martes, 19 de diciembre de 2017

MANTENIENDO A CRISTO A LA VISTA

Sentimos un profundo sentimiento de preocupación por la paz, la pureza, y el progreso de la Iglesia, la cual es la institución mas importante y significativa en el mundo, y tiene una tremenda responsabilidad de Dios de “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). Con ese pensamiento en la mente, he escrito y compartiré lo siguiente.

Un hombre estuvo presente en un ensayo para una banda de masa de 500 piezas en un festival de bandas donde varios miles de músicos se reunían anualmente.

El maestro de esta gran banda fue el director de banda más importante de su época. Durante algún tiempo en el ensayo, los miembros del grupo se sentaron fascinados por las maravillas que se estaban trabajando con tales instrumentos. Pero de repente este maestro de bandas paró el ensayo para dar algunas instrucciones a la sección de trompetas, y cerró sus observaciones diciendo, “Caballeros, si usted no puede mirarme, usted está tocando mal.” Luego continuó el ensayo y la música que antes había sonado bien ahora parecía perfecta por este esfuerzo. Los muchachos se olvidaron de todo, excepto del hecho que estaban tocando en la banda de un gran maestro, y ellos mantuvieron sus ojos en él.

Al igual que esta banda de masas con su gran director de banda, hay momentos en los que el Gran Maestro de Bandas del cielo observa que estamos fuera de armonía y estamos tocando mal. Esto tiende a suceder por la misma razón que les sucedió a estos caballeros. Algunos han quitado sus ojos de Jesús–los han puesto en un problema o en una persona. Si bien es preocupante para Él que no estamos en armonía unos con otros, es aun mas grave que por este hecho no estamos en armonía con Él, El oró al Padre en Juan 17:21-23, “Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste. Y yo, la gloria que me diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean consumadamente una cosa.”

Aunque Él mira la inmensa muchedumbre, Él no juzga por lo que ve–Su oído está atento al sonido que está siendo hecho por el corazón, y Él está escuchando el sonido armonioso de unidad de GOBIERNO, DOCTRINA y PROPÓSITO. Creo que Dios dijo a Samuel “Porque Jehová mira no lo que el hombre mira; pues que el hombre mira lo que está delante de sus ojos, mas Jehová mira el corazón” (1 S. 16:7), y Jesús dijo, “Porque de la abundancia del corazón habla su boca” (Lucas 6:45). Vea, podemos ver en parte, pero gloria a Dios que Él está escuchando el sonido de nuestros corazones y cuando algo está fuera de tono, Él es capaz de decir, “¡DETENTE! Si no puedes verme, estás tocando mal.”

Jesús dijo, “Les he dado tu palabra” (Juan 17:14) y esa Palabra es la regla de fe de La Iglesia de Dios y todos debemos mantener nuestros ojos en Él o nos encontraremos “tocando mal” y fuera de armonía con Cristo y unos con otros.

Probablemente no hay nadie mejor calificado que un director de banda para saber si el grupo está o no en armonía. Sus muchos años de experiencia dirigiendo y su agudo conocimiento de las notas y sonidos musicales le permiten escuchar una banda fuera de armonía, mientras que la multitud de espectadores, e incluso los miembros de la banda, parecen sentir que todo suena bien y todos están tocando bien. Pero el excelente director de banda no se conformará con una banda bien sonora; Él hace todo lo posible para llevar el ritmo armonioso y el sonido a la perfección. Él sabe que la única manera que esto sucederá es si todos en esa banda de masa mantienen sus ojos en él mientras dirige.
¡En este gran ensayo de la vida, Jesús el Gran Maestro de Bandas, no se conformará con nada menos que el perfecto y armonioso ritmo y el sonido de un Poderoso Ejército con estandartes! Debemos mantener nuestros ojos en Él y en Su Palabra, todos –miembros y ministros igualmente–debemos ser fieles a todas las enseñanzas bíblicas, la doctrina de la Iglesia y las recomendaciones de Asamblea, o pronto estaremos fuera de armonía. Él no sólo tiene las hojas de música, por así decirlo, por las que Él dirige el sonido de esta banda, sino que Él, Cristo, es de hecho el Autor de toda la música a la que deben tocar nuestros tambores y deben tocar nuestras trompetas. Él tiene pleno conocimiento y es capaz de juzgar correctamente si estamos en armonía o no a pesar de lo que todos piensan, o lo que pensamos.

Pablo el apóstol, este “perito arquitecto” de la Iglesia, como él lo llevó a cabo por la guía divina y la autoridad para la Iglesia de Dios, dijo estas preguntas: “¿Fué crucificado Pablo por vosotros? ¿o habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?” (1 Co. 1:13, 14), y, “¿Qué pues es Pablo? ¿y qué es Apolos?” (1 Co. 3:5). Allí en esa Iglesia de Corintios ellos tenían un montón de cosas sucediéndoles. Ellos tenían la gracia de Dios, fueron enriquecidos por Él–ricos en doctrina, enseñanza y palabra. Ricos en conocimiento y sabiduría moral, esta Iglesia tenía el testimonio de Cristo confirmado por la predicación de Pablo, sin duda confirmada por señales y maravillas. Rodeado por millones de personas en esa ciudad, la Iglesia parecía sobresalir a todos– Pablo dijo, “De tal manera que nada os falte en ningún don” (1 Co. 1:7). Quizás ellos tuvieron fe, sanidad, milagros, profecía discernimiento de espíritus, diversas lenguas e interpretación de lenguas. Esta Iglesia ha sido llamada a la maravillosa comunión de Su Hijo.

Pablo dijo en sus escritos, “santificados en Cristo Jesús”—esta fue su descripción de los que componían esta iglesia. Aparentemente, esta iglesia tenía el testimonio de que era una iglesia santificada. Seguramente, los miembros de esta iglesia mostraban la vida santificada ante todas las personas. Ellos mostraban el Fruto del Espíritu, y Dios estaba en control de su vida cotidiana en la medida en que el apóstol tiene este testimonio– ¡fueron santificados! Ese es un buen testimonio para que cualquier iglesia local lo tenga hoy. ¡Ese es un buen testimonio para que toda la Iglesia de Dios lo tenga–¡que ella es una Iglesia santificada!

Pablo dijo, “llamados santos.” Una persona puede no conocer los motivos o motivos por los que Dios lo llama y Jesús lo salva, pero no hay duda sobre el propósito de ese llamamiento y redención. Es “guardarse sin mancha de este mundo” (Stg. 1:27). Estar sin mancha e irreprensibles ante Él–ser un santo de Dios.

Todo parecía bien, como una banda bien sonora. Para al ojo inexperto y el oído inexperto, no se podía pedir nada más.

Entonces, ¿Por qué las preguntas penetrantes? ¡Fue porque mientras ellos pudieron haber estado haciendo un sonido decentemente bueno ante muchos, ante los oídos del el Gran Maestro de Bandas no estaban en perfecta armonía, perfecta unidad, y perfecto amor! Aquí era algo que ellos estaban fallando en ese momento en el tiempo, esto fue para presentar un frente unido para un objetivo común. Este hombre Pablo dijo, “Porque me ha sido declarado de vosotros” (1 Co. 1:11); en otras palabras, “He escuchado el sonido de una banda sin armonía. Hay algunos que quieren tocar la música de Apolos. Hay algunos que quieren tocar la música de Pablo. Hay algunos que quieren tocar la música de Cefas. Hay algunos que quieren tocar la música de Cristo.” Por supuesto parafraseando. Había el sonido de la división, el sonido de la contienda, el sonido de pelea, murmullos, susurros, envidia, ira, contiendas, protuberancia, turbación (2 Co. 12:20) en la Iglesia de Dios.

La Biblia dice, “Y os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan: Y que los tengáis en mucha estima por amor de su obra. Tened paz los unos con los otros” (1 Ts. 5:12, 13). Por supuesto, debemos dar a nuestros líderes y ministros este tipo de reverencia y honor– eso es lo que la Biblia enseña, pero no en la medida en la que nuestra esperanza y confianza sea transferida de la Cabeza de la Iglesia a un hombre, no importa cuánto Dios lo use.

Pablo no quería decir que se trataba de “partidos” o “facciones” entre ellos. No. Pero esta palabra división es “schisma” que correctamente significa “despedazar o rasgar.” Él estaba señalando que había una “rasgadura” en la unidad de la Iglesia. Así que les ruega que dejen de separarse. Él les suplica que dejen de rasgar el Cuerpo de Cristo.

¡Los ministros de Dios no han sido colocados en la Iglesia para que ellos puedan convertirse en nuestros representantes, sino embajadores de Cristo! Los evangelistas, pastores y maestros tienen un trabajo que hacer para Dios– “para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:11-13).
Ninguno de estos hombres mencionados fue acusado o culpable de predicar algo doctrinalmente erróneo. Estoy seguro de que todos ellos tenían su forma única de presentar el evangelio y predicar el mensaje de “todas las cosas,” pero nada de eso fue un descalificador. Entonces, ¿Por qué la selección de un hombre? Por qué motivos ellos escogieron a un hombre y luego dijeron “Yo soy de uno o de otro”. Ciertamente no fue porque ninguno de los hombres antes mencionados estaba tratando de ganar algún tipo de voto popular entre la gente. Y nunca debería ser así hoy tampoco. Que Dios nos ayude que ningún ministro o líder en la Iglesia sea hallado culpable de un crimen tan horrible. Dios nos ayude a que ningún predicador del evangelio y ministro licenciado de la Iglesia no se permita jamás jugar en este espíritu erróneo.

El problema era la carnalidad en la Iglesia. Parecería que algunos habían errado en su enfoque y puesto sus ojos en un hombre. ¿Podría ser que algunos tuviesen interés personal, metas e ideas acerca de cómo ciertas cosas deberían ser llevadas a cabo en la Iglesia y, sin embargo, aunque estos fueran ministros de Dios, estos hombres podrían proteger esos intereses?

Queridos hermanos, quiero que sepan que esta parte del mensaje fue escrita especialmente con muchas lágrimas, oración y agonía ante el Señor. Ojalá pudiera predicar o compartir algo más. Si por mi fuera podría muy bien predicar algo diferente. Dios conoce mi corazón; le he orado y le he dicho que no quiero interponerme en Su camino. Dios sabe que luché con esto. No estoy diciendo que todos en La Iglesia de Dios son culpables de esto, pero percibo que hay suficiente de esto en curso que merece que lo mencione aquí en esta Asamblea.

Veo la iglesia local de Corinto, y La Iglesia de Dios de hoy como un todo, y hago esta comparación. Esta iglesia tuvo la oportunidad, sí la posibilidad, de logar grandes cosas para Cristo, pero este espíritu contencioso, este espíritu divisivo, se le había permitido arrastrarse entre sus medios. No se habían protegido en contra y ahora estaba causando estragos.

Lo que empezó como un pequeño rebaño que tenía la misma mente, el mismo juicio y el mismo interés, y se caracterizaban por ser hospitalarios, humildes, fieles trabajadores de Dios, convirtiendo almas al Señor y cuidándose uno al otro, habían crecido en número y en fama, pero habían permitido la infiltración de un espíritu perjudicial a su bienestar. No sólo se permitía, sino que se estaba tolerando. ¿Se olvidaron de que era una Iglesia para todos? ¿Olvidaron que no era una Iglesia por pasillo, vecindario, distrito, estado o región? No tengo ninguna duda de que la gran mayoría de nuestros ministros y miembros tienen una gran preocupación por el bienestar y crecimiento de la Iglesia. Estoy convencido en mi corazón de que casi todos los ministros están dispuestos a hacer su parte para contribuir a la paz, a la pureza, el progreso y a la perfecta unidad del Espíritu y la fe.
Oh cómo aprecio los escritos de este hombre Pablo, y cómo Dios pudo usarlo. Lo vemos como el “Gran Apóstol Pablo,” ¡Pero aquí él recuerda que no fue él quien fue crucificado por ellos, sino Cristo! ¡Que no fue él quien compró la Iglesia, sino Cristo! ¡Que no fue su palabra la que predicó, sino la Palabra Cristo! ¡No habían sido bautizados en el nombre de algún gran ministro u obispo, sino en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo! Sin espíritu altanero, sin ninguna altivez, él simplemente dirige a todos a Jesucristo—de nuevo a Su Palabra y testimonio. En esencia, él está diciendo, “yo no soy nada, Apolos es nada.” Esto es verdad de nosotros hoy; todos somos nada—sólo siervos e instrumentos en la mano de Dios. Al igual que Pablo y Apolos, todos estamos trabajando juntos para, y con Dios.

¿Me pregunto si no nos haría bien echar un buen vistazo y ver si cada uno de nosotros puede mirar a Jesús desde la posición que estamos tocando hoy en día?

Siento que debo alentar fuertemente a todos los miembros y al ministerio entero de La Iglesia de Dios a permanecer cerca de Jesús y abrazar todo lo que tiene que ofrecer Su Palabra. Escuche atentamente con su corazón y oídos espirituales a la voz del Hijo de Dios, reciba las instrucciones dadas a través de esta gran Asamblea. ¡Trabaje para el Maestro! ¡Trabaje para el Maestro! Mantenga a Jesucristo a la vista y el sonido que la Iglesia hace al presente pronto será el sonido perfecto de unidad y armonía en Espíritu y fe mediante la ayuda de Dios y nuestros esfuerzos voluntarios. Seguramente esforzándonos juntos hacia este fin, y con Cristo a la vista, rápidamente olvidaremos todas las distracciones e interferencias que nos quiten la atención de la causa que hemos abrazado y, como esos muchachos de la banda, nada será más importante sino el hecho de que somos parte de la banda que está tocando las letras compuestas por Cristo el Gran Maestro de Banda. Qué diferencia hace cuando somos dirigidos mantener a Cristo a la vista.

“Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, antes seáis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Co. 1:10).

Obispo Oscar Pimentel, Supervisor General de La Iglesia de Dios

CRISTO, EL SALVADOR DEL CUERPO

“Y viniendo Jesús a las partes de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos. Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:13-18).

“Edificaré mi iglesia,” Siento, son algunas de las palabras más consoladoras que el Salvador ha expresado jamás; palabras de estímulo que siempre nos hará seguir en la lucha. La Iglesia de Dios de la Biblia está hoy porque es Su Iglesia. Simplemente se nos ha dado el privilegio de ser parte de ella. ¡Puesto que Cristo la está construyendo y nada puede detener al Hijo de Dios, no es razonable que cualquier miembro o ministro de la Iglesia se desanime, tema o pierda la fe y piense que Él no puede terminar lo que comenzó!

Me pregunto si Jesús no pensó lo mismo cuando dijo a la Iglesia, “Pasemos de la otra parte” era irrazonable que cualquiera podía tener temor y creer que no lo lograría, ya que Él estaba en el barco con ellos. La Escritura dice, “Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el barco, de tal manera que ya se henchía” (Marcos 4:37) y corrieron a Jesús diciendo, “¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos?” (v.38) y Jesús se levantó y calmó su tormenta, pero Él preguntó, “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Como no tenéis fe?” (v.40).

He descubierto que un barco con velas depende de algunas cosas para mantener su movimiento hacia adelante; dos de los cuales son la fuerza del viento y la resistencia del agua–fuerza y resistencia son ambos necesarios. Así que no te desesperes, amigo mío, cuando los vientos contrarios soplan contra ella, o encontramos resistencia a medida que avanzamos a lo largo del camino recto y estrecho. La dirección en la que navega el barco no depende de la dirección del viento. No importa de qué dirección proviene o de quien proviene. ¡La fuerza del viento, sea amistoso como el día de Pentecostés o traicionero como en este día en Marcos, solo ha servido para impulsar este Barco hacia adelante!

“El dijo, e hizo saltar el viento de la tempestad, que levanta sus ondas” (Sal. 107:25). ¡Dios manda a los vientos! O bien Él envía el viento, como el viento impetuoso y poderoso que soplaba sobre los que estaban en el aposento alto llenando sus velas; o Él permite que vengan porque Él tiene un gran propósito en él y al final, Él recibirá la gloria.

¿Qué beneficio tiene el barco en el mar si los vientos no soplan? ¿Cómo se llenarán sus velas y las harán avanzar? La Biblia dice, “El fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra” (Sal. 148:8). ¡El viento que soplaba en Marcos 4 sólo soplaba mientras el Señor lo permitía, pero una vez que Él se levantó y habló hubo una gran calma y llegaron a la orilla! A través de todas las adversidades, pruebas, vientos, olas y fuerza de resistencia que la Antigua Nave de Sion ha encontrado, ella sigue navegando hacia ese puerto de santidad. ¡No pierda la esperanza mi amigo, Jesús es su Capitán! ¡Quédese a bordo!

Permítame contar algunas de las personas y cosas que intentaron detenerlo y consideremos el final de esas cosas y ser alentados. Herodes el Grande intentó detener la venida del Hijo de Dios, pero fue en vano. El registro de su fallecimiento se encuentra en los evangelios. Mateo simplemente lo registra de esta manera, “Mas muerto Herodes” (Mt. 2:19).

Satanás trató de acosarlo, pero recibió esta severa reprensión de Jesús, “Vete de mí, Satanás” (Lucas 4:8).

Los Escribas y Fariseos trataron de matarlo, “…y nadie le prendió; porque aun no había venido su hora” (Juan 8:20).

Judas Iscariote, uno de los suyos, lo traicionó, lo vendió por unas cuantas piezas de plata. Otro lo negó, Todos lo dejaron solo. Los soldados romanos lo menospreciaron. El látigo rasgó Su carne. La corona de espinas se clavó en Su cráneo. La vergüenza era un reproche. La cruz que llevaba era pesada. Los clavos no mostraron piedad. La lanza atravesó Su costado. ¡Pero nada de esto puedo detener al precioso Cordero de Dios!

¡La muerte, el ultimo enemigo, mostró su cara fea, pero fue absorbida en victoria! Nada podrá o puede detener al Hijo de Dios. Él edificará Su Iglesia. Lo que puso en marcha antes de la fundación del mundo continuará en la eternidad.

Saulo de Tarso trató de detener el progreso de Su institución divina sólo para descubrir que Jesús de Nazaret todavía estaba muy vivo. ¡Aun vive y reina para siempre! “Edificare mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella,” son las palabras de Cristo. Saulo pronto se enteró, como cualquier hombre que se compromete a dañar Su Iglesia, ya sea dentro o fuera de la Iglesia de Dios, que perseguir a la Iglesia es perseguir a Cristo mismo–¡Ella es la niña de Su ojo!

Los hombres religiosos intentaron detener este programa de edificación de Dios. Los falsos hermanos en la Iglesia han hecho sus intentos. Los hombres que se arrastraron inadvertidamente han tenido su parte justa de ataques en contra de la Iglesia que Él está edificando. ¡Los credos de hombres y doctrinas de demonios vinieron sobre ella, la oscuridad la cubrió, el tiempo trató de sobrevivir en ella, pero es de Dios y no puede ser derrocada!

Cuando Teudas fue asesinado, sus 400 seguidores fueron dispersados y reducidos a nada. Cuando Judas de Galilea pereció, sus muchas personas se dispersaron. Pero cuando Jesús murió, ¡Él siguió viviendo, así como Su Iglesia–Sus fieles seguidores! ¡Ella no es el consejo o el trabajo de ningún hombre! ¡Esta es la Iglesia del Dios Vivo! La Biblia dice, “¿Pues qué diremos a esto? Si Dios por nosotros, ¿Quién contra nosotros?” (Ro. 8:31). Jesucristo “da la salud al Cuerpo” (Ef. 5:23).

Imagine, si usted quiere, para ser comparados, cuando Simón Pedro, percibiendo que Jesús estaba en peligro/ dificultad/ riesgo, sacó su espada y tomó el asunto en sus manos para defender el cuerpo de Cristo allí en el Gethsemaní, pero Jesús no tenía nada de eso y le dijo que guardara su espada–¡Su Padre estaba en control!

Ahora, para la comparación, en nuestros días algunos pueden percibir que el cuerpo de Cristo está en peligro. Pero usted no necesita ser el salvador del Cuerpo porque Dios está en control. No necesitamos tomar las cosas en nuestras propias manos, sacar nuestras espadas cuando tenemos la Espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios. Ella sólo tiene un Salvador y aun su nombre es Jesús. ¡Jesucristo es su fuente de autoridad, dirección y vida!

Oscar Pimentel, Supervisor General, La Iglesia de Dios

LA DOCTRINA DE CRISTO

Sea equivocado o no, creo que nunca hubo un momento en la historia del cristianismo cuando había tanta infidelidad en el exterior con respecto a la predicación y enseñanza de las doctrinas bíblicas básicas como convicción, arrepentimiento, justificación, santificación instantánea, vida santa, bautismo con el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas como el Espíritu les dé que hablan, el divorcio y el pecado de volverse a casar, fornicación, etc.

En el cristianismo miles de argumentos se han hecho en contra de estos y otras enseñanzas bíblicas y la fe de muchas personas ha sido socavada por argumentos no bíblicos y sofisticados que se están vendiendo por toda la tierra en contra de la doctrina de Jesucristo.

Es triste ver que el espíritu que ha estado en el mundo para eliminar y callar la predicación de algunos, si no de la mayoría, de estas doctrinas y enseñanza bíblicas básicas, ha encontrado tantos defensores en los pulpitos de muchas iglesias llamadas cristianas. Esto nunca será cierto de La Iglesia de Dios de la Biblia porque ella es “columna y apoyo de la verdad” (1 Ti. 3:15); este es su llamado, este es su propósito antes de la fundación del mundo. Ya que la cabeza de la Iglesia es Cristo y ella recibe su esencia de vida de Él, La Iglesia de Dios está bajo la obligación celestial de no solo guardar y proteger toda la doctrina bíblica sino PREDICARLA Y PUBLICARLA.

Hay un idioma y herencia que mis hijos no entienden o comprenden verdaderamente como yo los conozco y los he comprendido. He sido un poco negligente respecto a esas cosas. Es la lengua mexicana española y la herencia mexicana de mis padres, abuelos y bisabuelos. Si usted no lo sabía, soy de origen mexicano. Mi hijo es consciente de esto y también mis hijas. Son conscientes de que mis padres son originarios de México y sus padres antes que ellos. Mis hijos pueden ver físicamente en mis rasgos las cosas que me identifican como de ascendencia mexicana. Ellos pueden ir y dar un vistazo a mi certificado de nacimiento y encontraran los nombres de mis padres con el país de su origen. Pero simplemente porque son nuestros hijos y pueden ser conscientes de la información escrita no significa que han aprendido a hablar el idioma y abrazar esa herencia. Tendré que hablarles en el idioma de mis antepasados para que puedan oír la pronunciación de sus palabras y aprender a hablarla; y tendré que sumergirlos en la cultura de mis antepasados para que la vivan, si mi esperanza es que no pierdan esa herencia por completo. No van a ser conscientes de esta información simplemente por tenerla escrita guardada en una caja en la parte superior de un armario en algún lugar, y luego esperar que ellos la obtengan, sino que voy a hacer un fuerte esfuerzo para mantener el idioma y el patrimonio ante ellos constantemente.

Iglesia de Dios, tenemos un idioma y una herencia espiritual que transmitir a nuestros hijos naturales y espirituales y a otros, y no es suficiente con simplemente tener doctrina en nuestros tratados y libros y que éstos estén escondidos en una caja en un estante en alguna parte, pero vamos a mantenerla ante la gente. No podemos estar inactivos, porque cuando la doctrina deja de ser predicada fuerte y constantemente, tarde o temprano deja de hablarse—tarde o temprano deja de creerse no solo por la congregación, sino por el propio ministro.

No debemos pensar por un momento que Satanás no intentará o no ha intentado inyectar en la gloriosa Iglesia de Dios veneno de descuido hacia la predicación de las 29 Enseñanzas Prominentes, pero él no prevalecerá porque yo sé que hay hombres y mujeres en todas partes en la Iglesia que se mantendrán con la fuerza del Espíritu Santo y predicarán la Palabra.

En muchos lugares, y para muchos predicadores, las doctrinas de la Biblia son algo de lo que simplemente no hablan. En otros lugares donde se mantienen ciertas doctrinas, es sólo el nombre, pero la predicación de la doctrina básica de la Biblia ha sido abandonada por completo. Sin duda Satanás quisiera influir en La Iglesia de Dios con esta manera de pensar y este modo de operar. Es como que si él no estuviera molesto por nuestra asistencia regular a los servicios siempre y cuando no hagamos oración sin cesar; o que poseamos una Biblia mientras no la leamos y creamos. Así es, no le molesta que tengamos estas doctrinas bíblicas en nuestros libros y tratados, siempre y cuando no los predicamos. Le encantaría hacernos creer que esto está bien, pero hemos sido llamados a predicar y a hacer un gran esfuerzo para llenar el mundo con la verdadera predicación de la Palabra de Dios correctamente dividida, y bajo la unción del Espíritu Santo publicar la doctrina de la santidad no adulterada.

Si las almas preciosas realmente van a conocer a Jesucristo, también deben conocer la doctrina que Él predicó. Algunos dudan que Jesús tuvo una doctrina y enseñanzas, pero la Biblia dice que la gente en los días de Jesús “se admiraban de su DOCTRINA” (Marcos 1:22). La Biblia dice que Jesús “les decía en su DOCTRINA” (Marcos 4:2). “Y el pontífice preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su DOCTRINA” (Juan 18:19). Jesús dijo, “Mi DOCTRINA nos es mía, sino de aquél que me envió” (Juan 7:16). Sí, Él tiene una doctrina y enseñanzas y ellas son de Su Padre celestial; y ellas nos han sido reveladas para predicarlas y enseñarlas y vivirlas. En este mundo, usted encontrará algunas organizaciones cristianas o gente cristiana que diga, “¿Doctrina? ¡No necesitamos doctrina, todo lo que necesitamos es a Jesús! ¡Prediquemos acerca de Jesús!” Debemos predicar a Jesús, por supuesto, pero no debemos dejar de predicar las inmutables e incambiables doctrinas bíblicas básicas enseñadas por la Palabra de Dios que equipa al hombre para vivir una vida victoriosa sobre el pecado en el aquí y ahora y lo prepara para llegar al cielo.

Algunos hermanos dicen, “No hablemos de doctrina porque divide,” pero la verdadera doctrina bíblica, correctamente dividida, debe ser la más apreciada cuando consideramos que hay doctrinas de demonios de las cuales uno debe separarse. Ellos dicen que no hay necesidad de doctrina bíblica, pero estas doctrinas bíblicas que La Iglesia de Dios defiende son una parte de la Palabra que Jesús dijo al Padre, “Yo les he dado” (Juan 17:14). La doctrina correcta trae consigo el Salvador correcto– el Cristo del Calvario– ¡Este mismo Jesús!

El declive de la fe, y la predicación de las enseñanzas bíblicas básicas por parte de algunos grupos ha tenido que ver mucho con el predominio de la vida infiel hacia Dios, la creencia que uno puede ser un cristiano pecador, la creencia que la santificación es progresiva, la creencia que no hay castigo futuro para los injustos, y muchas de las otras falsas creencias que existen hoy en día que no hacen nada para transmitir al hombre el verdadero propósito y la verdadera voluntad de Dios para ellos.
La Iglesia de Dios se alza hoy como una ciudad de la verdad, ella fue legítimamente establecida como columna y apoyo de la verdad. Ella permanece y se posiciona como la última línea de defensa de la VERDAD en este mundo. Mientras que otros en otros lugares pueden permitir a Satanás avanzar y romper sus muros, ella es una ciudad fortificada con paredes impenetrables sobre la que se encuentran los guardias de Dios que nunca tendrán tranquilidad día ni noche.

Lo que ha sucedido en las organizaciones cristianas ha sucedido, pero La Iglesia de Dios no debe dar a Satanás un punto de apoyo. Ella debe ser fiel para declarar a Cristo el Salvador y Su doctrina. Todo el consejo de Dios debe ser predicado, y predicado con sinceridad por los hombres y mujeres que lo crean firmemente, para que sea eficaz en los corazones y vidas de los hombres.

Oscar Pimentel, Supervisor General, La Iglesia de Dios

SÓLO EN TIERRA FIRME

“…Recomendamos que esta Asamblea reafirme nuestra posición de continuar como La Iglesia de Dios al declarar nuestra decisión de mantener el gobierno, doctrina, enseñanzas y las revelaciones tal como fueron practicadas antes del 1989, incluyendo la Asamblea de 1989. Además, que se sepa que La Iglesia de Dios no es una nueva organización, ni una nueva denominación, sino, la misma Iglesia que fue organizada por Jesucristo, que resurgió de la Edad Oscura el 13 de junio de 1903, que se mantuvo firme a la doctrina en el 1923, y continúa hoy como el remanente fiel de la verdadera Iglesia” (88va MA, 1993, págs. 11, 12, CAP).

¡Que este acuerdo de Asamblea hecho hace 24 años, pueda en nuestros corazones continuar sintiendo su seguridad y puedan nuestros corazones saltar adentro de alegría y gratitud por lo que ellos declararon! Gracias a Dios por los hombres y mujeres valientes quienes defendieron la verdad. Asimismo, la Iglesia en el 2017 todavía debe estar determinada a permanecer firmemente sobre esta “tierra firme.”

El Obispo M. A. Tomlinson habló sobre la “tierra firme” cuando dijo, “Cuando era hora de que la Iglesia de Dios emergiera de la Edad Oscura, la tierra firme para ese resurgimiento fue expresado por A. J. Tomlinson en estas palabras: “Bien, si ustedes toman la Biblia completa correctamente dividida, esto hace que sea la Iglesia de Dios.” La Iglesia ha estado sobre esta base firme desde entonces, comprendiendo que cualquier desviación en cualquier dirección podría poner en peligro nuestra revelación.

“Aquellos hermanos en los primeros años del siglo XX eran ávidos escudriñadores de las Escrituras. Vivían una gran parte de sus vidas sobre sus rodillas con la Biblia ante ellos. Ellos oraban y clamaban y se negaban a aceptar cualquier explicación de las Escrituras que hubieran llegado a través de particular interpretación.

“Después de restaurar el patrón bíblico de las Asambleas Generales, el propósito principal de estas reuniones anuales era para escudriñar las Escrituras para obtener luz y conocimiento. Pero nada fue aceptado como “luz” hasta que se sintieran perfectamente satisfechos de que parecía bien al Espíritu Santo, y ese buen espíritu de unidad y acuerdo unánime era alcanzado.

“Algunos hoy no consideran que el Señor trabajó con estos pioneros como lo hizo con los de la Iglesia primitiva. Ellos parecen sentir que estamos viviendo en una época más iluminada, y que muchas cosas necesitan ser actualizadas.

“Aunque la Iglesia puede acoger nuevos métodos o prácticas, incluso estas deben ser cuidadosamente examinadas y evaluadas seriamente, para que Satanás no se beneficie a través de un conducto aparentemente inofensivo. Pero cuando se trata de la santidad, Dios ya ha hablado, y la Iglesia se ha comprometido a aceptar y a vivir sometido a Su Palabra. Cada miembro del cuerpo que ha hecho un pacto prometió afirmativamente cumplir esta promesa, temblamos de miedo por el individuo o grupo dentro del cuerpo que comienza a cuestionar los acuerdos de Asamblea que Dios, a través del Espíritu Santo, reveló a su debido tiempo.

“Casi siempre, los cambios sugeridos reflejan una tendencia más tolerante y permisiva. Se inclinan hacia una conformidad fácil con la sociedad en decadencia, eliminando toda posibilidad de persecución por causa de la verdad, tal como ha sido soportado por las personas temerosas de Dios de cada generación.”

(Esta Biblia como la Palabra de Dios, M. A. Tomlinson, pág. 12).

El antiguo himno declara, “todo otro suelo es arena movediza.” Vamos a recordar en nuestros días, con el enemigo que se esfuerza por posicionarse donde quiera que él pueda, con tanta maldad abundando y el hacer concesiones como “nueva luz,” que la Iglesia debe permanecer enfocada y pararse segura sobre nuestro querido fundamento. ¿Dónde más podemos estar? “Señor, ¿a quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma…” (Jer. 6:16).

James R. Horne, Editor Asistente – Bessemer, AL

LEVÁNTATE Y VE…LA OBRA AÚN NO HA TERMINADO

Nuestro nuevo lema para la BMF es, “¡Levántate y Ve, La Obra Aún No Ha Terminado!” Nuestra Escritura del lema está en Cantares 7:11 “Ven, oh amado mío, salgamos al campo…”

El clamor de las misiones ha estado resonando desde que Jesús estableció Su Iglesia y llamó a Sus discípulos, luego los envió. Cuando la Iglesia de los Últimos Días se levantó de la Edad Oscura el 13 de junio de 1903, ella se levantó de la oscuridad con el mismo espíritu, la misma visión, el mismo poder, y la misma misión que la Iglesia primitiva que Cristo había organizado.

La comisión de “Por tanto, Id” todavía era obligatoria. Aunque su mensaje fue silenciado y ella había dejado de ser la nación santa de Dios durante 1,578 años, su comisión de “Por tanto, Id” no se nulificó y ni se invalidó, sino con el resurgimiento de La Iglesia de Dios, la comisión llegó resonando desde los cuatro cabos de la tierra para llegar a los campos de la cosecha.

Desde 1903 hasta 2017, el clamor de las misiones no ha dejado de llamar al cuerpo de creyentes de Dios. El Señor de la cosecha está llamando a su pueblo para llegar a los campos de la cosecha. ¡Levántate y Ve, el trabajo aún no ha terminado! Nuestro trabajo es escuchar el clamor que sale de los campos misioneros y estar dedicados a la obra inconclusa que está frente a nosotros.

El trabajo de la esposa fue puesto sobre ella por Cristo mismo. Ella conoce sus mandatos. En nuestra Escritura del tema, la Iglesia habla a Cristo, su amado, diciendo, “salgamos al campo.” La palabra “salgamos” significa la unidad entre Cristo y Su Iglesia. Su fe está puesta en Él y Su fe está en ella. Es un esfuerzo conjunto que comparten en el trabajo. Cuando Su Iglesia va a los campos de trabajo, Su presencia y poder va con ella. ¡Respondamos al llamado “Levántate y Ve” hasta que el trabajo esté terminado y Cristo regrese por Su Novia! Los ojos de cada nación deben ser abiertos a la completa verdad de la Palabra de Dios. Desde los cuatro cabos de la tierra, las voces de las naciones claman, “¡Ven y ayúdanos!” ¿Escucha usted su llamado?

Sharon Griffin – Coordinadora General de la BMF