TESTIMONIO de Vicki Williams
Testifiqué brevemente durante la Asamblea General este año de cómo el Señor me ha sanado en la trayectoria de un cáncer de la médula ósea. Es como tomar un viaje y hay muchas curvas en la carretera de modo que no puedes ver lo que está a la vuelta, pero Dios estaba allí a cada milla.
Yo no quería tomar quimioterapia, pero al principio de este viaje yo seguí todas las instrucciones que me dieron. Habría efectos secundarios de las medicaciones que recibí. La Iglesia y los amigos oraban y me aliviaba. Dejé de sangrar, el sabor de cobre se fue y mis niveles de azúcar rondaban normales.
Después de meses de quimioterapia, mi médula ósea estaba lista para un trasplante, pero primero asistiríamos la Asamblea General del 2010. Ese domingo por la mañana el servicio fue tan maravilloso, más que maravilloso. Si usted estuvo presente, usted sabe que fue un tiempo de la adoración más pura, una muestra del cielo. Yo había creído que Dios sanaría mi cuerpo desde enero 2010 y había empezado a darle gracias por ello desde febrero del mismo año. Sólo que no sabía cuándo Él lo haría aparente a otros (los doctores).
Después de la Asamblea, fui a "Chapel Hill" a completar el procedimiento de trasplante de la médula ósea. El doctor joven que me estaba atendiendo ese primer día dijo que yo estaba en "Completa Remisión". Eso es lo que ellos tienen que llamarle porque creen que regresará en cuestión de tiempo. Para mí, esa fue la primera vez que algún doctor usara esas palabras y yo estaba lista para irme a casa; sin embargo, tenía un catéter de corazón y me habían dado una quimioterapia demasiada fuerte en ese tiempo y no estaba en claro sobre el seguro y el costo, etcétera. (Saben, muchas de las veces basamos nuestras decisiones sobre cómo seremos afectados financieramente o cuánto dinero tenemos en vez de confiar en Dios completamente). Me quedé. Recibí más quimioterapia que era más fuerte que la ultima, algo que totalmente mataría toda mi médula ósea. La médula que Dios acababa de sanar. Yo misma me hacía la pregunta: "¿Por qué estoy aquí?", "¿Cómo puede Dios estar en esto?", "¿Usar esto?", "¿Recibir la gloria?". Acepto por fe que mi esposo, Jimmy, y yo quizás hicimos algún bien por Él mientras estuvimos allí. Pero ahora necesitaba sanidad de daños químicos 'auto infligidos' a mi cuerpo. Me arrepentiría y pediría misericordia. Estaba consciente que muchos estaban orando por mí. Los doctores recetaban medicaciones para ayudar al cuerpo sanar y protegerse de infecciones. Jimmy llenaba los frascos de medicina. En una ocasión uno de los doctores esta repasando mis síntomas, le preguntó a Jimmy sobre las medicaciones que yo debía estar tomando. Jimmy respondió: "A ella le gusta llenar esos frascos de medicina costa, pero no le gusta tomársela". Yo no quería medicaciones. Yo estaba cansada de tomar medicinas. Yo sé que Dios sana sin la ayuda del hombre.
Mi cuerpo sanó. Puedo cocinar y COMER otra vez. (Mi esófago estaba crudo y carcomido por la quimioterapia.) He subido 30 libras. (¡Ayuda!) He recuperado fuerzas y puedo caminar unas cuantas millas. Antes, no podía caminar de la cama al sofá sin darme por vencida. Los doctores dijeron que el trasplante me haría empezar de nuevo como un infante sin defensa contra gérmenes, enfermedad y dolencia. Soy inmune deficiente. Me quieren dar todas las vacunas que actualmente les dan a los bebés en unos cuantos meses. Yo no las quiero.
En 1995, Dios me habló concerniente a mi nuevo bebé y dijo que Él sería su escudo y adarga. Él lo confirmó con un incidente milagroso cuando ella tenía la edad de 6 meses. Nunca la vacunamos ni a ella ni a ninguno de sus hermanos que la siguieron. ¿Cómo no confiar en Él para mi propia defensa? Hay paz al confiar en Dios.
Me he quedado con un efecto secundario molestoso, la comezón. No podemos entender que es lo que la provoca. Los análisis de sangre no revelan alergias. He intentado consumir comida sin gluten. Se sintió bien, pero no alivió la comezón completamente. Los tiempos de comezón son cada vez menos; pero me doy cuenta que si me detengo para darle gracias a Dios por todo lo que Él nos ha ayudado a atravesar cada vez que empieza la comezón, entonces la comezón tiene un buen propósito. Nunca olvide lo que Dios ha hecho.
Regresamos a casa del hospital justo a tiempo para mi 50mo cumpleaños el año pasado. Jimmy se quedó conmigo hasta la primera semana de diciembre. Durante noviembre de 2010, una célula basal carcinoma apareció en la parte frental de mi oído izquierdo. Durante una revisión, el oncólogo la vio y dijo que necesitaba tratarlo con "Efudex", una crema actual para el cáncer de piel. Le dije: "gracias, pero hoy no". La mañana siguiente, clamé al Señor diciéndole cuán enfadada estaba de tener que depender de los doctores y las medicaciones. Él me dijo: "Pídele al pastor que te unja y ore por sanidad". Obedece la Palabra, Santiago 5:14. Ese domingo por la mañana, eso fue lo que hicimos. En el Día de Acción de Gracia, le pedía a Jimmy que mirara y me dijera si se estaba haciendo más pequeña. Yo la podía sentir pero tenía dificultad para verla. Él dijo que estaba creciendo. Le di gracias al Señor de todas maneras. Para la Navidad, toque mi piel en ese lugar y éste era tan suave como la piel de un bebé. Después me di cuenta que uno de nuestros miembros, la hermana Patricia, le había pedido al Señor que me diera nueva piel como un bebé. Dios me había sanado sin la ayuda del hombre. ¡Sanidad Divina!
Este verano, tuve otro cáncer de piel en el hombro. Fui para que me lo cortara un dermatólogo. No sé por qué. Ahora me pregunto, ¿cuándo confiaré en Él todo el tiempo en todo? No me gusta el temor. Éste interrumpe mi paz con
Dios. Definitivamente es lo opuesto a la fe. Y Él me dice hoy: "Empero sin fe es imposible agradar á Dios; porque es menester que el que á Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (He. 11:6).
"Y nunca más me acordaré de sus pecados é iniquidades. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por pecado. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por la sangre de Jesucristo, Por el camino que él nos consagró nuevo y vivo, por el velo, esto es, por su carne; Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios. Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia. Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió: Y considerémonos los unos á los otros para provocarnos al amor y á las buenas obras" (He. 10:17 -24). Sinceramente espero que mi testimonio provoque amor y buenas obras; pero si he ofendido, por favor perdóneme. ¡Dios sea glorificado! Amén. Quisiera agradecer a TODOS por las muchas oraciones a mi favor y por mi familia. Nos sentimos cubiertos por una manta de oración durante todo ese tiempo. El pueblo de Dios es maravilloso.
Los amo.
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