración de Jesús? ¿En verdad qué significa negarse a sí mismo, tomar nuestra cruz y seguir en pos de Él?

En una ocasión un varón vino a Jesús y dijo: “Estoy listo para seguirte a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió diciendo: “Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tienen donde reclinar la cabeza” (Lucas 9:58). Jesús estaba diciendo: “¿Estás dispuesto a abandonar tu casa y vivir sin las necesidades básicas de un refugio sobre tu cabeza, vivir sin hogar por causa del evangelio?”.

A otro Jesús le dijo: “Sígueme”. El hombre le preguntó si primero podía ir y enterrar a su padre. Jesús dijo: “Deja a los muertos que entierren a sus muertos; y tú, ve y anuncia el reino de Dios” (Lucas 9:60). Jesús también dijo: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mi, y el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mt. 10:37).

Nosotros tenemos ministros que han usado estas mismas excusas para justificarse a sí mismos por no estar dispuestos a seguir a Cristo a un lugar nuevo para trabajar. He escuchado que se dan las mismas razones una y otra vez cuando la gente comparte su indisponibilidad para mudarse por la causa de Cristo. A menudo he visto el juicio de Dios venir sobre personas como estas, y sufrieron grandemente. He visto a unos de sus hijos reincidir y descender profundamente en el pecado, y me he preguntado si su padre hubiese contestado “sí” a Jesús quizás su hijo todavía estaría salvo hoy. El ver a sus propios padres indispuestos a seguir a Cristo posiblemente jugó un papel en su rechazo del Señor.

Estas palabras son duras, pero Jesús compartió palabras más duras que estas. Otra persona dijo: “Yo te seguiré, pero primero déjame ir y me despediré de mi familia”. Al tal Jesús respondió: “Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62).

No es que Jesús no se interese o no se preocupe por nuestras familias, pero Él sabía que muchos iban a usarlas como excusas para justificar su negativa a contestar, “Heme aquí, envíame a mí”.

Piensen en este acontecimiento. Muchos discípulos seguían a Jesús, pero Él les dijo: “Si no comiereis la carne del Hijo del Hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros” (Juan 6:53). Él explicó que estaba hablando de Su doctrina de la cual ellos debían participar para tener vida eterna. Pero al escuchar estas palabras muchos de ellos se apartaron y ya no anduvieron con Él.

Él no corrió tras ellos, ni les ofreció un compromiso para que obedecieran. Él no dijo: “Solamente acéptenme en sus corazones”, o “Solamente crean y todo estará bien”. No, Su doctrina descendía de Su Padre arriba y no podía comprometerse para retener las multitudes. De hecho, Él miró a los doce discípulos restantes y les preguntó: “¿Queréis iros vosotros también?”. Era tiempo de tomar una decisión. ¿Lo estaban siguiendo por los panes y los peces? o ¿Por la vida eterna? ¿Deseaban la vida lo suficiente para tomar las decisiones necesarias para obtenerla?

A otro Jesús le dijo: “Vende lo que tienes, dale a los pobres, y luego ven y sígueme”. El hombre se fue entristecido porque tenía grandes riquezas. Él sintió que el precio era demasiado alto. Me pregunto si todavía se siente así hoy. Si él está en el infierno, quizás él escucha las palabras de Jesús una y otra vez deseando vivir ese momento otra vez y decir: “Sí, venderé todo, daré a los pobres y te seguiré”. Pero él escogió el tiempo en vez de la eternidad, tesoros momentáneos en vez de la vida eterna y, ¡en realidad el infierno en vez del cielo! Oh, cómo nos compadecemos por él. ¿Pero seremos diferente usted y yo? Pienso en ello y dese a sí mismo la respuesta, pero recuerde que Dios conoce su respuesta y Él lo recompensará de acuerdo.

Estimado santo, ¿en verdad estamos comprometidos a tomar nuestra cruz y seguir a Cristo? o ¿Ha llegado a ser simplemente un cliché? Tomemos unos momentos y examinemos lo que nuestros antepasados entendieron era servir fielmente a Cristo.

“Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una Piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure” (Is. 28:16).

Los que tienen revelación divina de la casa (Iglesia) de Dios no se apresurarán para abandonarla sabiendo que ella tiene un fundamento que no se muda y permanece para siempre. Ella tiene una principal piedra del ángulo que ha sido probado y verificado. Él puede resistir cualquier prueba y no se quiebra ni puede ser destruido.

Nosotros sabemos que Jesús es la principal piedra del ángulo en la casa de Dios. Los apóstoles y profetas forman el resto del fundamento. Nosotros, por lo tanto, somos llamados piedras vivas y formamos las paredes y completamos el edificio.

En esta parte del mensaje anual mi atención se centra en el valor de las piedras del fundamento. De Jesús se dice que Él es una piedra de fortaleza, una piedra preciosa y un fundamento estable.

Considere cómo Jesús fue tentado—por Satanás y sus principados y potestades. Él fue probado en Su tentación en el desierto. Para usted y para mí sería difícil, porque no hemos ayunado cuarenta días en el desierto, comprender la condición en la que se encontraba el cuerpo de Jesús—deseaba comida y a punto de colapso y posiblemente la muerte. En este momento Satanás lo tienta para que convierta las piedras en pan. Cuán fácil hubiese sido esto para Aquel que creó todo el universo en seis días, el cual pronto multiplicaría dos pedazos de pan en cientos para alimentar a 5,000 hombres aparte de las mujeres y los niños. Sin embargo, aunque Su cuerpo clamaba intensamente, Él rehusó ceder a la tentación.

Antes de que Jesús entrara al desierto Él fue bautizado por Juan. En seguida leemos, “…y los cielos le fueron abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento” (Mt. 3:16, 17). Ahora el diablo hace la pregunta, “¿En verdad eres el Hijo de Dios? Has estado en este desierto desolado por cuarenta días. Dios no ha venido para ayudarte. No hay prueba de Su amor por ti. Seguramente sólo fue la imaginación de una voz que te declaró ser el Hijo de Dios. Si en verdad eres el Hijo de Dios, ¡manda que estas piedras se conviertan en pan y luego come y salva tu vida!”.

Pero Jesús no tiene nada que demostrar a Satanás y no sería conducido por sus sugerencias engañosas. No era tiempo de demostrar Su gloria y esperaría hasta el momento previsto para hacer todas las cosas que Él haría. Satanás se fue y Jesús quedó solo, todavía con hambre en el desierto. Pero Su Padre celestial lo estaba cuidando y en el momento de crisis Él despachó ángeles para que le ministrasen a Cristo, posiblemente entregándole una torta cocida y un vaso de agua como le fue dado a Elías, y para animar a Cristo con amables palabras.

Jesús fue tentado durante Su ministerio, como fácilmente puede verse en los evangelios. Quizás Su tentación más grande vino en el Jardín del Getsemaní. Había llegado la hora de Su crucifixión. La horrible tortura que le esperaba, ¿podría sufrirla? El odio de los hombres mientras lo calumniaban, golpeaban Su rostro, jalaban Su barba, rompían la carne de Su cuerpo con los látigos en Su espalda, una corona de espinas prensada en Su cráneo y esos clavos atravesando Sus manos y pies—en última instancia para colgar desnudo sobre la cruz y ser la burla de todo el mundo, el cual Él amó y por el cual murió.

Sin duda alguna, Satanás estaba allí tentándolo para que bajara de la cruz. “No tienes que hacer esto. No valen la pena. Déjalos que perezcan, es lo que merecen. Sálvate a ti mismo de esta tortura horrible”. Jesús estaba en una agonía, algo intenso y especial a Su circunstancia solamente. Él trabajó hora tras hora en oración. Su sudor se convirtió en sangre mientras oraba con “gran lloro y lágrimas”. Él había proclamado, “…¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora. Mas por esto he venido en esta hora” (Juan 12:27). Él oró que si era posible que Su Padre hiciera pasar este vaso de Él, pero de repente Él atravesó las nubes oscuras en victoria y clamó: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Sí, Jesús fue una piedra probada, pero Él se mostró a Sí Mismo ser una piedra preciosa y un cimiento estable. Usted y yo debemos gozarnos porque todo lo hizo por nosotros. El canto dice:

Lo hizo todo por mí,

Cada gota de sangre fue derramada por mí,

Cuando el Salvador clamó, inclinó Su cabeza y murió,

Oh, gloria al Señor, lo hizo todo por mí.

Se mostró ser una piedra preciosa cuando en la cruz Él clamó: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

No es de extrañarse que Él sea la principal piedra del ángulo de este templo divino que nosotros llamamos La Iglesia de Dios. ¡No es de extrañarse que podamos descansar con certeza en Su promesa que ni las puertas del infierno prevalecerán contra ella! ¿Quién dejará que las pruebas presentes o futuras, los problemas, las persecuciones, lo apresuren y lo aparten de este programa comprado a precio de sangre? ¿Acaso cada uno de nosotros debemos decir:

“Jamás me apresuraré para abandonarla. ¡Por la gracia de Dios seré fiel y verdadero y permaneceré en mi lugar en esta casa divina!”?

¡Nuestro Salvador es una piedra probada, tentada y verificada que puede llevar el peso de todo el edificio! Pero, ¿qué del resto del fundamento, los profetas y apóstoles? En Efesios 2:20 encontramos que la Iglesia está edificada “sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Es importante saber que también ellos son piedras probadas y preciosas, y son parte del cimiento estable. Ellos sufrieron grandes pruebas de su fe y vencieron para Cristo, glorificándolo hasta la muerte. La biblia registra unas de las persecuciones y muertes; los historiadores han hecho todo lo posible por grabar otras, y los sufrimientos de otros santos han sido transmitidos por tradición. De acuerdo a la información que he leído, miremos a unos de estos apóstoles y profetas, comenzando con los profetas:

• Manasés, el hijo de Ezequías, mató a Isaías con una sierra, aserrando su cuerpo por la mitad a la longitud, para causarle todo el dolor posible.

• Amos fue torturado y asesinado por el sacerdote de Betel.

• Habacuc murió apedreado por los judíos en Jerusalén.

• Los judíos apedrearon a Jeremías el hijo de Hilcías en Egipto porque él los reprendió por adorar a los ídolos.

• Ezequiel fue asesinado por uno de los príncipes de los judíos en la tierra de los Caldeos porque él lo reprendió por adorar a los ídolos.

• Zacarías fue asesinado por el rey Joás entre la entrada y el altar, el cual después esparció la sangre de Zacarías sobre los cuernos del altar.

La mayoría de las veces fue el propio pueblo de los profetas que los asesinó; y lo hicieron porque los profetas les advirtieron del juicio venidero de Dios a causa de la conducta pecaminosa de ellos. En vez de arrepentirse, ellos quisieron poner en silencio la voz de los profetas quienes turbaban sus consciencias culpables.

De los profetas del Antiguo Testamento leemos, “Otros experimentaron vituperios y azotes; y á más de esto prisiones y cárceles; Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos á cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; De los cuales el mundo no era digno; perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra” (Hebreos 11:36-38).

¡Estos hombres fueron parte del fundamento de la Casa de Dios, la Iglesia del Dios viviente! Fueron piedras de precio, piedras preciosas, piedras probadas, piedras verificadas que sufrieron la persecución y la tribulación sin titubear ni ceder ante el compromiso—¡ni siquiera para salvar sus propias vidas!

De los apóstoles del Nuevo Testamento y sus contemporáneos aprendemos de la biblia y los libros de historia qué clase de piedras de fundamento fueron:

El Apóstol Jacobo

Jacobo, el apóstol del Señor, fue el segundo mártir registrado después de la muerte de Cristo (Esteban fue el primero). Su muerte quedó grabada en Hechos 12:2 donde encontramos que Herodes Agripa lo mató a filo de espada. Clemente de Alejandría y Eusebio, dos historiadores, ambos cuentan cómo el verdugo vio el coraje y espíritu de Jacobo y entonces fue convencido de la resurrección de Cristo, y en vez de matar a Jacobo el verdugo se juntó a Jacobo y lo mataron juntos.

El Apóstol Pedro

Aunque, justo antes de la crucifixión de Cristo, Pedro negó tres veces que conocía a Cristo, después de la resurrección no lo volvió a hacer. Esto es digno de nuestra consideración. Puede que uno le haya fallado a Dios en el pasado, pero Dios perdona, restaura y utiliza a los que se arrepienten. Pedro llegó a ser uno de los apóstoles más grandes y vemos que Dios lo usa para obrar milagros y ganar miles de almas para Cristo y la Iglesia. No deje que el diablo le diga que usted ha pecado mucho tiempo o que ha caído muy abajo. Pedro cometió uno de los pecados más graves. Jesús dijo que si lo negamos ante los hombres, Él no negará ante el Padre celestial. Pedro fue culpable, pero salió y lloró amargamente, y encontrando misericordia con Dios Él salió como Jesús mandó y consoló a los hermanos. Pedro fue crucificado por verdugos romanos porque él no volvería a negar a su Señor. De acuerdo a Eusebio, él se consideró a sí mismo indigno de ser crucificado como su Señor, y, por lo tanto, él pidió que lo crucificaran “cabeza abajo”.

El Apóstol Tomás

Tomás es conocido como “Tomas el incrédulo” debido a que no creyó en el testimonio de los otros apóstoles de la resurrección. Después de contarle que Cristo estaba vivo, él dijo: “…Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:25). Después de esto, Cristo se le apareció y Tomás creyó hasta la muerte. Tomás selló su testimonio cuando fue atravesado con lanzas, atormentado con placas en caliente y quemado vivo.

El Apóstol Nataniel (Bartolomé)

Nataniel, cuyo nombre quiere decir “don de Dios”, verdaderamente fue dado como regalo a la Iglesia mediante su ministerio y martirio. Nataniel fue el primero en confesar, temprano en el ministerio de Cristo, que Cristo era el Hijo de Dios (Juan 1:49). Más tarde él pagaría por su confesión mediante una muerte horrenda. Al no estar dispuesto a negar su proclamación de un Cristo resucitado, él fue despellejado y después crucificado.

El Apóstol Santiago el Menor

Santiago fue nombrado para encabezar la iglesia de Jerusalén durante muchos años después de la muerte de Cristo. En esto, sin duda él tuvo contacto con muchos judíos hostiles (los mismos que mataron a Cristo y declararon “Su sangre [sangre de Cristo] sea sobre nosotros, y sobre nuestro hijos” Mt. 27:25). A fin de conseguir que Santiago negara la resurrección de Cristo, estos hombres lo llevaron al pináculo del templo para que todos lo vieran y lo escucharan. Santiago, no estando dispuesto a negar lo que él conocía como verdad, fue arrojado del templo y finalmente a golpes asesinado con un garrotazo a la cabeza. Se dice que cuando la caída desde lo alto del templo no lo mató, Santiago logró ponerse sobre sus rodillas y oró por sus perseguidores mientras lo asesinaban a golpes.

El Apóstol Pablo

Pablo, un perseguidor de la Iglesia de Dios, se arrepintió en camino a Damasco cuando se le apareció el Cristo resucitado. Irónicamente, Pablo iba a Damasco para arrestar a los que defendían la resurrección de Cristo. Pablo fue, posiblemente, el escéptico más grande hasta que él vio por sí mismo la verdad de la resurrección. Después él dedicó su vida a la proclamación de un Cristo vivo. Escribiendo a los Corintios, defendiendo su ministerio, Pablo cuenta de sus sufrimientos por el nombre de Cristo: “…en trabajos más abundante; en azotes sin medida; en cárceles más; en muertes, muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado en lo profundo de la mar; En caminos muchas veces, peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los Gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en la mar, peligros entre falsos hermanos; En trabajo y fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez” (2 Corintios 11:23-27). Finalmente, Pablo enfrentó su muerte a manos del Emperador Romano Nero cuando él fue decapitado en Roma.

Mateo 10:22 nos dice, “Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que soportare hasta el fin, éste será salvo”.

Estos hombres se mostraron dignos de ser piedras del fundamento en el templo de Cristo. ¿Pero qué de usted y yo? Somos llamados piedras vivas en la casa de Dios. ¿Pero en verdad somos preciosos, probados y estables? ¿Nos encontrarán entre las piedras de precio o seremos piedras sin valor en la casa de Dios? En el Antiguo Testamento cuando una casa tenía lepra o mojo en sus piedras, las piedras llenas de lepra eran quitadas y descartadas para evitar que la lepra se extendiera, y en su lugar se colocaban piedras nuevas. Esto deberá recordarnos que nadie es insustituible.

El Libro de Mártires de Fox nos cuenta de miles de hombres, mujeres y niños quienes fueron torturados y asesinados por causa de su fe. Ellos eran piedras vivas, ayudando a edificar La Iglesia de Dios. Hoy estamos aquí, quizás entre los toques finales, las últimas piedras en Su institución divina. ¿Pasaremos la prueba? O ¿unos de nosotros llegaremos a ser algo menos que piedras probadas, preciosas y estables en el edificio de Dios debido al espíritu de la preservación propia y el deseo de ser aceptados por el mundo?

“Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalem, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).

El vocablo testigo significa: mártir (de martus mar-toos). Es más fuerte que otros vocablos traducidos como “testigo” en el Nuevo Testamento, porque éste conlleva la idea de sufrir muerte por causa del evangelio. ¿Cómo cree usted que se sintieron los apóstoles cuando Jesús les dijo que serían mártires por causa del evangelio? Yo creo que estaban listos, y sus vidas y muertes mostraron que eran piedras solidas en La Iglesia de Dios.

Se encuentra otro lugar donde este vocablo es usado. Cuando la Iglesia primitiva realizó su primera junta de negocios después de la muerte del Señor, fue con el propósito de seleccionar un apóstol que reemplazara a Judas que había cometido suicidio. ¿Cómo se hubiese sentido si usted fuera Justo o Matías? Ambos fueron recomendados. ¿Usted se sentiría honrado, humillado, gozoso al saber que quizás llegaría a ser un apóstol en la Iglesia del Señor? ¿Pero luego cómo se sentiría al escuchar a Pedro indicar que el que fuese elegido tiene que haber andado con el Señor desde el tiempo de Juan el Bautista hasta la muerte y resurrección del Señor y que dicha persona tiene que ser “hecho testigo con nosotros de su resurrección”? (Hch. 1:22).

Si usted y yo somos llamados a sufrir un martirio físico, a pesar de todo, ¿nos mostraremos dignos al ofrecernos a sí mismos sobre el altar de sacrificio, entregando todo a Cristo diariamente—un sacrificio vivo, santo, y agradable a Él? Si lo hacemos, quizás seremos contados como unas de Sus piedras preciosas en el día que Él junte Sus joyas. Quizás también seremos reconocidos como una piedra probada y verificada.

Ser mártir, por así decirlo, es la voluntad de Dios para cada miembro de la Iglesia: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí” (Gá. 2:20). “Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado á mí, y yo al mundo” (Gá. 6:14).

La piedra más blanda en el mundo es la piedra de talco, de donde conseguimos el polvo de talco. Usted puede tomar una de estas piedras y desmoronarla y hacerla polvo en sus manos. Tenemos muchos cristianos de talco en la Iglesia. Es tiempo de ser granito solido, una piedra que puede resistir la presión, la prueba, luchas, tribulaciones y, sí, las tentaciones de conformarse a este mundo.

“Y llamando á la gente con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mr. 8:34).

El fundamento es estable. Está firme y es fuerte, no se muda y permanece para siempre. ¿Qué tal usted y yo?

JESÚS ESTABLECIÓ LA IGLESIA MIENTRAS ESTUVO EN ESTE MUNDO


(En su libro La Gloriosa Iglesia de Dios bajo el tema “La Iglesia Establecida por Jesús”, M. A. Tomlinson escribió estas verdades acerca de La Iglesia de Dios. Qué mejor manera de empezar un año nuevo que el recordar estas verdades.Asistente Editor)

Jesús estableció la Iglesia de Dios. Un estudio cuidadoso del Nuevo Testamento, y de los cuatro evangelios en particular, revelará que uno de los propósitos de la estancia de Jesús en este mundo fue de establecer la Iglesia divina; y las Escrituras indican que la Iglesia definitivamente fue organizada antes que Jesús regresase al Padre.

La Iglesia en el desierto no llenaba los requisitos del propósito de Dios. De acuerdo a Su plan, la iglesia Israelita decayó para que El pudiese introducir la gloriosa Iglesia de Dios. La venida de Cristo, trajo un nuevo orden en cumplimiento a la profecía. Los Israelitas aceptaron el pacto y formaron la iglesia en el desierto; mas la Ley de Moisés nunca pudo encarrilar al pueblo en la perfección.—“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ofrecen continuamente cada ano, hacer perfectos a los que se allegan.” Hebreos 10:1. Pablo escribió, diciendo que la Ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo (Gálatas 3:24). El escritor de Hebreos también dijo: “El quita lo primero, para establecer lo postrero.”

Dios envió a Su Hijo para ofrecerlo en sacrificio por toda la humanidad, y también por la Iglesia: “En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez...Porque con una sola ofrenda hizo perfecto para siempre a los santificados.” Hebreos 10:10, 14. Juan el Bautista habló concerniente a Cristo, diciendo: “Su aventador es su mano está, y aventará su era: y allegará su trigo en el alfolí...” Mateo 3:12. Dice que Él “allegará su trigo en el alfolí,” esto parece que indica que Jesús tendría algunos medios de protección, o para guardar el fruto de Su ministerio. Jesús también habló concerniente al redil de las ovejas, diciendo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebanó, y un pastor”. Juan 10:16. La venida de Cristo no solamente cumplió aquellas profecías concerniente a Él, mas también cumplió a aquellas profecías concernientes a La Iglesia de Dios, como la institución divina. Su propósito era de cumplir todas las profecías concernientes a Él y a la Iglesia.

Jesús habló de Sí mismo, dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Juan 4:34. En Su oración que está registrada en el capítulo diecisiete de Juan, El dijo: “He acabado la obra que me diste que hiciese.” Siendo que Jesús vino a establecer la Iglesia de Dios, y El cumplió o terminó el trabajo que se le había encomendado, entonces es evidente que El estableció La Iglesia de Dios antes que se fuese de este mundo.

Quizás una de las declaraciones más positivas que haya hecho Jesús, concerniente al establecimiento de la Iglesia, la encontramos registrada en Mateo 16:17, 18: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielo. Mas yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.” En esta Escritura, tenemos un punto resaltante: Cristo hizo una declaración positiva, diciendo: “Yo edificaré Mi Iglesia.” El manifestó Su intención de edificar la Iglesia y más después dió indicaciones que El había terminado Su trabajo.

LA ORGANIZACIÓN ACTUAL Y LA ORDENACIÓN

El registro de la actual organización de la Iglesia, es dado por Marcos: “Y subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos á predicar. Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios”. Marcos 3:13-15. El registro también da los nombres de los doce que fueron ordenados como ministros. Centenares de años antes de que sucediese este evento, Isaías había escrito, diciendo: “Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmando el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán á él todas las gentes.” Isaías 2:2. Estas palabras casi son exactamente como las que encontramos en Miqueas 4:1, 2. Esta profecía claramente indica que La Iglesia de Dios—la casa de Jehová—seria establecida en la montaña, y no en la ciudad de Jerusalem, Marcos específicamente registra esto—“Y subió al monte.”

Los evangelios no registran todos los eventos que se verificaron durante el ministerio de Jesús, y los eventos que se registraron no siempre aparecen en el orden que ocurrieron. No hay ningún registro cronológico definido que indique que Jesús declaró sus intenciones de edificar la Iglesia, antes que El llamase a Sí a los que El quiso y ordenase a los doce; pero hay otros pasajes de la Escritura que indican que los doce habían sido escogidos en ocasiones separadas antes de su ordenación. Los discípulos habían estado con Jesús, y habían oído Su predicación y enseñanzas, antes del servicio de ordenación y de la organización de la Iglesia. Sería una cosa antilógica pensar que Jesús ordenaría a un hombre que no había primeramente demostrado su fe en la habían andado con El en Su ministerio; y a su debido tiempo, El estableció la Iglesia de Dios y ordenó a los doce.

JESÚS DEJÓ SU IGLESIA EN ESTE MUNDO

Estas Escrituras indican claramente que Jesús se identifico a Sí mismo como el Hijo del hombre, cuando dijo: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” También se comparó a Sí mismo como un hombre que partió lejos. Su partida en este viaje se describe por San Lucas—“Y aconteció que bendiciéndolos, se fue de ellos, y era llevado arriba al cielo.”

Jesús dijo: “Que dejó su casa.” Pablo describe la Iglesia como la casa de Dios—“Y si no fuere tan presto, para que sepas como te conviene conversar en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad.” 1 Timoteo 3:15. La casa que Jesús dejó, Su Iglesia; entonces es evidente que ya estaba organizada antes que El se fuera. Si la Iglesia tuvo Su principio en el día de Pentecostés, como algunos dicen, entonces Jesús no podría haber dejado Su casa (la Iglesia), cuando El “partió lejos” para regresar al cielo.

CRISTO MANIFESTÓ SU GRAN AMOR POR LA IGLESIA

Jesús no solamente estableció la Iglesia, mas El manifestó Su gran amor por la Iglesia, porque se dio a Sí mismo por ella, y la compró con Su misma sangre, Pablo escribió, diciendo: “Mirad por toda la grey, sobre la cual el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para pastorear la iglesia de Dios, la cual él adquirió para sí con su misma sangre.” Hechos 20:28. Versión Moderna. Esto también está en armonía con la que les escribió Pablo a los Efesios: “Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella, para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.” Efesios 5:25-27. La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, y también fue con Su sangre que El compró la Iglesia de Dios.

Las evidencias adicionales del amor de Cristo por la Iglesia, se manifiestan por Su oración que hizo al Padre, según está registrado en el capítulo diecisiete de San Juan. El dijo que le había dado la gloria a la Iglesia, que Su Padre la había dada a Él, y oró para que ellos (los miembros de la Iglesia) pudieran tener Su gozo cumplido en ellos. En esta oración Jesús también dijo: “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste, y guardaron tu palabra.” En esta oración, Jesús no usó el término “Iglesia de Dios,” pero El indicó que había guardado a los discípulos en el nombre del Padre—“Padre santo, a los que me has dado, guárdalos por tu nombre, para que sean una cosa, como también nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, y o los guardaba en tu nombre.” Juan 17:11, 12. Jesús dijo: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia;” pero El le puso el nombre de Su Padre. Pablo le llamó la “Iglesia de Dios,” a la Iglesia que Jesús compró con Su misma sangre.

JESÚS TERMINÓ TODA SU COMISIÓN TERRENAL

Jesús estableció la Iglesia de Dios, como parte integrante del trabajo que Dios le había encomendado. El declaró diciendo que edificaría la Iglesia, y después dijo que El había terminado Su trabajo. Estas declaraciones deben disipar toda duda acerca de la realidad de que Jesús estableció la Iglesia. Cuando nosotros consideramos estas Escrituras, juntamente con las referencias proféticas que se hacen de la Iglesia; y siendo que Marcos dejó un registro, indicando que Jesús dejó la Iglesia en esta tierra cuando El regresó al Padre, y las declaraciones que hizo Pablo diciendo que Jesús había comprado la Iglesia con Su misma sangre, no dejan ocasión para dudar de que Jesús haya establecido la Iglesia. También se podrían dar otros registros que muestran que la Iglesia funcionó con su membrecía, y que tuvieron sesiones de negocios antes del día de Pentecostés.

En relación con el establecimiento de la Iglesia, es necesario que notemos otra declaración enfática que hizo Jesús: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.” Pablo escribió, diciendo: “Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.” Aunque estos versículos hablan más directamente del futuro estado de la Iglesia que de su organización; pero siempre claramente indican que la Iglesia que estableció Jesús, cumplirá con su propósito en este mundo. Ella terminará su trabajo, y alcanzará la elevada meta de una gloriosa Iglesia, sin mancha, ni arruga.

AGRADECIDOS POR LA CRUZ por el Obispo Stephen Smith


El titulo de este mensaje viene de un pasaje conocido en el Salmo 127:1 que dice: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guarda”. El mensaje se puede aplicar apropiadamente tanto a las propias familias como a La Iglesia de Dios corporalmente como la ciudad divina de Dios. El mensaje es bastante claro—a menos que tengamos el favor de Dios en lo que estamos haciendo nuestros esfuerzos humanos, aunque bien intencionados, son en vano. Jesús nos dice lo mismo en Su mensaje de dar frutos, “porque sin mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Sí, es posible ocuparnos haciendo esto y haciendo lo otro, pero sin el favor de Dios pronto descubriremos que todo lo que hemos hecho es en vano—porque se hizo “sin” Él. Entonces, ¿cómo podemos saber si estamos trabajando con Dios o sin Dios? ¿Cómo sabemos si tenemos Su favor en la edificación de nuestra casa o en la protección de nuestra ciudad? Se puede encontrar una respuesta en las palabra de Jesús: “Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho” (Juan 15:7). Si hacemos estas dos cosas, (1) conservar nuestra experiencia espiritual de estar en Él, y (2) recibir Sus enseñanzas en nuestro corazón y vivir fielmente por ellas, ¡nosotros tendremos Su favor!

Cuando nos enfrentamos con problemas ofrecemos oraciones a Dios pidiendo Su auxilio y esperamos que Él oiga nuestra plegaria y venga velozmente a nuestra ayuda. Pero esto no es necesariamente cierto. Si nuestra relación con Dios no es mantenida, o si no obedecemos Su palabra, no podemos esperar respuestas favorables a nuestras oraciones. Entonces es probable que cada vez más ejerzamos esfuerzos humanos en nuestra labor, quizás hasta el punto de agotarnos a sí mismos, sin embargo entenderemos que todavía no hemos logrado nada. La respuesta no siempre se encuentra en mayores esfuerzos en pro de nuestros objetivos, sino a menudo se encuentra en examinarnos a nosotros mismos para ver si estamos obedeciendo a Dios en todo, y después corregir lo necesario para restaurar el favor de Dios.

Encontramos un buen ejemplo de esto en el libro de Hageo. Este profeta del Antiguo Testamento fue inspirado por Dios para conmover los corazones de Israel para que terminaran de edificar el templo después de regresar de su cautiverio. La gente era de poca actividad en su trabajo y empezaban a convertirse en egoístas. Estaban preocupados con la edificación de sus propias casas y a la vez dejaban la casa de Dios sin terminar (Hag. 1:4). Quizás pensaron que si primero podían edificar las casas de sus familias y garantizar las finanzas para sí mismos, entonces podían regresar para terminar la casa de Dios. Posiblemente ante el razonamiento humano esto pudo haber parecido apropiado, pero los caminos de Dios no son nuestros caminos, ni tampoco Su pensamientos son nuestros pensamientos. Él nos manda a “…buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:33). Hageo le dijo al pueblo que consideraran sus caminos; “Sembráis mucho, y encerráis poco; coméis, y no os hartáis; bebéis, y no os saciáis; os vestís, y no os calentáis; y el que anda á jornal recibe su jornal en trapo horadado” (Hag. 1:6). Ellos trabajaron con la esperanza de ser bendecidos, pero en su lugar Dios trajo una sequía a la tierra. Ellos podían hacer y hacer y hacer, pero sin la bendición de Dios todo su “hacer” era en vano. “… ¿Por qué? Dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa” (V. 9).

Estimado miembro de la Iglesia del Señor, ¿está luchando financieramente? ¿Su iglesia local está pasando por tiempos difíciles? ¿A veces nos encontramos sembrando mucho, incluso en nuestras funciones Regionales y Generales de la Iglesia, sin embargo produciendo muy poco? ¿Parece que estamos poniendo nuestro dinero en un bolsillo agujerado? Si es así, quizás es tiempo de considerar nuestros caminos. Nuestro Señor es el dueño de los millares de animales en los collados. Sus recursos son ilimitados. Los cielos y la tierra y todo lo que en ellos está le pertenecen a Dios, y Él puede mandar una bendición o maldición según Él elija. Si le agradamos podemos pedirle lo que deseemos y será hecho. Pero si lo desagradamos podemos orar toda la noche y trabajar todo el día para tener éxito, pero nuestros esfuerzos serán en vano.

“Y cualquier cosa que pidiéremos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” (1 Juan 3:22). Si nosotros, como el pueblo de Dios en los días de Hageo, vivimos vidas egoístas nos encontraremos a sí mismos poniendo nuestro dinero en trapo horado. Por otro lado, si primero promovemos el reino de Dios—si nos concentramos en hacer las cosas que son agradables delante de Sus ojos—Él demostrará Su poder para suministrar a todas nuestras necesidades. “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para corroborar á los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí adelante habrá guerra contra ti” (2 Cr. 16:9). ¡Qué gloriosa oportunidad Dios ha puesto ante nosotros! Si nos esforzamos con mayor diligencia en los asuntos espirituales, perfeccionando la condición de nuestro corazón ante Dios, lo encontraremos a Él demostrando Su habilidad para cuidar tanto de nuestras necesidades espirituales como también las necesidades materiales.

Esto me recuerda de una preocupación que tenía nuestro pasado Supervisor General, Robert J. Pruitt, durante su mensaje a los alumnos del Instituto de Entrenamiento Bíblico en el 1995. Él estaba preocupado que algunos de nuestros ministros estaban recibiendo lo que nosotros conocemos como “el límite” en cuanto a los diezmos de sus iglesias locales, sin embargo, continuaban empleados en un trabajo de tiempo completo. Él dijo que es tiempo que nosotros los ministros tomemos la decisión de trabajar tiempo completo por un pago de tiempo completo, o renunciar a nuestro trabajo pastoral. Esta no es una postura dura. De hecho, es una llena de amor por las almas. Si un ministro recibe el límite de la asignación, el mismo deberá suministrar a las necesidades de su familia. Este siendo el caso, él deberá concentrar su tiempo en la edificación de los miembros de la Iglesia, alcance comunitario, visitación, oración, estudio de la Palabra de Dios, y la predicación del evangelio. Es un error que un ministro reciba pago de tiempo completo y después entregue 40 horas para ganar un salario adicional en un trabajo secular. Muy a menudo el mismo llega a ser solamente un “Predicador dominical”, que no se ve ni está disponible durante toda la semana. El hombre que tiene un amor piadoso por las almas tendrá el deseo de entregar todo el tiempo posible a la obra del ministerio.

Estamos bendecidos de que tantos de nuestros ministros están haciendo grandes sacrificios para el Señor y Su Iglesia. Unos reciben poco o nada de dinero por sus labores, no obstante, siguen ofreciendo lo mejor al Señor. Unos declinan recibir dinero por su ministerio y otros regresan la mayoría o todo a la obra del Señor. Estos ministros conocen en verdad por quién está trabajando, y el Señor será fiel en recordar su labor de amor. ¡Grande será su galardón en el cielo!

Otra área que afecta nuestra habilidad para edificar la casa de Dios, y nuestros hogares personales, es el sistema financiero que se ha desarrollado en el hogar. El crédito que fácilmente se consigue en la sociedad moderna se ha convertido en una trampa para muchos de nuestros ministros y miembros. Tenemos la tentación de hundirnos más y más en la deuda a fin de conseguir una casa más bonita, un automóvil más nuevo, mejores muebles, etc., y antes de darnos cuenta nos encontramos en una esclavitud financiera de modo que no podemos vivir de los fondos que Dios ha puesto a nuestra disposición. Por consiguiente, conseguimos un empleo adicional para tratar de llegar a fin de mes, y tenemos menos tiempo para nuestras responsabilidades con Cristo y Su Iglesia. Debemos tener en mente las palabras del Apóstol Pablo, “Empero grande granjería es la piedad con contentamiento. Porque nada hemos traído á este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, seamos contentos con esto” (1 Ti. 6:6-8). Si verdaderamente creemos que el Señor viene pronto, como a menudo predicamos, entonces demos menos tiempo a la búsqueda de los tesoros terrenales y más a los tesoros celestiales.

Cada miembro de la Iglesia de Dios deberá esforzarse por tener en primer lugar las cosas de Dios. Una gran parte del sufrimiento que sufrimos en esta vida es simplemente el castigo del Señor debido a algún área de nuestras vidas donde nos hemos equivocado en el orden de las prioridades. “…Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido. Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo” (He. 12:5, 6). Esto fue lo que Dios hizo con el pueblo al cual Hageo le habló. Él los castigó a fin de que consideraran sus caminos y se examinaran a sí mismos para que descubrieran la razón por la cual no eran bendecidos. Al darse cuenta de esto y después de hacer cambios el pueblo recibió las bendiciones de Dios en sus vidas, y pudieron terminar la construcción de Su templo.

Es fácil razonar, formular e improvisar cuando tratamos con Mammón, pero debemos recordar que Dios no funciona con un presupuesto limitado. Él no se ve limitado por el fluir de fondos, un salario por horas y los beneficios, inflación y recesiones. Cuando Dios envió a Elías a Sarepta durante un tiempo de hambre, Él le dijo a Elías que sería sustentado por una viuda que estaba viviendo allí. Cuando llegó Elías se dio cuenta que la dama estaba preparando su ultimo puñado de harina para su hijo y para ella. Después de esto ella y su hijo solamente esperaban morirse de hambre (1 Reyes 17:12). El razonamiento humano podría haber primero considerado que Elías se había equivocado al creer que Dios le suministraría a través de esta viuda. El razonamiento humano le hubiera aconsejado a ella retener lo poco que tenía y no ofrecerle ofrenda al varón de Dios. ¡Ciertamente Dios no esperaba que ella sustentara la obra de Dios al estar en una situación tan extrema!

Afortunadamente Elías entendía que el dilema del hombre es la oportunidad de Dios. En primer lugar él mandó a ella que le diera de comer a él primero, y después que ella comiera y su hijo—prometiéndole que Dios no dejaría que su tinaja de harina escaseara, ni se disminuyera la botija de aceite, hasta que se terminara el hambre (V. 14). A medida que obedeció la Palabra de Jehová ella descubrió que Dios bien podía suministrar sus necesidades. Si ella hubiese respondido al razonamiento humano y no obedecido a Dios, ella y su hijo hubieran muerto. Al elegir sustentar el ministerio (poniendo el reino de Dios en primer lugar), ella encontró el favor de Dios y sobrevivió a expensa de Su provisión milagrosa. ¡Qué glorioso Dios servimos! Él siempre está presto para demostrarse ante aquellos que le obedecen plenamente.

Otra vez, el Apóstol Pablo tiene una admonición para los que desean agradar a Dios: “Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden á los hombres en perdición y muerte. Porque el amor del dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, á la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos” (1 Ti. 6:9-12).

No podemos permitir que nuestro trabajo sea en vano a medida que buscamos edificar nuestras propias casas y edificar la casa de Dios. Si mantenemos nuestras prioridades en orden (las cosas espirituales en primer lugar), y obedecemos los mandamientos de Dios, ¡podemos esperar la hora de los milagros más grandes que hayamos visto a medida que el Señor demuestre Su poder para suministrar a cada necesidad!

EL PODER DE LA CRUZ

Vivimos en un mundo deseoso por el poder. Algunos líderes políticos quieren poder libre para gobernar sobre los ciudadanos de su país. Los dictadores a menudo buscan el otro lado de la frontera en el bienestar de otro país y utilizarán el poder militar para hacer lo posible por destruir a su vecino y obtener sus bienes. Unos cuántos desean el poder de armas nucleares con las cuales ellos pueden aniquilar a sus enemigos. Hay sindicatos obreros que quieren ejercer poder para promover el beneficio de aquellos que están en el sindicato. Grupos con interés especial están constantemente presionando para ejercer gran poder e influencia en la sociedad. Grupos ambientalistas, mujeres e hijos con derechos activistas, homosexuales, y un sinnúmero de otros son rivales de poder para poner sus causas particulares en paralelo. Muchos de éstos creen que si ellos pueden obtener suficiente poderío de dinero, prestigio, respaldo político, u obtener suficiente "poderío de la gente" para apoyarlos, su causa puede ser ganada, y la sociedad estará en mejor posición que esa.

 En La Iglesia de Dios también buscamos por el poder, pero el poder que estamos buscando no es de este mundo. Nuestra concentración es en el poder espiritual, el poder de Dios que trae salvación a las almas perdidas. Deseamos ver el poder de Dios sanar a los enfermos, resucitar a los muertos, echar fuera demonios, y obrar toda clase de milagros. Queremos el poder que traiga convicción a las personas de sus pecados y luego los convierta de pecadores a santos. ¡Oh, cuánto necesitamos este poder divino a fin de que la Iglesia cumpla su misión en este mundo! Este poder celestial, y espiritual es más valioso que otro poder en la tierra y le hará muchísimo bien a la humanidad que todo lo político, militar, financiero y otros poderes combinados.

 El poder que buscamos liberta a los hombres del pecado, de la muerte, y del infierno. Llega al corazón y al alma y cambia a los hombres pecadores viles, corruptos, egoístas e interesados a personas santas, amorosas, y pacíficas quienes serán una bendición para cualquier sociedad. Este es el poder que buscamos y es el poder que debemos tener para realizar la voluntad de Dios en la tierra. ¿Quién entre nosotros no ve más de la necesidad de este "poder de lo alto" para ayudar a lograr que se haga el trabajo? Sin él somos inútiles Y estamos perdidos en cuanto a hacer algo de valor eterno. Con él podemos mover montañas, y ver que el evangelio sea llevado hasta los confines de la tierra, convirtiendo a multitudes para Cristo y Su Iglesia.

 ¿Pero qué exactamente es la fuente de este poder? ¿Y cómo la ponemos a trabajar?

 "Porque para los que se pierden, el mensaje de la cruz es locura; pero para nosotros que somos salvos, es poder de Dios" (1 Co. 1:18).

 ¡Hay la respuesta! ¡El mensaje de la cruz es poder de Dios! Si queremos ver el poder de Dios que se manifieste más, entonces necesitamos predicar más acerca de la cruz. Es en la cruz que Dios le ofrece salvación al género humano.

 No hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos, excepto el nombre de esa persona que sufrió en la cruz por los pecados del mundo. Es sólo mediante la sangre derramada de Jesucristo, el unigénito hijo de Dios, que podemos ser limpios de nuestros pecados. Alabado sea Dios por el “…Salvador nuestro, Jesucristo; quien se dio a sí mismo por nosotros para redimimos de toda iniquidad, y purificar para sí un pueblo peculiar, celoso de buenas obras" (Tít. 2:14).

 La sangre de Cristo tiene el poder para santificar nuestros corazones, derrotar y destruir nuestra naturaleza innato, corrupta, de ese modo permitirnos vivir en santidad y justicia todos los días de nuestra vida. "Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él, para que el cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado'' (Ro. 6:6). "En esa voluntad nosotros somos santificados, mediante fa ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez" (He. 10:10).

 Hay que tomar en cuenta el padecimiento de nuestro Señor para proveer sanidad divina para nuestros cuerpos, "Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos" (Sal. 129:3). Cristo padeció azotes crueles que le hicieron heridas grandes y profundas en Su espalda, y ¿con qué propósito? La agonía y el dolor de esos azotes era para proveer suficiente poder para sanar toda enfermedad y toda dolencia, de modo que todos aquellos que confían en Él puedan declarar, "por sus heridas fuimos nosotros sanados" (ls. 53:5).

 Además, fue en la cruz que Jesús compró La Iglesia de Dios, la novia de Cristo. Los ministros de Dios fueron puestos “... para apacentar la iglesia de Dios, la cual Él compró con su propia sangre” (Hechos 20:28). El Dios eterno nunca olvidará el precio que el Hijo de Dios pagó por la Iglesia, y podemos estar seguros de que Dios no fallará en cumplir Sus promesas para salvarla, perfeccionarla, y presentársela gloriosa para sí e inmaculada en el día del rapto (Ef. 5:27).

 Realmente, el mensaje de la cruz es poder de Dios. No es la cruz, por decirlo así, que nos salva, porque la cruz estaba pero en el madero sobre el cual nuestro Señor fue inmolado. Fue el padecimiento de Su muerte que proveyó el poder para la salvación. Cuando decimos que nos gloriamos en la cruz no queremos decir que vemos la cruz de madera como nuestro Salvador. Esto sería idolatría. No, nosotros nos referimos a la cruz como el poder para la salvación como para poder énfasis en Cristo, quien padeció en la cruz para el poder Dios traernos salvación, santificación, sanidad, y comprar la Iglesia de Dios.

 Algunos predicadores emplean mucho tiempo meditando sobre el poder de la resurrección más del que ellos emplean en el poder de la cruz. El mensaje de la resurrección de los muertos no debe ser desatendido, sino que este poder no puede ser notorio a menos que uno primero haya experimentado el poder de la cruz. Las personas tienden a pasar por alto la cruz debido a que trata con la soberbia y el pecado. La naturaleza humana más bien sería elevada con el poder de la resurrección que humillarse ante la cruz. Pero es muy importante el poder obtenible en la cruz ya que Pablo declaró, "Mas lejos esté de gloriarme, salvo en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gá 6:14).

 Los hombres soberbios de buena gana se glorían en la operación de los dones del o en algún otro aspecto de los ministerios poderosos de Dios, pero cuántas veces escuchamos a alguien decir, "! Me glorió sólo en una cosa-en la cruz del Señor Jesucristo! Lejos esté de mí gloriarme en alguna otra cosa".

La Biblia dice que el mensaje de la cruz es poder de Dios. Predicadores, si queremos más poder, prediquemos más en cuanto a la cruz de Jesucristo, y todo ha sido adquirido por aquellos que creen. ¡Miembros, si queremos más poder, alleguémonos a la cruz y descubramos el poder que Dios tiene disponible allí!

 "Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: para /os judíos tropezadero, y para /os gentiles locura. Pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios" (1 Co. 1:22-24).

 Aquí Pablo nos dice que hay tres maneras de buscar a Dios. La primera es la manera de los judíos que piden señales. Luego hay la manera de los griegos, que buscan sabiduría (filosofía). Ambos de estos métodos resultarán en pérdida. La tercera manera de buscar a Dios y la única manera para hallar a Él es mediante la crucifixión de Jesucristo. Dios instituyó que es en la cruz donde se halla Su poder y sabiduría, y esto probará que es en vano buscar por Él mediante algunos otros medios. Sí, debemos predicar en cuanto a la cruz, aunque sea tropezadero para todos los buscadores de señales alrededor de nosotros, y locura para todos aquellos que buscan hallar a Dios mediante la sabiduría de los hombres. Solamente la cruz nos trae al verdadero poder de Dios.

 Pablo proclamó que era mediante la cruz que él fue crucificado para el mundo y el mundo fue crucificado para él. ¡Qué gran poder nos espera en la cruz! No podemos conocer el poder del Espíritu Santo hasta que primero recibimos el poder de la cruz. El pecado y el mundo deben ser crucificados antes de que podamos entrar en la plenitud espiritual del poder de Dios. Y aquí yace el problema para aquellos que están buscando el poder del Espíritu Santo, pero nunca han recibido plenamente el poder de la cruz. Ellos todavía mantienen sus pecados predilectos y los deseos mundanos. Hasta que ellos se alleguen a la cruz y permanezcan ahí hasta que en realidad sean lavados con la sangre de Cristo y se aparten del mundo, ellos nunca podrán conocer las profundidades del poder del Espíritu Santo.

 El ser crucificado significa estar muerto. Pablo estaba muerto para el mundo. Pablo no deseó nada que fuera pecaminoso, altivo, obstinado, andar en placeres mundanos. Y Pablo fue crucificado para el mundo. Los placeres pecaminosos, entretenimientos, y aspiraciones carnales no tenían lugar en su corazón, porque el pertenecía totalmente a Cristo y vivía sólo una vida-la vida que glorificaba a Dios.

 Por supuesto que, la cruz no debe permanecer sola en nuestro mensaje. Mediante el poder de la cruz obtenemos y mantenemos nuestra salvación, pero no debemos dejar fuera el mensaje de la resurrección. Esto es importante, ya que el propósito y efectos de la cruz sirven para hacernos dignos de la resurrección de los justos en ese día que Jesús vuelva por los redimidos.

 "Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también /os que durmieron en Cristo perecieron. Si sólo en esta vida esperamos en Cristo, somos los más dignos de lástima de todos /os hombres" (1 Co. 15:17-19).

 Es en la resurrección de los justos muertos y el rapto de la Iglesia del Dios viviente que todos los beneficios de la cruz serán revelados. Los cuerpos mortales debilitados y enfermos en que hemos vivido serán transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos. En ese instante lo mortal será vestido de inmortalidad, lo corruptible será vestido de incorruptible: sorbida es la muerte en victoria. No brotarán más lágrimas de nuestros ojos, ni gemiremos más junto a la tumba, ni habrá más llanto, ni enfermedad, ni dolor, ni muerte. Qué día, glorioso será ese día.

 El poder de la cruz y la gloria de la resurrección nos da el propósito para nuestro trabajo misionero alrededor del mundo. Queremos ganar a todos los que podamos entre tanto que podemos. La vida eterna es muy valiosa y la condenación eterna muy horrible para nosotros tener en poco orar, ofrendar, testificar, y cualquier otra cosa que podamos hacer para compartir el mensaje de Dios con el mundo.

 "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Co. 15:55). ¡Cristo, en una cruenta cruz ha destruido a las dos! La cruz y la tumba vacía testifican que ellas fueron vencidas. ¡Amén, y Amén!