viernes, 29 de junio de 2018

El Líder no nace sino más bien se hace desde adentro hacia afuera. Parte I

Siempre escuche esta frase “El que es líder ya nace con esto” por lo tanto la mayoría define el liderazgo como la capacidad de alcanzar una posición y no de influir sobre otros a que siguán nuestras metas.  Pero, tenemos muchos jefes y muchas posiciones y muy pocos seguidores. En todas las áreas de nuestras vidas sociales, ya sea gubernamentales, comerciales, familiares y eclesiástica, hay una gran escasez de liderazgo.

Hoy en día, cuando vemos los medios sociales, la televisión o escuchamos la radio, notamos un enorme enfoque en solucionar los problemas de nuestra sociedad. El mundo parece que está reaccionando a los problemas y trata de desarrollar políticas para tales problemas. A pesar de que la idea es tratar tales problemas con nuevas leyes y sistemas elaborados de datos, en realidad se siente la ausencia de líderes.  Lo que hoy llamamos lideres solo se han convertido en posiciones y órdenes. Esto da como resultado la no búsqueda del Espíritu de Dios el cual nos da sabiduría, discernimiento, conocimiento e inteligencia.

Los líderes de las organizaciones religiosas cada vez adoptan más y más el sistema y las políticas para dirigir la grey de Dios. Pero no así La Iglesia de Dios, la cual tiene que dar lugar a la obediencia y cumplir la Gran Comisión.  Lo que si es cierto es que cada vez el número de cristianos son menos y los miembros de la Iglesias locales no aumentan porque vemos que los que están dirigiendo no influyen ni se replican.

Siempre ha existido una interrogante generadora de grandes debates: ¿El líder nace o se hace? Definitivamente existen personas que nacen con la habilidad de influir y liderar a otros; sin embargo, podemos afirmar que las habilidades de Liderazgo se pueden desarrollar.

Es importante destacar que el Liderazgo es el punto diferenciador en el crecimiento de una congregación. Es la manera en que aquellas personas que dirigen la organización influyen en los colaboradores de la misma de forma tal que propicie un mejor ambiente en la obra del Señor y, por ende, mejores resultados.

Si yo le preguntara ¿estaría usted dispuesto a seguir a una persona que nunca se rinde ante la adversidad pero que nunca ha logrado una meta? O ¿seguiría a un apersona que tiene un nombramiento o posición muy elevada pero que nunca tenido que luchar contra la adversidad?

Los siguientes datos son verídicos. ¿Estaría usted dispuesto a seguir a esta persona por cuatro décadas (40 años) basado a su trabajo y carácter o basado a sus títulos y logros?

Datos Reales 1
1818 - Perdió a su madre en la muerte.
1831 - Fracasó en los negocios.
1832 - Se postuló para la Legislatura estatal. También perdió su trabajo y no pudo entrar a la escuela de leyes.
1833 - Pidió dinero prestado a un amigo para comenzar un negocio que fracasó dentro del año.
1835 - Estaba comprometido para casarse, pero su novia murió.
1836 - Sufrió un ataque de nervios y estuvo en cama por seis meses.
1838 – Hizo una apuesta para ser el Presidente de la Legislatura estatal y perdió.
1840 - Buscó convertirse en un elector y perdió.
1843 - Corrió para el Congreso de los Estados Unidos y perdió.
1846 - Se postuló nuevamente para el Congreso de los Estados Unidos y ganó.
1848 - Se postuló para la reelección al Congreso y perdió.
1849 - Hizo una oferta para el trabajo del oficial de la tierra en su estado y perdió.
1854 - Corrió para el Senado de los Estados Unidos y perdió.
1856 - Solicitó la nominación para Vice presidente en la Convención Nacional de su partido y recibió menos de 100 votos.
1858 - Se postuló nuevamente para el Senado de los EE. UU. Y perdió.

Datos Reales 2
1830 - Consagrado en el Salón de la Fama de la Lucha por derrotar a 300 oponentes.
1849 – Invento un invento para levantar botes sobre cardúmenes y obstrucciones en un río.
1860 - Fue elegido presidente de los Estados Unidos.
1863 – Estableció el día de Acción de Gracias como un día nacional.
1865 - Creó el Servicio Secreto de los EE. UU.
1865 – Elimino la esclavitud en los EE. UU.

Bueno este personaje es el mismo de los dos Datos, ese hombre era Abraham Lincoln.

Como usted pudo leer, el líder no se determina por sus logros de reconocimiento, nivel de posición o jerarquía.  El líder se determina por su capacidad de influenciar en otras personas a alcanzar las metas propuestas.  Pero usted sea que, como seguidor, esté apenas comenzando a descubrir el impacto del liderazgo, o que sea un líder natural que ya tiene seguidores, usted puede ser un mejor líder para Cristo. Es posible que usted se dé cuenta de que ya está practicando eficazmente algunos principios de liderazgo. O tal vez este escrito expondrán vulnerabilidades que usted no sabía que tenía. Pero mientras mayor sea el deseo de aprender, mejor líder llegará a ser. Cada punto que exponemos es como una herramienta, lista para ser tomada y usada a los efectos de alcanzar sus metas y sumar valor a otras personas.

Por el Obispo Noé A. Solís 

martes, 19 de junio de 2018

HISTORIA DE LA IGLESIA

Walter Lofton, Historiador de la Iglesia

Mirando hacia atrás y yendo hacia adelante
Me gustaría tomar un descanso sobre el tema de nuestra historia del nombre de la Iglesia este mes para promover dos cosas interesantes y reanudar nuestro tema anterior en la publicación de marzo de La Luz Vespertina.

Lo primero que me gustaría abordar es la historia de la iglesia local. Esto incluiría la historia en cada nivel operacional tal como local, regional y nacional, etc. El tener registros es importante e interesante. A medida que pasa el tiempo, las fechas y eventos específicos tienden a desvanecerse de la memoria, lo que hace que la precisión sufra en el proceso. Diferentes individuos tienden a recordar un evento de diferentes maneras, lo que conduce a un registro histórico inexacto. Sería una práctica, que vale la pena, para cada oficina de la iglesia local y regional o nacional mantener un archivo de su historia junto con fotografías como documentación para futuras referencias.

En el pasado, la historia ha sido publicada en forma de libro para algunas entidades, haciendo lecturas interesantes e informativas. Nuestra reflexión sobre el pasado ayuda en nuestro entusiasmo por el presente y el futuro. En algunos casos, se escribieron biografías y autobiografías de algunos de nuestros ministros prominentes, lo que permite conocerlos mejor y apreciar mejor su trabajo. Me gustaría alentarnos en este sentido hoy. Esto tal vez podría hacerse a nivel personal o regional.
La segunda cosa que me gustaría presentar es un impulso para el próximo nuevo libro Memorias de Nuestros Ministros. A nuestros pastores se les ha enviado una carta donde se les explica sobre la presentación de la información y fotografía de cada ministro para que se incluya en esta publicación. Si por alguna razón no recibió su carta, comuníquese con el Cuartel para obtener esta información. Nos gustaría tener toda la información a finales de marzo si es posible para tener el libro impreso y disponible para la próxima Asamblea. El ultimo libro de este tipo fue publicado en el 1975. Muchos sienten que es hora de una publicación actual de esta naturaleza. Como esfuerzo para materializar este proyecto, confiamos que estará satisfecho y emocionado.

Como el Historiador de la Iglesia recién nombrado, me gustaría pedir de sus oraciones. Por favor ayúdeme a orar por la unción y dirección de Dios en este trabajo para Su Iglesia. Una gran cantidad de estudio, investigación, y análisis debe entrar en un trabajo como la presentación de la historia. No tomo este trabajo a la ligera. Se debe establecer una base suficiente y se debe seguirse un bosquejo apropiado. Tomará tiempo para que todos estos elementos se unan. Para este objetivo, solicito su paciencia y sus oraciones.

CÓMO, CUANDO & A QUIEN

Oscar Pimentel, Supervisor General de La Iglesia de Dios

Me gustaría comenzar este articulo agradeciendo a cada miembro de la Iglesia de Dios y amigo que han sido fieles en dar voluntariamente y libremente para la causa de Cristo y su Iglesia, para la promoción del evangelio y para hacer posible el objetivo de ir a los confines de este mundo. Aunque hay unos pocos que todavía no obedecen y no cumplen con el mandamiento de Dios en estas áreas, confío en que pronto llegarán a cumplirlo. Los sacrificios y la fidelidad del pueblo de Dios al deber han traído el favor y sonrisa de Dios sobre Su Iglesia. Esto ha permitido a la Iglesia de Dios dar grandes pasos en el crecimiento numérico y espiritual desde la reorganización, y sin duda continuará haciéndolo. Gracias, mi queridos hermanos y amigos, por todo lo que hacen y por sus muchos sacrificios. Dios los bendiga a todos.

“Y mirando vió a los ricos que echaban sus ofrendas en el gazofilacio. Y vió también una viuda pobrecilla, que echaba allí dos blancas. Y dijo: De verdad os digo, que esta pobre viuda echó más que todos: porque todos estos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; mas ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía” (Lucas 21:1-4).

Reflexionemos en lo que Cristo el Señor observó, que podemos considerar que es más importante en su vista para cumplir nuestro deber de dar y donar para la obra del Señor, Sabemos que Él no hace acepción de personas (Hechos 10:34). Sería un gran malentendido pensar que Él acepta la ofrenda o caridad de los pobres de una forma particular a la del rico, o viceversa. No se trata simplemente de la cantidad pequeña o enorme que una persona da, sino el pequeño o grande corazón con el cual se da, Dios mira mas allá del ámbito natural y en las profundidades de las cavernas del corazón espiritual para observar si los hombres dan libremente con un corazón y mente dispuestos, o de mala gana y con falta de inclinación. En vista de todas las bendiciones de Dios, me pregunto ¿cómo cualquier persona puede ser reacia a devolver al Señor de la abundancia que Él tan libremente nos ha dado? ¿No es Él el dueño del ganado de miles de colinas, así como el dueño de esos miles de colinas las cuales pasta el ganado?

Oh, pero este pensamiento viene a mí mientras escribo ¿Y si no hubiera abundancia? Me atrevo a decir que ninguno de nosotros tiene riquezas materiales y monetarias incalculables en el aquí y ahora. ¿Qué si todo lo que tengo es “dos blancas”? ¿Qué si eso fuera toda mi “vida” y toda mi familia y lo que tuviera para vivir? ¿Estaría tan dispuesto como esta pobre viuda a dar todo? ¿Comenzaría a dar excusas ante el Señor en cuanto a porqué no puedo dar? Dios ayúdame a recordar que “…no he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan” (Salmos 37:25).

Dios no necesita nuestro dinero y nosotros no pagamos Sus bendiciones. Se nos concede la oportunidad y el privilegio de contribuir para la obra que el Poderosos Dios tiene en este mundo de hoy. No es demasiado pensar que si Dios puede hacer que las piedras hablen (Lucas 19:40) cuando los hombres abandonan la oportunidad de alabarlo, que Él también puede hacer que los extraños construyan las paredes del programa de Dios (Vea Isaías 60:10). Sin embargo, estamos agradecidos con Dios porque el registro bíblico nos dice “…toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto” (Lucas 19:37), y, además, estamos agradecidos con Dios porque Él nos tiene en cuenta y nos permite contribuir financieramente para su obra.

En Lucas 21:1-4, vemos donde el Señor se da cuenta, no solo de lo que damos, pero también de lo que hemos dejado y aún tenemos en nuestra posesión. No hay nada malo con “tener”— el problema es cuando “tenemos” y el Señor nos induce a dar y no lo hacemos. Sería posible que dos personas diferentes dieran exactamente la misma cantidad monetariamente, pero una persona puede alejarse del tesoro habiendo dado más que el otro porque el contribuyó alegremente, con sacrificio y ha sido contado por Dios como un dador alegre.

En este ejemplo, los “hombres ricos” dieron de “su abundancia,” de la parte superior de su casa del tesoro, pero la “pobre viuda” dio “todo lo que tenía para vivir,” desde el fondo de su corazón y por esto, ella dio “más que todos.” Cuánto da uno no es tan importante como la forma en que uno da. “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre” (2 Co. 9:7).

Alguien ha dicho que algunos cristianos dan a la obra del Señor semanalmente mientras que otros simplemente dan débilmente. No fue hace mucho tiempo que me dijeron de una ocasión en la que el plato de la ofrenda pasó por un grupo de algunos jóvenes en una clase de la Escuela Dominical. Después de la decimoquinta persona, finalmente alguien puso algo en el plato. Suena casi cómico, pero es un hecho real. Si asistimos a los servicios de manera regular los domingos y una o dos veces durante la semana (que, por lo general, es normal en la Iglesia de Dios en casi todas partes del mundo) ¿No deberíamos prepararnos y tener en nuestra persona el dinero necesario para dar en el plato de la ofrenda cuando viene a nosotros? Es increíble la frecuencia con que se da la excusa, ya sea a la persona que viene con el plato de la ofrenda o directamente al Señor en voz baja, “Oh, perdóname. Olvidé traer alguna ofrenda.”

Me doy cuenta de que estamos vivimos en un tiempo de “depósitos directos,” “transferencias electrónicas de dinero” y tarjetas de débito,” y en algunas partes del mundo algunos de nuestros jóvenes pueden no ver el papel o moneda con mucha frecuencia, pero hay una manera, queridos pastores, para ayudar a estas personas en nuestras iglesias locales para que no pierdan las bendiciones de Dios. Si usted fuera diligente para adquirir el equipo electrónico portátil necesario, es decir, “square,” etc. Eliminará el obstáculo “no tengo efectivo” de nuestros jóvenes especialmente.
Entendemos que hay momentos en los que no seremos dadores semanales debido a circunstancias fuera de nuestro control, pero ciertamente podemos hacer algo acerca de ser un “dador débil” al ser fieles al siempre poner algo en el plato de la ofrenda cuando pasa. En la medida de nuestras posibilidades, esforcémonos fielmente para poner nuestras “dos blancas,” y Dios nos bendecirá; no necesariamente por la cantidad, sino por nuestra fidelidad.

Si hablamos la verdad, entonces reconoceremos rápidamente que Dios ya ha bendecido a todos tanto. Por favor, permítame compartir el siguiente extracto.

Piénsalo
Dios hizo el sol— él da
Dios hizo la luna— ella da
Dios hizo las estrellas —ellas dan
Dios hizo el aire—él da
Dios hizo las nubes —ellas dan
Dios hizo la tierra—ella da
Dios hizo el mar— el da
Dios hizo los arboles— ellos dan
Dios hizo las flores— ellas dan
Dios hizo las aves—ellas dan
Dios hizo el ganado—ellos dan
Dios hizo el plan—Él da
Dios hizo al hombre— ¿Él…?

El antiguo refrán suena verdadero, “no se puede dar a Dios.” La Biblia dice, “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir” (Lucas 6:38). “Medida buena, apretada, remecida, y rebosando” no suena como una ofrenda débil, pero sí una ofrenda fuerte y saludable. En realidad, en la economía de Dios, la cantidad es irrelevante. La pregunta es, ¿Cuánto me cuesta? ¿Qué sacrificio estoy haciendo? Estas son las cosas por las cuales Dios mide nuestra dádiva.

Dios ha prometido que recibiremos de acuerdo con la medida que hemos dado. Entonces, si damos hasta que sobreabunde, podemos esperar recibir hasta que sobreabunde. Algunos no darán porque duele, pero otros darán hasta que duela y darán un poco más hasta que se sientan bien.
“Robará el hombre á Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? Los diezmos y las primicias” (Mal. 3:8). Si bien este artículo se ha referido principalmente al tema de las ofrendas voluntarias, le recomiendo encarecidamente, querido lector, que sea fiel al pagar sus diezmos. Si ha estado haciendo eso, entonces estoy seguro de que las ventanas de los cielos se le han abierto y Dios ha derramado bendiciones en su vida y en su hogar que apenas sabe qué hacer. ¡Alabado sea Dios! Dios dice, “probadme” ¡le animo a probarlo! ¡Él no tiene antecedentes de fracaso, mi querido amigo!

Las ofrendas que damos voluntariamente y el diezmo que pagamos son para el Señor y no para el hombre. Aunque en La Iglesia de Dios tenemos un sistema financiero por el cual se administra y se distribuye el dinero de Dios, el dinero está en su lugar porque es bíblico; pero todo lo que damos, y todo lo que la Iglesia de Dios tiene, pertenece a Dios. Cuando el Señor habla en Malaquías 3:8, Él menciona tanto los diezmos como las ofrendad, y el habla de ellos como su propiedad, y cuando el hombre no cumple con su deber y sus responsabilidades en estas áreas, puede considerarlo como un robo en primer orden.

Si somos fieles para devolver a Dios lo que es suyo— porque queremos— escuche lo que Él está listo para hacer, “Increparé también por vosotros al devorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el campo abortará, dice Jehová de los ejércitos” (Mal 3:11).

DIVISIÓN Y UNIDAD

Robert Liepe – Jonesboro, AR

La división se define como: 1. El acto de dividir o estado de estar dividido; 2. Algo que divide o separa; 3. Desacuerdo; disensión.

“Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: El testigo falso que habla mentiras, y el que enciende rencillas entre los hermanos. (Pr. 6:16, 19). “Porque todavía sois carnales: pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? 1 Co. 3:3). Está claro que solamente por estas dos escrituras que las divisiones y discordias muestran la carnalidad, y el no andar en el Espíritu. Dios lo abomina, lo aborrece y lo condena. Estas divisiones y desacuerdos ocurren cuando la envidia y la contienda entran en los corazones de los hermanos. “Pero si tenéis envidia amarga y contención en vuestros corazones, no os gloriéis, ni seáis mentirosos contra la verdad: Que esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrena, animal, diabólica. Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa” (Santiago 3:14-16). La envidia y la contienda no se detienen en la envidia y la contienda, sino incrementan más y más la impiedad, como un deseo insaciable que no puede ser satisfecho. Puede destruir amistades, familias e iglesias enteras si no se llevan bajo la sangre de Cristo. “Y si algún reino contra sí mismo fuere dividido, no puede permanecer el tal reino. Y si alguna casa fuere dividida contra sí misma, no puede permanecer la tal casa” (Mr. 3:24, 25). Esto puede suceder por dos razones, 1. La incapacidad de ver de la misma forma; 2. Hablar demasiado con los demás.

A.J. Tomlinson abordó este problema en la 8va Asamblea: “Es fácil hablar. Debemos aprender a soportar la dureza como buenos soldados de Jesucristo. Uno de nuestros principales deberes es gobernar nuestros propios espíritus y no hablar tanto. El que se enseñorea de su espíritu es mejor que el que toma una ciudad. La división es causada por alguien con la lengua demasiado larga. Toda la división que ha llegado durante esta convención ha sido causada por hablar demasiado en una conversación privada. Nuestros propios ministros han sido culpables de esto… Algunos de nuestros ministros han salido y han luchado valientemente por el Señor, pero han sido seguidos por algunos que han traído división al discutir temas sin importancia. Algunos de nuestros ministros se han opuesto al trabajo instituido por otros. Queremos establecernos de tal manera que podamos trabajar en una armonía tal que, al igual que Pablo y Apolo, uno pueda plantar y el otro regar las tiernas plantas hasta que Dios pueda dar el crecimiento… Debemos tener la salvación en nuestras mentes… Un verdadero soldado valiente es aquel que toma una posición en contra de su propia voluntad y pone su mano sobre su boca como lo hizo Job, ‘Una vez hablé, y no responderé: Aun dos veces, mas no tornaré a hablar.’ Estas divisiones surgen en la ligereza y la conversación frívola alrededor de la chimenea y mientras caminan a lo largo de la calle el uno con el otro. Queremos hacer campaña en contra de algo, pero debemos hacer campaña de lo correcto. Vamos a hacer campaña de algo que impulse el trabajo de Dios y de aquello que mantendrá a los hombres y mujeres alejados del infierno. Sea celoso de la verdad, pero tenemos que aprender a hablar sabiamente como hombres de Dios y en el momento apropiado. Pablo dijo: ‘Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen.’ Nuestras mentes deben estar llenas de cosas que harán progresar el Reino de Cristo y no traer divisiones entre el pueblo de Dios.

“La división es causada por la incapacidad de ver de la misma forma. Cuando dos hombres están divididos uno o el otro está equivocado, o tal vez ambos. Criticar las cosas y estar en desacuerdo es una demostración de ignorancia. Todos los que están en lo correcto estarán de acuerdo. Si amamos a nuestro hermano que tiene la culpa, no hablaremos de él y simplemente lo amaremos. La mejor forma de que algo se termine es dejar de hablar de ello. No podemos permitir que las divisiones vengan a nosotros. Debemos tener unidad, un verdadero amor por la verdad. Si no podemos ver las cosas de la misma manera, humillémonos ante Dios y veamos quién tiene la razón… Es hora de desechar nuestras ideas y opiniones fuera de lugar y obtengamos la mente de Dios. Cuando Jesús se puso de pie delante de Pilato, Su juicio fue quitado en Su humillación, y Pilato era el insensato. A veces sería mejor para nosotros no abrir la boca, ¿De qué sirve criticar los asuntos triviales? El ministro (y el miembro) que critican y buscan los defectos de unos y otros en conversaciones privadas, me hacen pensar que han abandonado la lucha contra el gran enemigo… Las pequeñas corrientes y divisiones deben estar cubiertas con una marea alta de cosas más grandes. Debemos permanecer unidos… Mirar las cosas más importantes que salvarán las almas. No juzgar la carne y la bebida (las cosas carnales) … Se necesita hoy un grupo de hombres fuertes que caigan sobre sus rostros ante Dios en lugar de pelear y criticar sobre asuntos sin valor. Vamos a vaciarnos de nuestra sabiduría y obtengamos la sabiduría de Dios.”

La unidad se define como: 1. El estado de estar unidos, unidad; 2. El estado de estar reunidos con otros en uno. 3. Concordia, armonía o acuerdo.

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20, 21). “Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:11-13). La unidad es agradable a Dios, y revela al mundo que Dios está en nosotros. Se pueden hacer muchas analogías sobre la unidad, pero un ejemplo es un banco de peces, hay muchos peces, pero solo un banco (un cuerpo), y todos se mueven juntos como un gran pez. Hay dulzura en la unidad que las palabras no pueden describir (Sal. 133:1). Puede lograr grandes cosas. Incluso cuando los hombres fueron en contra de la voluntad de Dios y moraron en las llanuras de Shinar y comenzaron a construir una torre hacia el cielo, Dios reconoció que nada los apartaría de hacer lo que ellos imaginaron. (Gn. 11:1-6). Efesios 4:4-6 habla de una unidad de 7 dobleces en la iglesia; un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, y un Padre de todos. El mundo dice que tal unidad no puede existir en esta tierra, pero la Biblia dice lo contrario. “¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sión” (Is. 52:8). Notarás que, en este versículo, la palabra “vuelve” es usada. La última vez que es mencionada la palabra “vuelve” dice, “que Jehová vuelve a traer a Sion.” Esto se refiere a la Iglesia de los últimos días, mostrada por la palabra “vuelve” La iglesia fue establecida hace muchos años, entró en la oscuridad y fue traída otra vez a la luz. Entonces cuando Dios haga esto (vuelve a traer a Sión), las otras tres palabras “alzarán, darán, verán” sucederá también. Será una realidad, aun si el mundo dice lo contrario.

Entonces, ahora llegamos a una importante pregunta, “¿Son la división y la unidad recíprocamente exclusivistas? Nuevamente, veamos la Palabra de Dios. “¿Pensáis que he venido a la tierra a dar paz? No, os digo; mas disensión. Porque estarán de aquí adelante cinco en una casa divididos; tres contra dos, y dos contra tres” (Lucas 12:51, 52). ¿Acaso trajo Jesús la división? Jesús hizo siempre esas cosas que agradaban al Padre, pero la palabra también dice, “Así que había disensión entre la gente acerca de él” (Juan 7:43). “Y volvió a haber disensión entre los Judíos por estas palabras” (Juan 10:19). Él NO estaba sembrando discordia, sino que habló la verdad, y la verdad, por su propia naturaleza, separa la realidad de la ficción. Algunas personas le creyeron y otros no, ahí es donde estaba la división. El propósito de la doctrina es reafirmar o exaltar La Palabra de Dios, lo que promoverá la unidad entre quienes la aceptan. La doctrina exalta la Palabra de Dios, revela la voluntad de Dios y la Palabra de Dios no cambia. También separa o divide la verdad del error, el bien del mal, y causa división entre el pío y el impío, el justo y el injusto. “No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el fiel con el infiel? ¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Co. 6:14-18). Aun desde el comienzo de la creación Dios separó la luz de las tinieblas. Él ha establecido límites en todo desde el comienzo de los tiempos para tener orden en el universo. La división en los lugares correctos preserva ese orden y promueve la unidad. La verdadera unidad bíblica no está con toda la humanidad, ni con todos los denominacionales con sus múltiples doctrinas establecidas, sino que está con Dios y con todos aquellos que lo seguirán y lo obedecerán. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de concierto?” (Amós 3:3). El plan de Dios para todos sus hijos es estar en unidad, estar unidos en un solo cuerpo, bajo solamente un gobierno, pero eso requiere que nos separemos de las falsas doctrinas, de los credos hechos por el hombre y del pecado que nos divide y nos separa de Dios y de los demás.

¿Cómo conseguiremos esta división en los lugares correctos por el bien de la unidad? Dos cosas son necesarias. Ante todo, “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Ti. 4:2). Tenemos que predicar la Palabra, no solamente con nuestras palabras, sino también con nuestra conducta. Se necesita comenzar con el ministerio. ¿Cómo podemos esperar que la membresía lo haga si no somos ejemplos? En segundo lugar, “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían. Amén” (Marcos 16:20). Necesitamos que el Espíritu Santo esté con nosotros. Él confirmará la Palabra de alguna manera. Puede que no sea de inmediato, pero esas señales seguirán. Estas dos cosas son todo lo que necesitamos. De hecho, nada más funcionará. Podemos ver un ejemplo de esto en el libro de Ezequiel capítulo 37 en el valle de los huesos secos. Cuando la Palabra fue predicada Y el Espíritu se movió en ellos, solo entonces se convirtieron en un ejército grande en extremo. Nuestra ideas y opiniones solo traerán división y confusión, pero la Palabra de Dios correctamente dividida con la unción del Espíritu Santo traerá unidad entre el pueblo de Dios.

ABRAZAR LA VISIÓN

Betty Marlowe – Coordinadora General de la Escuela Dominical

La Asamblea anual celebrada el 26 y 27 de enero de 1906 en Camp Creek, Carolina del Norte, incluyó las iglesias del este de Tennessee, el norte de Georgia y el oeste de Carolina del Norte. Los temas tratados incluyeron la Santa Cena y el Lavatorio de Pies, el hacer minutas, las reuniones de oración, el servicio familiar y el uso del tabaco. Otro asunto fue considerado, la Escuela Dominical, 22 años antes de que los otros auxiliares fueran introducidos en la Iglesia.

Las Minutas se leen así: “La Escuela Dominical fue discutida brevemente por el anciano W. F. Bryant, Malissie Murphy y otros. Nosotros grandemente recomendamos este importante servicio como un medio para enseñar a los niños a reverenciar la Palabra de Dios y la casa designada para el culto, y también para elevar la moral de la comunidad. Por lo tanto, es el sentir de esta Asamblea recomendar, aconsejar e instar a cada iglesia local a tener una Escuela Dominical todos los domingos durante todo el año si es posible. Aconsejamos a los obreros que hagan todo lo posible para propagar el interés de la Escuela Dominical, buscar los lugares donde no la tienen en operación, y organizarla donde sea posible hacerlo. Creemos que una Escuela Dominical puede a veces organizarse y funcionar con éxito allí donde no se pudo establecer una iglesia de inmediato, de esta manera, abrir y allanar el camino para un trabajo más permanente en el futuro. Además, se recomienda que la Escuela Dominical se celebre en la mañana cuando sea posible sostenerla en ese momento.” Una vez, un miembro hizo la declaración de que él pensaba que la Iglesia necesitaba un estudio bíblico sistemático y regular. Esto fue en la década de los 70’s. Una secretaria de la Escuela Dominical lo escuchó por casualidad, y le respondió rápidamente, “lo tenemos, se llama Escuela Dominical.”
A veces, este valioso auxiliar considerado “importante” para nuestros antepasados, es ignorado como el medio para hacer crecer la Iglesia, como lo dijeron la Minutas de 1906, “para elevar la moral de la comunidad… para organizar donde no se puede establecer una Iglesia de inmediato, abrir y allanar el camino para un trabajo más permanente en el futuro.”

¿Cuál es el potencial de una Escuela Dominical a nivel local? ¿Es un ministerio? ¿Es el evangelismo parte del programa? ¿Estamos alcanzando personas que quizás no pueden venir a la iglesia local? ¿Es nuestra presencia notoria en la comunidad? Permitamos que el Espíritu Santo se mueva en nuestra Escuela Dominical para que funcione a lo mejor de su capacidad. Eso es lo que los pioneros de la Iglesia vieron para el futuro. Estamos ahí.

Depende de nosotros Abrazar la Visión, Abrazar la Palabra, Abrazar el Trabajo.

OBREROS DE LA HORA UNDÉCIMA

Walter Lofton – Seth, WV

“Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo. Y viendo las gentes, tuvo compasión de ellas; porque estaban derramadas y esparcidas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mt. 9:35-38)

Jesús vino a la tierra a buscar y a salvar los que estaban perdidos. Su irresistible amor lo llevó a acercarse a las multitudes para consolarlos, sanarlos y salvarlos de sus pecados. Su último mandato dado a la Iglesia antes de Su ascensión al cielo fue, “Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura” (Marcos 16:15).

La Iglesia se ha esforzado por cumplir este mandamiento a lo largo de su existencia de alguna manera excepto durante el periodo de la Edad Oscura. En ocasiones, los esfuerzos de la Iglesia han sido más intensos que en otros tiempos. Hubo momentos en que la Iglesia se enfrentó con el fracaso, mientras que en otras ocasiones grandes fuegos de avivamientos quemaron y condujeron a muchas almas al reino de Dios.

La pasión de Jesús por la cosecha se puede ver en Sus palabras, “la mies es mucha, más los obreros pocos.” Él nos ordenó a orar para que el Señor envié obreros a Su mies. Cuando oramos para que los obreros vayan a la cosecha, podemos estar orando por nosotros mismo para ser enviados. ¿Está dispuesto a orar por obreros, incluso si eso significa que Dios lo enviará?

En la parábola de un padre de familia en Mateo 20:1-7, encontramos que él envió a obreros a su viña en cinco diferentes ocasiones. En la undécima hora (la cual es justo ante de que cierre) él salió y encontró a otros que estaban ociosos y les preguntó porque ellos estaban parados y sin hacer nada. Su respuesta fue que ningún hombre los había contratado. Él inmediatamente los envió a la viña para ayudar a terminar la preciosa cosecha.

Estamos ahora en la undécima hora, justo antes de que Dios cierre la cortina del tiempo sobre la tierra. Nuestra oportunidad de hacer algo por el Señor está llegando rápidamente a su fin. El tiempo del rapto está cerca y muchos aún no son salvos. En tanto que la Iglesia en general está trabajando para terminar la obra, todavía hay algunos entre nosotros que son como los que el padre de la familia encontró parados ociosos.

Nuestro pasado Supervisor General A. J. Tomlinson tenía un eslogan, el cual decía algo así: “Cada miembro es un obrero y un trabajo especial para cada uno de ellos.” Otro eslogan de él era, “Estar listo para el regreso del Señor significa tener todo el trabajo hecho.” Creo que estos dos eslóganes son ciertos, y de ser así, deberían hacer que nos detengamos en nuestro camino y consideremos seriamente lo que hacemos como individuos para estar listo para la venida del Señor.

Negarse a ir, y trabajar en el campo de cosecha no retrasará la venida del Señor. Esto solamente hará que uno no sea apto para regresar con Él cuando venga. Por mi parte, estoy casado de ver la corrupción malvada a nuestro alrededor en el mundo. Anhelo ver el reino de justicia de Dios establecido y el glorioso reinado de mil años de paz y después de esto, una eternidad de gozo y felicidad insondable. Sin embargo, mi corazón se aflige por el destino de los millones que se perderán eternamente

Es por eso, que estuve dispuesto a ir y vivir donde sea y entrar en un nuevo campo para tratar de establecer un trabajo y ganar almas para Dios. Los últimos cinco años han sido una gran alegría para mí y para mi esposa cuando dejamos a Cleveland Tennessee, y dejamos a nuestra querida familia después de mi retiro para ir a un lugar extraño para trabajar para Dios. Él nos ha bendecido mucho más de lo que esperamos y nos ha dado la dicha estando aquí en el Oeste de Virginia. He disfrutado grandemente mi trabajo aquí, aunque no hemos visto la gran cantidad de almas que nos gustaría ver salvas. Dios está haciendo una obra mientras estamos aquí plantando la semilla para Él. Algunas de estas semillas ciertamente darán fruto en el propio tiempo de Dios.

Dios nos guio a un lugar donde tenemos un núcleo pequeño, pero sólido, de personas que aman la Iglesia y trabajan unidos incansablemente para avanzar el programa de la Iglesia aquí. Él nos ha dado un hermoso edificio en donde nos reunimos, el cual está libre de deudas. Nos hemos encontrado con el favor y aceptación en nuestra comunidad de la Iglesia. ¡A Dios se la gloria! Solo lamento que a mi edad no pueda hacer más para Dios.

Si amas a la Iglesia y quiere ayudar a alguien a encontrar al Señor y estas parado en algún lugar ociosos, déjeme animarle a buscar la dirección de Dios. Si está dispuesto, Dios le abrirá un lugar y Él le apoyará cuando vaya y lo obedezca. Hay un mundo perdido y el corazón amoroso de Jesús está instando a los obreros a ir a Su campo de cosecha.

Esta es una carga muy personal de mi corazón y es por eso por lo que hago un llamado en este mensaje para animar a los obreros a que le den todo a Dios y le permitan que los use en un lugar que no conocen nada de La Iglesia de Dios. Los obreros son pocos y el campo está abierto de par en par. ¿Puede escuchar a Dios llamándole a ir a trabajar en Su viña? Tenemos estados donde no hay ninguna Iglesia organizada. ¿No podemos encontrar solo a uno que esté dispuesto a renunciar a todo e ir, confiando en Dios por las necesidades de la vida; solo uno para cada una de estas áreas desiertas?

Hay varios jubilados en la Iglesia que tienen un ingreso establecido y son libres de responder al llamado a servir. La pregunta es ¿Está usted dispuesto? Nos orgullecemos de creer y practicar la Palabra de Dios. Cuando Palabra de Dios golpea cerca de “casa” a veces queremos aplicarla a alguien más antes que a nosotros mismos. Por ejemplo, ¿Qué tan personal siente los siguientes versículos escriturales? “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo. Y cualquiera que no trae su cruz, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26, 27).

Cuando seguimos al Señor completamente, seremos galardonadores de esta maravillosa promesa: “Y cualquiera que dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y heredará la vida eterna” (Mateo 19:29).

Dios considera los deseos de nuestro corazón si le obedecemos. Cuando era niño soñaba ser un carpintero. Nunca he cumplido este sueño a lo largo de mi vida. Pero cuando me retiré y vine al Oeste de Virginia pude ver este sueño cumplido en una pequeña forma. Aunque no me considero un carpintero de ninguna manera, he remodelado una casa para vivir y convertí un garaje (con la ayuda de dos o tres amigos ministros) en una Iglesia. Aunque un carpintero profesional podría encontrar muchos defectos en mi trabajo, debo admitir que el resultado fue bastante bueno. Al menos yo estaba satisfecho y feliz con los resultados. Yo considero esto como un beneficio adicional de trabajar para mi Señor.

¿Cuál es su deseo en la vida? ¿Ya se ha realizado? Dios puede y está dispuesto a llevarlo a cabo dependiendo de su fiel obediencia a Él. Si ha estado en la Iglesia por mucho tiempo, usted ha escuchado el nombre, Dorlan Queener. Cuando era joven él tenía el deseo de volar un avión. En vez de eso, Dios lo llamó al ministerio. Él obedeció a Dios y en su trabajo ministerial Dios cumplió su sueño y él adquirió y voló su propio avión para la gloria de Dios. Seguramente conoce al hermano Ard. El anhelo de toda la vida era ser misionero. Dios permitió que este sueño se cumpliera mientras trabajaba fielmente para Dios. En su retiro, su crónica reveló que viajó a cincuenta diferentes países alrededor del mundo en su trabajo misionero para La Iglesia de Dios. Cuando ponemos a Dios primero, Él nos acerca a Él y nos abraza un poco, después de que le probamos que realmente nos importan las almas perdidas.

Estas cosas terrestres significan poco o nada en la eternidad, pero las almas que ayudemos a reunir serán una alegría duradera para nosotros por toda la eternidad.

UNA VISIÓN EN LA MONTAÑA

Willie Lee Flippo – M.A.B. 17 de enero de 1959

Jesús les dijo a Sus discípulos cosas que iban a suceder. Él llevó a Pedro, Jacobo y Juan a una montaña donde Moisés y Elías hablaron con Él. Los discípulos se fueron a dormir (como algunos lo están haciendo hoy, mientras otros están orando y trabajando), pero al despertar, Pedro dijo, “Señor, bien es que nos quedemos aquí: si quieres, hagamos aquí tres pabellones: para ti uno, y para Moisés otro, y otro para Elías.”

Cuando A. J. Tomlinson oró en la montaña, él le mostró la Iglesia de Dios. Otros que habían estado dormidos se despertaron entusiasmados, porque dijeron que la gloria de Dios estaba sobre él. Mas tarde, algunos dijeron, “déjenos comenzar una iglesia,” sin saber lo que dijeron. Se parecían mucho a Pedro, pero cuando Dios habló de Su Hijo, “a él oíd,” Él habló del Hermano Tomlinson en los últimos días.

La gente no quería recibir a Jesús, ni algunos recibieron el mensaje de A.J. Tomlinson. En un momento, Jacobo y Juan vieron el resentimiento contra Jesús y querían que cayera fuego y los consumiera, pero Él dijo, “vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.” ¡Y la Iglesia de hoy debe de mantener ese mismo espíritu!


ENTENDIENDO LA PERFECCIÓN

Antes de que Jesús regrese por su Iglesia el cual es llamado rapto, ella llegará a un estado de perfección espiritual y excelencia. Pablo escribió, “Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha” (Ef. 5:27). Juan vio a la Iglesia, “dispuesta como una esposa ataviada para su marido” y el Salmista declaró, “De Sión, perfección de hermosura, ha Dios resplandecido” (Salmos 50:2).

“La doctrina de la perfección puede ser una de las verdades más difíciles de comprender por completo en las Escrituras…,” dice el libro Historia y Gobierno, pero esto no es imposible de entender. Además de orar por una revelación divina, “la perfección debe ser examinada no desde el punto de vista de las fallas y debilidades del hombre, pero desde el plano superior de la Palabra de Dios… [y] fuerza… [ De verdad, la] posibilidad de…perfección…es tan segura como el poder de Dios que lo otorga” (Historia y Gobierno pág. 93).

La perfección es un estado o condición espiritual final que la Iglesia debe alcanzar y seguir. De acuerdo con la Biblia, cuando la Iglesia alcance la perfección Ella estará a la imagen de Cristo sin nada que le falte. Perfecta en santidad y excelente sin reproche, Ella estará completa en Cristo y completamente madura. La Iglesia será perfecta, existiendo en realidad en un estado perfecto de ser. “En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria…ha de ser magnífica… y portentosa” (Is. 4:2; 1 Cr. 22:5; 2 Cr. 2:9).

La Iglesia es el Cuerpo Divino de Cristo y es formada de muchos miembros. Tomará a cada miembro ser perfecto para que la Iglesia sea perfecta. Si hay incluso un miembro imperfecto, dará como resultado que la Iglesia no sea perfecta. Si solo hay un miembro que no tiene un “vestido de boda,” hará que la Novia de Cristo no esté lista para el regreso del Señor. Pero la Biblia enseña claramente que la Iglesia, la Novia de Cristo, será perfecta y completamente lista para ascender al encuentro del Novio para las bodas en el aire. Esto significa que todos y cada uno de los miembros en ese momento serán perfectos, totalmente listos, “vistiendo sus vestiduras puras y sin manchas.” (Himnario Banner pág. 4). Y no solo no habrá miembros imperfectos y no preparados en la iglesia perfeccionada, no habrá “cizaña entre el trigo… (cuando) el fruto de la tierra para grandeza y honra…” (Mt. 13:25; Isaías 4:2).

Siendo la columna y apoyo de la verdad, y la nación justa que guarda la verdad (cf. 1 Ti. 3:15; Is. 26:2), se le da a la Iglesia conocer toda la verdad que está en Cristo Jesús. Jesús mismo dijo, el “Espíritu de verdad… os guiará a toda verdad” (Juan 16:13) Desde que Ellla surgió en los últimos días, Dios ha revelado gran parte de Su Palabra a la Iglesia, tanto que, si cada miembro practicara lo que se sabe, la Iglesia alcanzaría un estado espiritual muy elevado similar a la perfección. Historia y Gobierno declara, “En la medida que los miembros individuales vivan de acuerdo con las reglas de la Asamblea General, es el grado de perfección que la Iglesia ha alcanzado (pág. 100). Llegará el momento cuando el conocimiento de la Iglesia del Hijo de Dios será completo. Cuando todo el conocimiento es dado a conocer a la membresía por el ministerio y es obedecido por completo, entonces cada miembro ha llegado, “…a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:13). Y solo Dios sabe cuáles son los últimos rayos de la verdad que Él revelará a Su Iglesia para obedecer que la empujará a superar el umbral de la perfección. Pero antes de que se realice este glorioso estado, las otras ovejas– aquellos que son salvas, pero no son miembros de la Iglesia– deben reunirse en un solo redil para que puedan ser perfeccionadas junto con los demás santos.

El apóstol Juan dijo, “Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él porque le veremos como él es” (1 Juan 3:2). Aunque ahora somos los hijos e hijas de Dios y ha sido imputado la justicia de Cristo cuando fuimos salvos, todavía no hemos alcanzado a un estado donde la perfección ha aparecido y es claramente evidente y manifestada, cuando nuestra “apariencia” será uno de “belleza extrema,” pero estamos seguros de que cuando Jesús regrese, seremos “codiciable” (Cantares 5:16) así como Él es; porque conoceremos plenamente a Aquel cuya justicia nos convierte en su imagen gloriosa. “Y salióte nombradía entre las gentes a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice el Señor Jehová” (Ez. 16:14).

Es la voluntad de Dios para cada miembro de la Iglesia “que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Ro. 8:29). Ser más como Cristo es un proceso de avance a medida que alcanzamos el nivel de pureza, la cual es la virtud de Cristo, que está delineada en la Palabra de Dios, Su espejo de cristal, y es revelado a la Asamblea General por el Espíritu Santo. “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor” (2 Co. 3:18). La “perfección de los santos” continuará hasta que se realice la perfección absoluta y cada miembro de la Iglesia sea glorioso, sin mancha ni arruga. “Y le fué dado que se vista de lino fino, limpio y brillante: porque el lino fino son las justificaciones de los santos” (Ap. 19:8).

¿Los escucha venir, hermano? ¡Masas por las pendientes de la luz, vestidos con gloriosas prendas resplandecientes, vestidos lavados con la sangre, blancas y puras! (Hymns of Glorious Praise, pág. 166)

Masas significa “presionar y abarrotar” y pendientes significa algo casi vertical que requiere esfuerzo para escalar (World English Dictionary). Tomará esfuerzo y presionar hacia la meta para alcanzar el, “premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:14).

Otro significado para pendiente es escalón. Las escaleras tienen escalones también, que se llaman peldaños. Uno sube una escalera un peldaño a la vez hasta que alcanza la parte superior. Cuando Dios le dio una visión de la Iglesia a Jacob, como está registrado en Genesis 28, Él le enseñó una escalera. Hay pasos espirituales dentro la Iglesia, la escalera de Dios. Ellos son las “pendientes de luz” de verdades divinamente reveladas que llevaran al pueblo de Dios a la perfección.

Cuando “la hija del rey” llegue a su meta y “sean en todo gloriosa” (Salmos 45:13), no habrá miembros pecadores. Salomón profetizó, “Toda tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha” (Cantares 4:7). Cada miembro en toda la Iglesia en todo el mundo será salvo, santificado y lleno del Espíritu Santo, totalmente sometido al gobierno de la Iglesia y practicando toda la doctrina, incluyendo las 29 Enseñanzas Prominentes y los bíblicamente Sanos Consejos a los Miembros. Dios está llamando a Su Iglesia a la perfección.

Historia y Gobierno establece, “La Iglesia será presentada a Cristo como una Iglesia resplandeciente sin mancha ni arruga o casa semejante… De acuerdo con las escrituras no hay lugar para el pecado en la Iglesia triunfante. Hoy, la Iglesia puede existir en un estado de imperfección, pero será limpiada de toda injusticia. Los miembros que hoy no están viviendo vidas santas tarde o temprano, llegarán a ser santos o serán sacados del Cuerpo de Cristo” (pág. 96). “Y acontecerá que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalem, será llamado santo; todos los que en Jerusalem están escritos entre los vivientes” (Isaías 4:3)

Juan escuchó en una visión, “Gocémos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado” (Ap. 19:7). Toda novia tiene la responsabilidad de prepararse para su boda con su novio, y así es con la Iglesia para Su boda con Cristo. La Iglesia se prepara y se pone lista a través de Su ministerio, porque ese es el rol y el propósito divinamente ordenado del ministerio. “Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros profetas [los apóstoles y profetas hicieron su trabajo hace muchos años]; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:11, 12) A través de la labor y trabajo efectuado por el ministerio y su hablar la verdad en amor es como ellos presentaran a todo miembro santo sin mancha e irreprensibles a su vista perfectos y cumplidos en todo lo que Dios quiere (Col. 1:22; 4:12).

Además del trabajo del ministerio, cada miembro tiene algo que hacer para prepararse y estar listo para el regreso del Señor. “Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio” (1 Juan 3:3). “Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios” (2 Co. 7:1). Debe someterse voluntariamente y obedecer “el lavacro del agua por la palabra” (Ef. 5:26), la Palabra de Dios pura que es predicada y enseñada por el ministerio de la Iglesia. Un Secretario General del AMIP dijo, “Hablamos acerca de ir a la perfección– tenemos que hacer que nuestra gente camine primero en las enseñanzas de la Iglesia de Dios” (Upon This Rock, Vol. 3, pág. 137). Y cuanto más pronto los miembros conozcan y practican todas las recomendaciones y reglas de las Asamblea, más rápido se moverá la Iglesia hacia la perfección.

Dios tendrá una Iglesia perfecta, y puede estar más cerca de lo que pensamos. El Obispo R. O. Covey declaró hace años, “Tenemos poco tiempo para alcanzar la perfección que enseñamos.” Si el tiempo era corto en esa época, ¿cuánto más cerca está ahora? Que temblemos ante Dios con santo temor y reverencia mientras consideremos esta realidad, y trabajemos más duro que nunca para alcanzar la meta. El pasado Supervisor General Obispo A. J. Tomlinson, dijo: “Ahora que estas son verdades que no se pueden negar, es mejor que nos unamos al carro de los santos y hagamos más para llegar a la perfección de lo que jamás hayamos hecho. En otras palabras, ya que la iglesia debe continuar a la perfección hasta que alcancemos la meta, agitémonos a la acción poderosa… y avancemos a pasos agigantados hasta que lleguemos al lugar en nuestra experiencia que Dios nos está apuntando para alcanzar” (Mensaje Anual Histórico, Vol. III, pág. 263).

Gary Graves, Padre, Elizabeth, IN

EL NOMBRE DE LA IGLESIA

“Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalem no he de parar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará” (Is. 62:1, 2). El capítulo 62 de Isaías trata con profecías sobre la Iglesia. En la profecía, a la Iglesia a menudo se le conoce Sión y, a veces, Jerusalem, como podemos ver en estas escrituras. El versículo uno habla de su justicia y luz. En Mateo 5:14 Jesús dijo de la Iglesia, “Vosotros sois la sal del mundo…” En el versículo dos, a los gentiles se le promete acceso al beneficio de esta gloriosa luz. La comisión de la Iglesia es ir a todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). Esta comisión de toda criatura dada a la Iglesia por Cristo estaría de acuerdo con y cumpliendo Mateo 21:43 donde Jesús dijo, “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que haga los frutos de él.” Esta nación es la Iglesia, la cual es llamada en 1 de Pedro 2:9, “gente santa” y su nombre fue proclamado por la boca del Señor, Él mismo, en cumplimiento de Isaías 62:2. Cuando los judíos rechazaron a Cristo y Su mensaje, Él recurrió a la Iglesia con esta comisión mundial. Todo esto fue visto y planeado desde la fundación del mundo.

La noche antes de Su crucifixión, Jesús oró una hermosa oración que se registró en Juan 17. En esta oración podemos encontrar información vital sobre el nombre de la Iglesia. “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste…” (v.6). Esto significa que debían identificarse con este nombre que les había dado. En el versículo 11, Él le pidió a Su Padre que “a los que me has dado, guárdalos por tu nombre…” En el versículo 12, Él dijo, “cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre…” En el versículo 26 Él continuó con esta posición al decir, “Y yo les he manifestado tu nombre, y manifestare lo aún…”

Todos estos versículos en Su oración señalan el hecho de que Él llamó a Su Iglesia después del nombre de Su Padre, para cumplir la profecía de que la boca del Señor le daría un nombre a la Iglesia, Él podría haber llamado cualquier otro nombre, como La Iglesia de Cristo, o La Iglesia de Jesús, o algún otro nombre, pero Él eligió llamarla La Iglesia de Dios, en honor a Su Padre Celestial.

A lo largo de las escrituras del Nuevo Testamento encontramos referencias hechas a “La Iglesia de Dios” o una variación de este nombre. Las siguientes son algunas de estas referencias: Hechos 20:28; 1 Co. 1:2; 2 Co. 1:1; 1 Co. 10:32; 15:9; Ga. 1:13; 1 Ti. 3:5,15; 1 Pedro 4:17; He. 3:6.

En Romanos 16:16, el apóstol Pablo dice, “Os saludan todas las iglesias de Cristo.” Esta expresión no se refiere al nombre de la Iglesia sino a la propiedad de la Iglesia. Esta es la única referencia como tal en el Nuevo Testamento.

El Señor Jesucristo nombró Su Iglesia La Iglesia de Dios y por la gracia de Dios continuamos bajo este glorioso nombre hoy.

La primera parte de esta serie revela el nombre bíblico de la verdadera Iglesia Bíblica como “La Iglesia de Dios,” queremos mostrar en la segunda parte que la verdadera Iglesia se desvió de los principios bíblicos y dejó de funcionar, el nombre de la Iglesia también se metamorfoseó en otra cosa.

El Nuevo Testamento y los primeros ministros y escritores de la Iglesia hicieron referencia al nombre de la Iglesia como la Iglesia de Dios. Esta denominación de la Iglesia estaba bien arraigada en las mentes y corazones de sus miembros y conocidos en todas partes. Se puede notar que la palabra ‘la’ e ‘iglesia’ no se escribieron en mayúsculas como lo hacemos hoy, sin embargo, ellos representaban el nombre propio de una entidad distinta. [Por favor siga este hilo de pensamientos mientras continuamos con la historia del nombre de la Iglesia en el futuro.]

La Iglesia Primitiva creció en millones de miembros y se extendió por el mundo conocido, y especialmente en el Imperio Romano. Las Iglesias se establecieron en muchos lugares. La Iglesia se volvió poderosa al punto que el Emperador Romano, Constantino, se unió a la Iglesia y comenzó a ejercer influencia y poder sobre ella. Fue él quien convocó a los obispos de todas las naciones bajo el cielo, como lo relata el historiador Eusebio, para el concilio de Nicea que resultó en la adopción del Credo de Nicea que sumergió a la Iglesia Primitiva en la apostasía del periodo de la Edad Oscura.
Constantino envió cartas sobre el resultado del concilio a todas las iglesias llamándolas “las multitudes felices de la Iglesia Católica.” En otras cartas y escritos él, junto con otros líderes de la Iglesia, se refirieron a la Iglesia como ser la “Iglesia Católica.”

Alejandro, el renombrado Obispo de Alejandría, en su carta al “ministerio de la Iglesia Católica… en todos los lugares” se refiere a ellos ser un cuerpo de la Iglesia Católica. En los registros de los concilios, la Iglesia fue referida como “La Santa Iglesia Católica y Apostólica de Dios.”

Para ser justos, la palabra “católica” significa universal o abarcar todo. Mientras que la Iglesia Primitiva era la Iglesia universal, siendo la única Iglesia en ese momento, lo hizo con toda probabilidad, abrazando a todos los cristianos como miembros. Si bien este puede haber sido el propósito original de usar ese termino para referirse a la Iglesia, no fue su único intento. Los primeros registros históricos de la Iglesia revelan que las palabras se escribieron con mayúscula, lo que denota que las referencias se refieren al nombre propio de una organización, así como a las características de esa organización.

El nombre de “la iglesia de Dios” no se desapareció de la noche a la mañana. Se volvió cada vez más relegado a los pasillos de la historia distante a medida que pasaba el tiempo, mientras que el nombre “Iglesia Católica” se volvió cada vez más de moda por su uso popular y continuo. Generalmente se ha reconocido hoy como la “Iglesia Católica Romana” y algunas veces como la “Iglesia Romana.” El termino “iglesia de Dios” o “la iglesia de Dios” todavía era algo familiar para cristiandad en general a través del periodo de la Era Oscura, como veremos en nuestra próxima entrega.

Walter Lofton
Historia Bíblico de la Iglesia

SANIDAD DIVINA—EL GRAN MEDICO—CRISTO NO ES CRÍTICO

Oscar Pimentel, Supervisor General de La Iglesia de Dios
Honestamente puedo decir que he experimentado sanidad divina en mi cuerpo en diferentes ocasiones de mi vida, ambos, cuando era niño y como adulto. La primera vez que puedo recordar que fui sano por el poder de Dios fue cuando era un niño en el año 1985. Mi padre, quien fue salvo en la primavera de 1984, nos llevó a la población rural de Emmett, Idaho. Fue allí, en una casa pequeña, donde me enfermé de una fiebre terrible, a la edad de siete años más o menos. Vívidamente recuerdo la puerta de la habitación abierta y la luz apagada, cuando escuché la voz de un hombre llamado Enrique Martin, un ministro del evangelio, quien vino a visitar a mis padres para animarlos en el Señor. Mientras estaba acostado en la cama, abrumado por mi enfermedad, y muy débil, pude escuchar a mis padres explicar que yo estaba enfermo de fiebre. La luz se encendió y en la habitación llegó este gigante hombre, su esposa y mis padres. Me ungieron con aceite, pusieron sus manos sobre mí y oraron por mi sanidad. Se dieron la vuelta para salir de la habitación donde yo estaba, y apenas habían entrado en la cocina cuando esa fiebre desapareció de mi cuerpo, salté de la cama y me dirigí a la cocina, pidiendo comida a mi madre. ¡Estaba completamente sanado sin ningún síntoma de fiebre y completamente fortalecido en el cuerpo!

Otra experiencia de sanidad que deseo compartir involucra a mi hija menor, Evangelina. Esto hace varios años. Fue en el momento de los primeros viajes que debía hacer en nombre de la Iglesia como interprete y este viaje me llevaría a Honduras. El día antes de irme, comencé a sentir mucha incomodidad en mi garganta, y recordé que cuando era niño tuve algunos ataques temidos con amigdalitis, esa condición de hinchazón de las amígdalas (que Dios me había sanado muchos años antes). Esto trajo fiebre, escalofríos y un dolor de garganta. Francamente estaba preocupado, recuerdo que pensé, “no puedo ir a Honduras así. ¿Qué bien puedo hacer bajo estas condiciones?” Por supuesto, las maletas estaban empacadas, el pasaporte en la mano, el boleto comprado y sentí que no podía retroceder. Pensé, “tengo que ir, así que me voy enfermo y tendré que luchar para superarlo y confiar en Dios” Se estaba haciendo tarde y recuerdo descansar en el piso en mi habitación. Mientras estaba allí, mi hija Evangelina, que en ese momento era muy pequeña, vino detrás de mí y comenzando a conversar entre nosotros. Le dije que no me sentía bien. Ella ofreció, a su manera, orar por mí. Por supuesto, la alenté a hacerlo, pero Dios sabe que no le di mucha importancia y en realidad no esperaba ningún cambio. Ella puso su pequeña mano en mi garganta y oró. Le di las gracias después de su oración y poco después me quedé dormido. Me desperté a la mañana siguiente y me levante, me aseé y agarre mis cosas–luego, de repente, me di cuenta de que todo el dolor había desaparecido de mi garganta y que todos los síntomas habían desaparecido! Puede que no haya tenido fe la noche anterior para creer que algo cambiaría, pero esa niña tenía fe, y lo suficiente como para tocar el cielo en nombre de su padre. ¡Fui divinamente sanado por el poder de Dios!
Me di cuenta de que en estos dos casos Dios usó a un ministro anciano del evangelio para que orara por mí cuando era niño, y una pequeña niña para orar por mí como adulto cuando estaba enfermo. No fue su edad, ni su experiencia o falta de ella, lo que me sanó, sino el poder de Dios a través de su oración de fe.

Me gustaría recordar algunas palabras compartidas en el Mensaje Anual del 2015, y creo que es cierto de este tema o cualquier otro tema que predicamos. Dije “A veces encontramos algunas diferencias en la FORMA en que los ministros enseñan. (no dije QUÉ. Hay una manera incorrecta de enseñar lo que es correcto. A veces las personas predican áspero y duro, pero queremos presentar la verdad de una manera que edifique. Digo, decir la verdad y predicar el evangelio, pero no golpeemos y menospreciemos a los hermanos.) Santos, creo que siempre y cuando nos apeguemos a la enseñanza de la Biblia, así como Dios nos las reveló, y hemos aceptado, no habrá lugar para desacuerdos. Cuando las personas comienzan a predicar fuera de los límites de la Asamblea en doctrina, es lo que trae desacuerdos y división. Pero si nos mantenemos dentro de los límites, hablaremos lo mismo y no encontraremos división entre nosotros.”

¿Qué es sanidad divina? Es ser sanado por el poder de Dios sin la ayuda de la medicina o habilidad quirúrgica. Cuando una persona cumple todas las condiciones de Dios, llega al lugar donde él o ella depende totalmente del poder de Dios y confía solo en el Señor para su sanidad, y ellos son sanados, se puede decir con razón que han sido sanados divinamente.

Lo mismo se puede decir en el caso del hombre o la mujer de Dios que cumple con todas las condiciones de Dios, sobre quienes se mueve el Espíritu y por medio de quienes Él opera el don de sanidad o cuándo oran por los enfermos en el nombre de Jesús en la fe, creyendo e inmediatamente y de forma instantánea la enfermedad o mal del enfermo huye ante la mención de Su nombre.
Hay algo muy maravilloso sobre la sanidad divina. es que no está limitado a algunos pocos, sino que, como la salvación, es a quien quiera. Una persona puede recurrir a asistencia médica y al mismo tiempo pedirle al Señor que lo ayude, y es posible que el Señor ayude al individuo en un caso como este. Y Él ha ayudado en casos como este, pero la sanidad divina por el poder de Dios se lleva a cabo tan milagrosa y a menudo es tan instantánea como la regeneración.

No creo que haya un miembro o ministro en La Iglesia de Dios que no esté de acuerdo con que esta enseñanza sea doctrina bíblica y, por lo tanto, una enseñanza de la Iglesia. Sin embargo, si me equivoco, me gustaría dejar en claro hoy que esta es una enseñanza prominente en la Iglesia.
Es importante mencionar que no es mi intención de ninguna manera desacreditar a la ciencia médica. Dios sabe que no. Le gradezco a Dios por eso. Oro por las bendiciones de Dios sobre cada buen médico y enfermera del mundo. Ellos trabajan incansablemente de noche y día tratando de brindar alivio a la humanidad que sufre, haciendo todo lo que está en su mano, trabajando con sus manos y su conocimiento de las medicinas, tratando de ayudar a la naturaleza a devolver la salud a la humanidad que sufre. La Iglesia no habla irrespetuosamente de estos buenos servicios públicos.

Nuestro esfuerzo debería ser simplemente enseñar la forma en que la sanidad tuvo lugar en la Biblia, e informar a la humanidad que lo que otros están tratando de hacer Dios lo hace completamente. Para fortalecer aún más, deseo mencionar la Recomendación de la Asamblea General de la Iglesia y el acuerdo unánime que tuvo lugar en la 103ra Asamblea General del 2008 que declara en parte: “… La Iglesia sostiene la enseñanza bíblica de que la sanidad divina se proporciona para todos en la expiación, pero no enseña que es pecado visitar a un médico o tomar medicina.”
Por favor permítame compartir este pensamiento. Creo que fue A. J. Tomlinson, quien, como Supervisor General en sus primeros años, predicó y creyó en el bautismo del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas antes de recibirlo. Simplemente porque no lo tenía no lo descalificó para que lo predicara, ni tampoco significaba que fuera un hipócrita. Creo que este pensamiento también puede aplicarse al tema que nos ocupa. Alguien todavía no puede estar en el lugar de total dependencia de Dios para su sanidad bajo cualquier circunstancia, y tampoco todas las personas enfermas por las que hemos orado han sido sanadas, pero aun creemos que Dios tiene todo el poder de sanar y, por lo tanto, nosotros lo predicamos.

El registro del Antiguo Testamente nos dice que Dios “perdona todas tus iniquidades” y “sana todas tus dolencias” (Salmos 103:3). Isaías 53:5 dice, “Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.”
El registro del Nuevo Testamento declara que en la expiación efectuada por Cristo en la cruz fue incluida la sanidad para el cuerpo. “El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados” (1 Pedro 2:24).

No hay lugar para especulaciones sobre quién es responsable de la sanidad divina ¿Quién fue herido por nuestras transgresiones? ¿Quién fue molido por nuestras iniquidades? ¡Solo Cristo, el Hijo de Dios! Solo Él sufrió las llagas que traen sanidad divina. Encontramos mucha evidencia en la Escrituras de la sanidad efectuado por Jesucristo. La evidencia está allí que podría alentar la fe del creyente en el poder de Dios para ser sano.

Las limitaciones de tiempo no nos permitirían mencionar todos sus milagros de sanación registrados en el Libro Sagrado, pero esto no es una sorpresa ya que Juan ya ha declarado, “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, que si se escribiesen cada una por sí, ni aun en el mundo pienso que cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén” (Juan 21:25)

Aquí voy a compartir algunos: “Y como descendió del monte, le seguían muchas gentes. Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y luego su lepra fué limpiada” (Mt. 8:1-3). Lo que encontramos aquí es un leproso que sin duda debe haber oído sobre la fama del Especialista en sanidad. La Biblia dice, “Empero tanto más se extendía su fama: y se juntaban muchas gentes a oir y ser sanadas de sus enfermedades” (Lucas 5:15). Uno de los primeros pasos para recibir sanidad de Dios es saber algo sobre lo que Jesús puede hacer.

La Biblia dice, “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán si haber quien les predique?” (Ro. 10:14). ¿Por qué no deberíamos decirles a las personas, y especialmente a las personas que sufren sobre este Especialista, que nunca estudió o practicó medicina, pero quien han sanado a más personas y atado más corazones rotos que todos los médicos de lejos y de cerca?

Este leproso no tenía remedio para su condición. Su única esperanza era un milagro de Dios, y así llegó a Jesús y le adoró y lo llamó, “Señor.” El leproso dijo “Señor, si quieres,” y Jesús inmediatamente lo tocó diciendo, “quiero.” ¿No sabe usted que Dios está dispuesto a que nuestra enfermedad sea eliminada de nuestros cuerpos? La situación desesperada y desahuciada de este hombre lo llevó a un lugar que cuando él entendió que Jesús de Nazaret estaba presente, hizo una súplica desesperada que tocó el corazón compasivo del Señor.

Las Escrituras no señalan nada acerca de la vida de este hombre antes de este momento, salvo que vino como un leproso. Sin embargo, podemos deducir por sus acciones y palabras que él tenía fe en Cristo para ser sano porque en alguna parte, en algún lugar, alguien le testificó de como Cristo los había sanado. ¿No es esta una buena manera de alentar a otros a confiar en el poder de Jesús para sanar? ¡Testifique sobre lo que Él ha hecho por usted! No es en lo que hacemos o no hacemos que generará fe en los demás, pero el testificar de Sus maravillosas obras que Él ha hecho por nosotros.
El registro no muestra que Jesús se preocupó en preguntar por su nombre, ni se tomó el tiempo de preguntar cuanto tiempo había estado con esa enfermedad. Cristo no le preguntó dónde él había estado o a donde iba. Estoy seguro de que el Maestro sabia todas estas cosas acerca de él y conocía toda su vida y todo lo que él había hecho. Jesús, siendo el salvador en tiempo real, el Gran YO SOY, no Él que SOLÍA SER o VOY A SER, pero el AQUÍ y AHORA Jesús de Nazaret- viendo su necesidad existente y el corazón con el que se le acercó, ¡extendió Su mano y lo tocó e inmediatamente fue limpio! ¡Cristo no fue crítico!

“Y vino Jesús a casa de Pedro, y vió a su suegra echada en cama, y con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía” (Mt. 8:14,15). Solo sabemos algunas cosas sobre esta mujer; ella era la suegra de Simón Pedro, ella estaba en la casa de Simón y ella estaba con una “grande fiebre” (Lucas 4:38). Ella fue vencida por su grande fiebre y aparentemente no pudo pedirle al Maestro por Su toque especial a pesar de que Él estaba presente. En momentos en que una persona es afectada por alguna enfermedad, es posible que no tengan la fuerza para orar por ellos mismos. ¿Qué harán cuando no pueden clamar al Maestro? Algún santo de Dios debe suplicar al Señor en su nombre.

La escritura nos dice que “le rogaron por ella” (Lucas 4:38). ¿Ellos quienes? Sus discípulos. Ellos le suplicaron que hiciera algo con respecto a su enfermedad. Esta palabra “rogaron” denota que suplicaron a Cristo urgentemente y ansiosamente. Casi podemos verlos ahora. ¡Señor, por favor, suplicamos–que la sanes ahora! No dejes pasar esta hora sin que la sanes. ¡Por favor tócala! ¡Por favor sánala!

No debemos pasar por alto esta palabra importante “ellos.” Esto muestra su unión en oración. Esto significa unidad en su preocupación por ella. Esto significa unidad en la preocupación por ella. Esto significa armonía para el beneficio de la persona necesitada. Oh, ¿qué sería si todos–TODOS– de la Iglesia oramos juntos con profunda sinceridad y compasión piadosa, en una sola voz, en el momento que escuchamos que un estimado santo se enfermó o que un ser querido está atormentado de una temida enfermedad? ¿Le agradaría a Dios que lo tomáramos en serio y dejáramos todo lo que estamos haciendo para suplicar al Señor en nombre de aquel que esta afligido en el cuerpo? Aquí ellos oraron unidos y Él la tocó y la fiebre la dejó.

No hubo preguntas hechas por Jesús sobre su vida o historial de salud. No se preguntó si había ido o no a consultar a los médicos. Fueron sus discípulos quienes le suplicaron en su nombre teniendo fe y le hicieron saber la necesidad y Él la “vio,” “la tomó de su mano y la levantó; y luego la dejó la calentura” (Mr. 1:31). ¡Cristo no fue crítico!

No podría decirle si ella tenía fe o no. No lo encuentro en el registro, pero lo que leo en la Escritura me dice que ELLOS tenían fe. ¡Alguien tendrá que tener fe! No veo que Jesús estaba demasiado preocupado, viendo la necesidad de esta mujer, si tenía fe o no, si ella había sido salva o no, o si había ido al médico o no. En este caso, la carga de la necesidad de alcanzar a Dios para la sanidad estaba en los santos– en la Iglesia. Ellos oraron, independientemente de su espiritualidad o falta de ella. No los encontramos ocupados o preocupados de las cosas arriba mencionadas excepto que esta gran fiebre debe irse.

A veces, nos preocupado demasiado por la condición de la persona por la que se ora, pero ¿qué de nuestra condición, Iglesia? Mirando hacia tras en las condiciones sobre las cuales Dios favoreció a la Iglesia Primitiva con señales, milagros y maravillas encontramos que era la unidad, amor y confraternidad que prevaleció entre los primeros santos.

Tal vez es hora de que deje de mirar a mi alrededor para ver qué o quién tiene la culpa de la falta de la operación de los dones del Espíritu y examinar mi propia vida para estar seguros de que estoy donde necesito estar– santo, consagrado y perfectamente dispuesto a que Dios reciba toda la gloria–para que Dios pueda manifestar su poder.

Algunos pueden preguntar: ¿Por qué nosotros no estamos viendo más sanidades? Quizás estoy equivocado, pero dado que los dones del Espíritu se dan para la edificación de la Iglesia como un todo y no para su destrucción, si nosotros no estábamos viendo las olas milagrosas de sanidad divina en la Iglesia de Dios, ¿podría ser qué Dios ve que no estamos listo y no sabríamos cómo darle a Él toda la gloria?

Cuando Dios sanó al cojo, toda la gente corrió junto a Pedro y Juan. “Y viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones Israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? o ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si con nuestra virtud ó piedad hubiésemos hecho andar a éste? El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús…Y en la fe de su nombre, a éste que vosotros veis y conocéis, ha confirmado su nombre: y la fe que por él es, ha dado a éste está completa sanidad en presencia de todos vosotros” (Hechos 3:12, 13, 16). Pedro lo deja en claro que no fue su virtud o piedad la que hizo caminar a este hombre, sino que fue la fe en el nombre de Jesús. Por supuesto, la persona que usa el Espíritu de Dios debe ser santo y consagrado, pero no es por nuestra santidad o espiritualidad profunda que Dios está obligado a sanar.

Por qué, cómo y cuándo Dios elige sanar a una persona y no a la otra es prerrogativa y asunto de Dios. Nuestro deber es hacer la obra de Dios con compasión. Nuestro deber es predicar la Palabra de Dios y poner manos sobre los enfermos, orar la oración de Fe, y por el poder de Dios verlos sanos y estar preparados para darle a Dios toda la gloria. Estoy seguro de que Dios conoce algunas cosas y áreas en las que nos falta. Creo que la gloria y el poder de Dios vale la pena el esfuerzo de un autoexamen.

“Y como fué ya tarde, trajeron a él muchos endemoniados; echó los demonios con la palabra, y sanó a todos los enfermos” (Mt. 8:16). Algunas personas nunca vendrán por su propia cuenta y tendrá que ser traídas. Puede ser físicamente en nuestros brazos, o puede ser espiritualmente con nuestras oraciones a Jesús. Una vez más, encuentro evidencia en este versículo de que fue la fe de aquellos que los llevaron a Jesús lo que contribuyó a que todos los enfermos fueran sanados.

No fue lo que hicieron lo que les valió su sanidad, sino que la sanidad vino a través de la fe en el poder de Cristo. “¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo…” (Santiago 5:14, 15). Ésta sigue siendo la forma bíblica, pero lo que más sobresale son estas palabras “la oración de fe.” Podemos llamar a los ancianos y ellos pueden venir, podemos ser ungidos con aceite y podemos orar por él, pero nunca podríamos hacer lo suficiente para obtener la sanidad solo porque hicimos todo lo posible. Sí, queremos llamar a los ancianos, sí queremos ungir con aceite y orar, pero lo que se necesita y llamará la atención de Dios es “la oración de fe.”

Cuando cuatro hombres vinieron cagando al pobre hombre “paralítico” (Mr. 2:3) a esa casa en Capernaum, Jesús vio su fe (Él no la escuchó, sino que la vio en sus corazones, por su comportamiento vio cuánta fe tenían). Él dijo “Hijo tus pecados te son perdonados” (v.5), después un poco más adelante Él dijo, “Levántate, y toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó luego…” (vv. 11, 12). Aquí estaban un grupo de hombres preocupados por la sanidad de este pobre hombre que los obligó a llevarlos al Señor. ¡Cristo no fue Crítico!

“Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacía, y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, como oyó hablar de Jesús, llegó por detrás entre la compañía, y tocó su vestido. Porque decía: Si tocare tan solamente su vestido, seré salva. Y luego la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote” (Mr. 5:25-29)

Este es un lugar donde la Biblia nos dice acerca de esta persona y cuánto tiempo había estado enferma y a donde había ido ella. Es significativo, yo creo, que el Señor nos permitió esta porción de la Escritura para que podamos aprender algo. Ella había llegado a esta comprensión y decisión con la experiencia de su propia vida. Ella se dio cuenta que ningún hombre podría hacer algo por ella sino solo Cristo. Aun así, Jesucristo no fue crítico, ni estuvo contra ella o hizo un gran problema del que ella haya ido a los médicos. Él podría haberle dicho, ¿Por qué me dejaste al último? ¿Por qué gastaste todo tu dinero allí?” Pero no lo hizo. Cristo no fue crítico. Ese día ella reunió las condiciones de Dios; condiciones que Dios estableció, no por hombre y fue su fe la que hizo todo.

Entendemos que “sin fe es imposible agradar a Dios.” Sin duda, cada hombre tendrá que trabajar eso con el Señor. Podemos intentar ayudarnos mutuamente en la fe, no hablando de cuanta fe yo tengo o tú tienes, sino por el predicar la Palabra de Dios. Esta mujer “oyó hablar de Jesús.” Ella no lo había visto. Ella no lo había experimentado, pero ella tenía fe. Ella se aferró a la nada hasta que se convirtió en algo Sera la fe en Su Palabra la que producirá las poderosas obras de Dios. Una de las mejores formas en que se producirá la fe es escuchando y leyendo de los hombres de fe en la Biblia. La Biblia dice, “Luego la fe es por el oír; y el oír por la Palabra de Dios” (Ro. 10:17). Sin duda, nuestro testimonio el uno al otro sobre cómo Dios nos ha sanado vez tras vez también aumentará nuestra fe en el Señor.

Quiero alentarlos a todos a no criticarnos el uno con el otro en esta área. Condenarnos y criticarnos no hará nada por nosotros. Deje que nuestra conversación y mensaje sea lo que Jesucristo ha hecho y puede hacer y no tanto lo que el hombre no puede hacer, o lo que usted y yo hagamos o no hagamos.
El Samos 107:20 dice, “Envió su palabra, y curólos, y librólos de su ruina.” Fue la Palabra de Dios que los sanó a todos y nosotros debemos alabar a Dios por Su bondad.

Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Hoy podemos aún acercarnos a Él y Él nos tocará, Él todavía puede hablar la palabra y podemos ser sanados en el mismo instante. Él todavía puede venir a la casa, ver su enfermedad, y tocar su mano y su enfermedad lo dejará. Si usted ha sido atormentado por muchos años por una enfermedad, o puede ser que apareció recientemente, si usted “lo toca,” usted puede también sentir en su cuerpo la virtud sanadora de Jesucristo. Su sangre nunca perderá Su poder.