Consideremos ahora otro aspecto de nuestras relaciones con Dios como Sus agentes sobre la tierra, el de prestar atención a lo que el Espíritu Santo tiene que decir. Primero tenemos que reconocer que cada articulación que es pronunciada como una interpretación de un mensaje en lenguas no necesariamente es del Espíritu Santo. Creo que todos nosotros reconocemos esto. Algunas veces la gente utiliza este medio de comunicación para intentar colocar alguna palabra o idea propia y que el Espíritu Santo no tiene parte en ella. Sin embargo, eso no altera el hecho de que el verdadero Espíritu Santo está hablando más y más a La Iglesia de Dios de los últimos días para conferir inspiración, dirección e instrucciones sobre las aguas poco familiares en las que nos encontramos.
Muchos de nosotros al presente todavía recordamos vívidamente los sinsabores y angustias del alma que sentíamos en las Asambleas hace solamente unos cuantos años atrás cuando el Espíritu Santo habló con intensidad y gran apelación a la Iglesia para que se arrepintiera y enderezara sus caminos, sólo para verse ignorado y puesto de lado. Repetidas veces trató de atravesar aquella dura corteza de apatía e incredulidad para decirnos lo que iba a hacer si la Iglesia no prestaba atención a Su mensaje. Fue obvio que estaba contristado profundamente porque sabía cuál sería el resultado para la Iglesia.
Mis hermanos y hermanas, no podemos dejar que esto suceda de nuevo. Acabamos de pasar a través del proceso de reorganización debido a que algunos de los líderes de la pasada organización escogieron ignorar al Espíritu Santo y establecer su propio programa, y ahora podemos ver lo trágico de su error.
Lo que el Espíritu Santo está diciéndonos hoy mediante las interpretaciones, o por cualquier otro medio que escoja, es tan importante para nosotros como las palabras escritas que Él inspiró a los santos hombres de Dios en el pasado. Él no tolerará ser ignorado. Es vital que escuchemos y tomemos en serio lo que Él nos está diciendo. Él no soportará por mucho tiempo a los que tomen Su presencia livianamente.
Permítanme compartir con ustedes algunas cosas que Él nos ha estado hablando durante las diversas reuniones últimamente. El pasado 19 de Julio de 1995, recibimos la siguiente interpretación: "Hijos míos, les digo, hijos míos, preparaos. Les digo que tengo para cada uno de ustedes una obra especial que hacer, una obra especifica. Así como cada uno de vosotros sois parte del cuerpo, de igual manera tengo una obra para cada uno de ustedes que realizar. Os digo hijos míos, preparad vuestros corazones para la obra de la afluencia".
Notarán en este mensaje que el Espíritu Santo está enfatizando la importancia de estar personalmente preparados para una obra específica para la cual Dios ha llamado a cada uno de nosotros, y finalmente Él nos dice que preparemos nuestros corazones para la afluencia de las otras ovejas. Creemos que estamos en el comienzo de la gran obra de la afluencia, ¿lo cree usted? Todo parece indicar hacia el hecho de que en los próximos meses, veremos una tremenda afluencia hacia La Iglesia de Dios. No veremos este poderoso movimiento de Dios por medio de ser meros espectadores. Cada uno y todos nosotros tenemos que ser participantes en esta gran obra. Nadie podrá gloriarse en la obra de su compañero. Todos somos igualmente responsables y la obra no será concluida completamente hasta que cada uno haya realizado su trabajo.
El último mensaje que vino fue el 22 de julio: "Os digo, hijos míos, que vengo pronto y muy pronto. Vengo por un pueblo verdaderamente santo. Vengo por un pueblo vestido en ropas blancas, pues las han lavado en la sanare de mi Hijo. Vengo por una iglesia que sostiene la verdad. Vengo pronto, muy pronto, y os amonesto a que estéis preparados. Preparad vuestros corazones, pues vengo por un pueblo santo; vengo por un pueblo puro, un pueblo que sostenga Mi verdad. Les digo, hijos míos, alzad vuestros ojos al cielo, pues vuestra redención está cerca. Os digo, vengo pronto, muy pronto. Estad preparados".
Han habido muchos mensajes semejantes de parte del Espíritu Santo en el pasado reciente, y están disponibles en nuestras Minutas de Asamblea, incluyendo los dados durante la Asamblea Solemne. Otros más han sido registrados en cintas magnetofónicas durante los diversos servicios. Sería bueno que nosotros los escucháramos, pues son proféticos e informativos, y otras veces son mensajes de advertencia que nos han sido dados por alguna razón especifica, la cual debemos considerar seriamente, y obedecer lo que el Espíritu Santo nos trata de decir.
Mensaje Anual 90MA Asamblea General
Obispo Robert Pruitt
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