La Iglesia
es una Institución Divina porque es la Plenitud de Cristo.
"Y [Dios] sometió todas las cosas debajo
de sus pies, y diólo por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es
su cuerpo, la plenitud de Aquel que hinche todas las cosas en todos" (Ef.
1:22, 23).
"LA IGLESIA, LA PLENITUD DE CRISTO",
como es citado en los versículos de arriba. Es importante que desde el mismo
comienzo aclaremos que la Iglesia, como la Plenitud de Cristo, en ningún
momento está colocándose a sí misma por sobre Cristo, quien es la plenitud de
Dios.
"Porque en él habita toda la plenitud de
la divinidad corporalmente. Y en él estáis cumplidos, el cual es la cabeza de
todo principado y potestad" (Col. 2:9, 10). La Iglesia es Su plenitud
porque es Su Iglesia [Su Cuerpo] (Mt. 16: 18). Así que, El, como la plenitud
total de la Trinidad, llena Su Iglesia completa con "todas las cosas"
que Dios el Padre ha hecho que El sea: "Porque por él fueron criadas todas
las cosas que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado
por él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas
subsisten: Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; él que es el
principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado.
Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud" (Col. 1:
16-19).
Cristo es Cabeza de todas las cosas, el
universo y todo lo que está en él, por virtud de Su voluntad absoluta y eterna,
como una Persona increada [que no fue creada como las demás criaturas] de la
Trinidad. El vino a ser la Cabeza de la Iglesia a través de Su encarnación, Su
sufrimiento físico [corporal], Su muerte, Su poderosa resurrección y
glorificación. Por virtud de Su obra, que es sobre todas las obras en el
Calvario, Dios ha hecho que sea: " ... sabiduría, y justificación, y
santificación, y redención" (1 Co. 1:30).
Siendo que Cristo amó la Iglesia y se dio A Sí
Mismo por ella (Ef. 5:25), comprándola con Su propia sangre (Hechos 20:28),
Dios se ha complacido en que la Iglesia sea Su plenitud como la habitación de
Dios: "En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada
de Dios en Espíritu" (Ef. 2:22). David fue inspirado para declarar lo
siguiente: "Porque Jehová ha elegido a Sión [' .. .la teocracia de Dios', según el diccionario Webster,
en cada era del tiempo], deseóla por habitación para sí [Su residencia permanente, o lugar de reposo]. Este es mi reposo para siempre: [permanentemente], porque la he deseado" (Sal. 132:13,14).
Jesús prometió « •.• otro Consolador ... Al Espíritu de verdad ... para que esté [more, resida o habite] con vosotros para siempre” (Juan 14:16, 17). El prometió además: «El que me ama, mi palabra guardará; y
mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada" [habitación, residencia] (Juan 14:23). Jesús estaba hablando de los miembros que
formarían Su Cuerpo, la Iglesia. El Espíritu Santo residiría con ellos para
siempre, y Jesús y el Padre ("nosotros" haremos morada con
ellos- la Iglesia. El Espíritu Santo está con nosotros, en
nosotros y en la Iglesia al presente, como Representante de la Trinidad.
Así pues, vemos que Sión es una referencia
proyectada o tipo de la Iglesia que Jesús estableció. Este tipo o sombra
prosigue siéndolo hasta el presente, la cual se mostrará en su gloria después de
la resurrección y el rapto:
«Mas os habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad
del Dios vivo, Jerusalem la celestial, y a la compañía de muchos millares de
ángeles [Ap. 21:2, 9 10], y a la congregación de los primogénitos que están alistados en los
cielos, y a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos
perfectos, y a Jesús el Mediador del nuevo testamento, y a la sangre del esparcimiento
.. . " (Hebreos 12:22-24).
Se han aceptado especulaciones preconcebidas mundialmente
como verdades contingentes a lo que constituye la Iglesia.
No obstante, la convicción sincera y honesta basada en tales especulaciones, aun podría
estar equivocada. La Biblia es la única regla de fe y práctica segura; por
consiguiente, todas !as opiniones personales previas deben ser dejadas de lado
a medida que proseguimos estos estudios a la luz de la verdad.
La Iglesia es «columna y
apoyo de la verdad"
(1 Timoteo 3: 15); la verdad es la Palabra
de Dios (Juan 17: 17). A fin de estar seguros de la verdad concerniente
a la Iglesia, es necesario que comencemos con el entendimiento mutuo de que
aceptamos la Biblia como la Palabra de Dios; que
ella es inspirada divinamente e infalible, sin la posibilidad de que esté en
error. No existen contradicciones cuando la Palabra
de verdad es dividida correctamente (2 Timoteo 2: 15).