martes, 5 de abril de 2016

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?


¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No son de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá. Santiago 4:1-4, 7.

Cuando meditamos en este pasaje, cualquiera podría pensar que no está dirigido a la Iglesia Universal de Dios; por cuanto expresa la razón por la cual se originan la mayoría de malos entendidos entre los hermanos, y entre el liderazgo en el pueblo de Dios. Y por cuanto se supone que los miembros de la Iglesia de Dios, por ser un pueblo redimido; está exento de la codicia. Pero no es verdad, pues según el apóstol Santiago; la razón o la causa por la cual el pueblo de Dios no disfruta de un extenso período de paz, no es otra cosa sino la codicia o la envidia. Pues las luchas y las pasiones dentro de nosotros se derivan en muchas ocasiones por el deseo o el anhelo ya sea de acumular riqueza o posesiones, o por el empuje en pos del prestigio, o por el deseo de placer de los apetitos físicos, éstas poderosas fuerzas están obrando dentro de nosotros; y nunca nos damos por satisfechos, siempre queremos más. La Iglesia ha pasado por grandes fracasos, pues para nadie es un secreto que uno de los más grandes fracasos la silenció por 1578 años, luego cuando Dios la levantó del oscurantismo; veinte años después, volvió a sucumbir en otra apostasía parcial; setenta años después, tuvimos que soportar otra vergüenza dolorosa que no esperábamos, y nos vino en el momento cuando ya creíamos que habíamos superado la inmadurez, y que nos enfilábamos hacía el cumplimiento del propósito de Dios. Pero lo más triste es que dentro del pequeño remanente que se paró para continuar sosteniendo los mismos principios, todavía quedaron residuos de codicia y avaricia por lo cual continuaron algunos aprovechando el momento y sacando provecho personal. Cualquiera podría pensar que ya se había terminado, pero no es verdad todavía hay dentro de nosotros individuos que parecen buenos líderes, y que manifiestan ser los abanderados de la santidad, que no están satisfechos con la doctrina y que consideran que la Iglesia debe abrasar más puntos o verdades importantes a fin de satisfacer sus deseos, de verse como los que poseen el don de completar lo que le falta. Estos individuos están fomentando o impulsando temas de doctrina que se supone que ya estaban superados, y no lo están haciendo por el canal correspondiente, pues se supone que la iglesia tiene un comité de doctrina a donde se debe presentar todo punto de vista para someterlo a discusión en asamblea general. Pero lo están haciendo aprovechando la influencia personal, y la fama y la confianza que han ganado. Entre estos temas, están en primer lugar el prohibir el uso del pantalón en la mujer, un tema que se viene siendo arrastrando desde que éramos la I.D.D.D. P. El usar el símbolo de la Cruz, el prohibir la celebración de la navidad, un tema que la Iglesia y las Escrituras dejan a discreción personal, el condenar también la celebración de la semana santa, solo porque el mundo la celebra, el corte del cabello, y muchos otros temas que ya se han discutido en asambleas general y que se supone que ya han sido evacuados.

¿por qué no se usan los canales correspondientes?, si tenemos buenas intenciones, ¿por qué no se atreven a desinnorar a la membresía ?, porque no quieren perder el capital político que ha ganado en todo este tiempo atrás, prefieren culpar a los americanos de ser muy condescendientes en asuntos doctrinales, lo cual no es verdad. Yo no soy nada en la Iglesia, pero sí hemos prevalecido hasta este momento como Iglesia de Dios se lo debemos a los hermanos americanos, que son los que siempre han resistido y discernido el mal. Aunque ha habido algunos que ha sucumbido, pero el remanente que siempre ha prevalecido y el que siempre ha llevado el peso de la responsabilidad han sido ellos. Lo que me motiva a decir éstas cosas es: porque pienso que mientras los intereses de sacar provecho personal, no desaparezcan de nosotros y especialmente por los que están en puestos de eminencia, las guerras y los debates entre nosotros no van a terminar. Es responsabilidad de los dirigentes enseñar la verdad a la membresía, una verdad libre de levadura farisaica, libre de pretender ser nosotros los niños bonitos, no somos nosotros, nosotros éramos y podemos volver hacer unos miserables de nuevo si no hacemos un alto, sino expulsamos la codicia y la avaricia de ser personas de renombre, o buscar nuestro propio prestigio personal. Como miembro de la Iglesia de Dios hago un llamado a la membresía de La Iglesia a que, por todos los medios, nos esforcemos por estudiar todos los materiales de los que disponemos en la Iglesia de Dios, y ya nos prestemos para colocar en un pedestal a los que están sobre nosotros, amémoslos y respetémoslos, pero no los endiosemos. No debemos fundamentar nuestra relación personal con Dios en torno a un hombre , nuestra relación personal deba estar en torno a la persona de Cristo , el cual es nuestra cabeza y nuestro comandante en jefe , por el amor de Dios pidamos discernimiento del espíritu , sí queremos tener todo lo que necesitamos , solo tenemos que pedirlo , no tenemos que ser como los partidos políticos , donde la gente anda levantando a sus líderes en sus hombros , pongámoslo en oración ayudémosles en todo lo posible , pero cuando están sosteniendo principios que la Iglesia no sostiene , tengamos el carácter de confrontarlos con la verdad . No seamos cobardes, Dios no nos ha dado espíritu de temor, sí hemos conocido la verdad debemos permanecer libres, y no congraciarnos simplemente por agradar al hombre.

Ya es tiempo que tengamos nuestro propio discernimiento de la cosa, no debemos continuar siendo títeres o niños llevados de todo viento de doctrina.

~ Ministro José Urbina