Las condiciones existentes entre las 17ma y 18va Asambleas fueron muy perturbadoras. La Iglesia había sido arrastrada hacia su hora más tenebrosa; donde una vez prevalecía el amor y la unidad, ahora había caos y confusión. El registro de las diversas Minutas de Asamblea testifican del contristamiento del Espíritu Santo durante estos tiempos caóticos.
En la primera Asamblea se registró que los delegados " ... temblaban frecuentemente con temor santo y excelsa reverencia ... ". Se declaró además: "El servicio en su totalidad fue notable por el amor entre unos y otros y por la unidad".
En el servicio de apertura de la 2da Asamblea, el poder de Dios descendió con "excelsas bendiciones" durante el servicio de sanidad (el '' primero de los muchos servicios de sanidad que se efectuarían en las Asambleas). Muchos fueron sanados y "un excelso espíritu de poderosa consagración descendió como un gran mantel" sobre la congregación. Las minutas vuelven a decir: "...Varios otros hablaron libremente con poder y demostración del Espíritu. Un himno... el Espíritu descendió, exclamaciones, saludos de mano, lágrimas y gran gloria sobre nuestras almas".
Las Minutas de la Cuarta, Quinta, Sexta y Séptima Asambleas registran la misma manifestación del Espíritu Santo. " ... Lágrimas, gozo y exclamaciones de gratitud seguidas por una sesión de cantos de alabanzas y oración ... ". El discurso (mensaje) resultó en una sesión de oración, expresiones de gemidos, llanto, lágrimas y sollozos, y los cánticos de los himnos: "Esperando en el Señor" y "La Promesa Dada". Casi todos los ojos estaban llenos de lágrimas y bajo el calor luminoso del amor de Dios; todos los presentes estaban fundidos como una sola masa de amor y confraternidad.
La Octava Asamblea Anual fue tal vez la Asamblea más grande hasta la fecha en lo que respecta a la poderosa manifestación del Espíritu de Dios. Las minutas declaran que era evidente el que varios de los dones del Espíritu se manifestaran desde el principio hasta el final. "Después de este himno, el poder cayó y todos estaban sobre sus pies con las manos levantadas, danzando y dando exclamaciones de alabanzas a Dios. Uno tocaba el órgano bajo el poder del Espíritu." "Todos se irguieron con manos levantadas y alababan a Dios. Para entonces el Espíritu cantó: 'Obedecedme y comeréis del bien de la tierra.' " Finalmente, las minutas leen: "En este momento resaltante, el poder de Dios estremeció a toda la congregación. Algunos gritaban, otros danzaban, unos tocaban el órgano bajo el poder, otros escribían bajo el poder, y esto continuó durante varios minutos. Todos fueron ejercitados de alguna manera".
En cada una de las Asambleas subsiguientes el poder de Dios continuó manifestándose. "Muchos vieron 'semejanzas como de fuego' resplandeciendo alrededor. Las gentes daban aclamaciones, lloraban,
Lo que siguió por cerca de treinta minutos, sería imposible. Las exclamaciones, danzas, el hablar en otras lenguas, la música, llanto y muchas otras manifestaciones, se experimentaban en la Asamblea." Un hombre que tenía ambas piernas y su espalda rotas, quien no había dado un paso por unos diez años, fue sano al instante. El saltó y gritó, dejó sus muletas tras sí y anduvo por todo el edificio.
La Decimoquinta Asamblea, conducida los días 3-9 de noviembre de 1920, fue destinada a ser la Asamblea espiritual más grande en los varios años por venir. "El gran amor de Dios controló cada servicio." A. J. Tomlinson declaró: "Puedo expresar con verdad que ésta ha sido la Asamblea más bendecida que jamás hayamos tenido. Se experimentó el amor genuino y perfecta unidad. Verdaderamente que el Señor ha estado con nosotros".
Hubo una definida disminución de las acostumbradas bendiciones espirituales del Espíritu Santo tan apreciadas por la multitud de delegados en la Decimosexta Asamblea. Unos cuantos mensajes e interpretaciones de lenguas fueron registradas en las minutas. Un historiador de ese año manifestó: "Por alguna razón y propósito, extrañábamos en ocasiones la presencia de Dios, cuando parecía que más la necesitábamos ... ". Se puede notar fácilmente que los acostumbrados derramamientos del Espíritu, mensajes e interpretaciones, exclamaciones, danzas y expresiones de regocijo o gozo, son echadas de menos en las Minutas de la Asamblea del 1921.
La Asamblea del 1922 estaba destinada a ser una de las más tempestuosas, bochornosas, llenas de remordimientos jamás conducidas. Por ejemplo, en la discusión de un aspecto particular de negocios de la
Asamblea, el Supervisor General, como era su costumbre, llamó a la Asamblea a la oración cuando parecía no hallarse la solución. Mientras estaban envueltos en la oración, "J. S. Llewellyn corrió hacia mí (A. J. Tomlinson) en un arrebato de ira y sacudió su puño apuntando su dedo casi contra mi rostro, y dijo: 'No se atreva a impedir esta medida en forma alguna. Es mejor que no se atreva, es mejor que no se atreva.' Y luego se marchó pálido del mucho enojo que tenía". Los pocos instantes en que hubo las acostumbradas manifestaciones de exclamaciones danzas y aclamaciones de gozo en el Espíritu, ocurrieron durante el Mensaje Anual del Supervisor General, o cuando él consintió en servir otro año más como Supervisor General. Las Asambleas de 1921 y 1922 fueron muy diferentes a las quince previas Asambleas.
Las Asambleas una vez poderosas y llenas del Espíritu habían sido impedidas y empobrecidas espiritualmente por la sofistería política de unos cuantos hombres. La Iglesia en general estaba confundida y engañada respecto a lo que estaba sucediendo en las Oficinas Generales. La Iglesia en Cleveland estaba en estado de caos. La necesidad de un avivamiento poderoso y del retorno a la pura teocracia fue sentida por cada uno de los que estaban espiritualmente conscientes del tiempo. El clamor de los corazones de muchos se elevaba a favor de una restauración espiritual, y la historia revela que su clamor vino a ser una realidad.
La Constitución originalmente delineada por tres miembros del Concilio de Ancianos fue pasada por la Decimosexta Asamblea del 1921. A. J. Tomlinson no comprendió los precedentes peligrosos que esta establecía, probablemente porque él estaba tan fatigado con otros deberes que no pudo examinar la misma con más detenimiento. El declaró en la Asamblea que la Constitución no establecía leyes o credos, sino solamente aquello que había sido practicado por años. No obstante, para su sorpresa y tristeza, pronto descubrió que ésta cambiaba tradiciones vitales ya establecidas por la Iglesia de Dios.
Después de examinar la Constitución con detenimiento tras haber finalizado la Decimosexta Asamblea, el Supervisor General comprendió que la Iglesia había cometido un "grave error". Respecto a lo que a él concernía no había nada que hacer excepto regresar a las sendas antiguas de la pura teocracia. En su mensaje anual ante la Decimoséptima Asamblea, el clamó valientemente: "Las minutas de nuestras Asambleas no deberán ser consideradas como leyes, sino únicamente registros de nuestros hallazgos. Debemos adherirnos al bienaventurado y antiguo Libro para nuestras leyes si es que deseamos conservar el favor de Dios'_'.
La trayectoria hacia la recuperación había comenzado, pero la Iglesia afrontaría batallas desastrosas antes de que la victoria final fuera ganada. La Asamblea del 1922 culminó sin ~l rechazo de la Constitución.
La tragedia de la Sesión del Concilio de Ancianos del 12 de Junio de 1923 expiró sin decirse mucho respecto a la Constitución. No fue hasta que la Sesión del Concilio de Ancianos se citó para el 24 de julio de 1923, que dicha Constitución fue oficialmente repudiada. Por supuesto se necesitó de la 18va Asamblea del 1923 para abrogar dicha Constitución oficialmente como forma del gobierno de la Iglesia de Dios. Con el Consejo o Sesión del 24 de julio, la trayectoria hacia la restauración comenzó a ser trazada. La necesidad de la hora, en lo que concernía a la Iglesia, era una avenida clara y distintiva con dirección hacia la recuperación. Con este punto de vista en mente se citó a una Sesión del Consejo de la Iglesia para los días 8-10 de agosto de 1923. Esta fijó un nuevo precedente para la Iglesia, pero la confusión y perplejidad de esta época requería una nueva y osada inspiración para guiar la Iglesia fuera de tan graves problemas.
Esta no fue una Asamblea General, sino solo una sesión extraordinaria de los miembros interesados de la Iglesia. Ellos se reunieron para "tratar de conocer juntos la plena voluntad de Dios en asuntos de vital importancia que pudieran venir ante ellos". El Concilio discutió los siguientes temas: las diversas posiciones u oficios vacantes, resolución condenando la acción de los ancianos rebeldes, la publicación de la Iglesia, el papel de la Asamblea General, y más importante todavía, la Constitución.
Un nuevo y valiente paso había sido dado, el cual proveía la guianza necesaria para la Iglesia. La Constitución fue denunciada otra vez y la Iglesia esperaba por la 18va Asamblea Anual para abrogarla oficialmente. El Consejo creó también la "Oficina de Información de la Iglesia de Dios" con el propósito de obtener información de las personas en el campo.
De rehusar reunirse con el Consejo de Ancianos en la sesión del 24 de julio, ellos se congregaron en una junta renegada y seleccionaron otro para que fungiera como su Supervisor General. Ellos mostraron su antagonismo temprano en la 17ma Asamblea; su insurrección tomó auge en la citada Junta o Consejo de Ancianos para el 12 de junio; luego ellos se rebelaron abiertamente en la Sesión del 24 de julio. Ya no tenían otra cosa que hacer excepto seleccionar un líder y seguir su propio camino. Aunque algunos obviamente no querían unirse en la batalla para recobrar la virtuosa teocracia, la Iglesia siguió tratando de abrirse paso hacia el esperado momento en el cual la Constitución sería abrogada. El momento llegó a las 4:30p.m. del 23 de noviembre de 10"23.
El registro declara:
"Nosotros, su comité sobre Gobierno Bíblico, sometemos respetuosamente el siguiente reporte: Endosamos de corazón la acción de nuestro Supervisor General y los dos ancianos, Hermano S. O. Gillaspie y George T. Brouayer, en su acción en el Concilio del24 de julio de 1923. También endosamos la acción del Consejo del 8 de agosto de 1923, en Chattanooga, Tenesí, y recomendamos que la 18va Asamblea Anual de la Iglesia de Dios apruebe la misma, a fin de que de aquí en adelante no seamos más sobrecargados con credos hechos por los hombres, la constitución, y solicitamos su anulación (abrogación) ... ".
La Asamblea General entera se puso de pies en apoyo y aceptación del reporte. Como manifestara A. J. Tomlinson: "La Asamblea se sacudió el yugo áspero de la Constitución y fue libre. Y con la ayuda del Señor, esto será para siempre".
Una victoria de grandes proporciones había sido ganada, pero todavía habían muchas otras que pelear. Con la acción de los ancianos rebeldes, existían dos iglesias en Cleveland, usando el nombre de Iglesia de Dios.
Aquéllos que estaban a cargo del liderato de la Iglesia solicitaron a la oposición un convenio pacífico.
"Y o le pregunté a uno de ellos por segunda vez esta mañana de si estaban dispuestos a hacer una separación o división pacífica. El preguntó respecto a qué pensaba yo que deberíamos hacer. Yo le dije que consideraba que deberíamos estar de acuerdo en este respecto. Ustedes toman toda la Propiedad de la Asamblea aquí y asumen todas las deudas, dejándonos exentos de éstas a nosotros, o nosotros nos haremos cargo de todas las deudas y ustedes quedarán libres de ellas. El dijo: 'Nosotros no haremos ninguna de las dos cosas' ".
Aunque dos de los cuatro, quienes fueron responsables de guiar la oposición contra A. J. Tomlinson, más tarde pidieron perdón, y confesaron su pecado, tuvieron éxito en guiar a la mayoría de los ancianos en revuelta contra la Iglesia. Es evidente que la oposición tenía un propósito principal en mente, A. J. Tomlinson tenía que ser eliminado
El Supervisor General presento su renuncia, M.S. Lemons se levanto con gran enojo y delante de dos mil personas habló contra (él) en términos probablemente peores que aquéllos que los criminales están acostumbrados a escuchar; El amenazó con poner (al Supervisor General) en la pem_tenc1ana y uso lenguaje abusivo". J. S. Llewellyn difamó a A. J. Tomlmson ante una junta de comité ante toda la Asamblea, y unas cuantas semanas antes de la 17ma Asamblea del 1922, manifestó atrevidamente: “Te voy a echar fuera de ese Oficio de Editor de la revista, El Evangelio, aun cuando tenga que emplear hasta el último centavo que posea en las cortes".
Cuando no pudieron eliminar oficialmente a A. J. Tomlinson como Supervisor General, tomaron su propio camino. Después de que ellos fracasaron en conseguir que todos los ancianos se movieran a su bando en la Sesión de diez días del Consejo de Ancianos el12 de junio de 1923, Y después de que se revelaron públicamente en la citada Junta de Ancianos el 24 de julio de 1923, no pudieron hacer nada más excepto seleccionar de por sí mismos un líder y comenzar una nueva rama de la historia.
La actitud de A. J. Tomlinson a través del amargo conflicto fue una de resistencia pasiva. El soportó todo abuso sin resentimiento, sin contestar las ofensas y sin tratar de defenderse a sí mismo. Su firmeza a través de los años caóticos del 1922 y 1923, los años de la restauración, del 1923 hasta el 1927, y las batallas en la corte, son descritas mejor por uno de sus propios relatos filosóficos-la vieja mula. En _uno de_ sus ejemplos favoritos de cómo Dios lo miraría a él y a la Iglesia de Dios a través de todas las batallas, él declaró:
"Y o les narré una breve historia acerca de una vieja mula que había caído dentro de un pozo y el dueño decidió que debido a que no valía la pena pagar el precio que se requería para sacarla fuera, llenaría el pozo de tierra y dejaría a la mula en el fondo enterrada. En conformidad con su decisión, él comenzó a llenar el pozo con piedras y tierra para enterrar la mula. Pero la mula se sacudía la tierra a medida que caía sobre ella hasta que finalmente salió fuera y comenzó a comer hierba como si nunca hubiera sucedido nada".
Debido a la creencia de que Dios protegería Su Iglesia, y evitando "levantar contiendas o ir a corte" para entrar en lo que vendría a ser un conflicto más amargo sobre los edificios y propiedad en Cleveland, A. J. Tomlinson colocó un anuncio en el Cleveland Daily Banner (un periódico) para el 20 de septiembre de 1923 el cual decía:
"Vivir para Servir. Este espacio pertenece a A. J. Tomlinson. Esté alerta a lo que pueda venir".
El anuncio fue el principio de siete anuncios contando a los lectores acerca de una campaña al aire libre en la Calle Short y en la A venida Central. Esta campaña fue coadyutoria en la compra de esta sección de terreno para la iglesia local y para el Tabernáculo de Asambleas. Esta le confirió además a la iglesia local mayor fortaleza y ánimo para seguir adelante en beneficio de la Iglesia de Dios.
Las personas a la Escuela Dominical en diciembre del 1923. En febrero del 1924, la iglesia experimentó un avivamiento de doce noches con más de setenta y cinco experiencias y quince nuevos miembros añadidos a la Iglesia. En mayo del 1924, la membresía había aumentado a ciento cinco miembros. La fuerza y el tamaño de la iglesia local en Cleveland demostró ampliamente que A. J. Tomlinson no estaba solo, como algunos indicarían, en la lucha por mantener a la Iglesia de Dios pura y libre de los credos hechos por los hombres.
Es muy difícil calcular cuántos se perdieron debido a la gran división. La razón para tal dificultad se debió a la confusión que existía en Cleveland en aquellos años de 1923-1927. Con un reporte exacto de 11 ¡• todas las iglesias locales, lo cual fue imposible de obtener, dado a que no sabíamos si ellas Iban a permanecer con la Iglesia o si se iban con los ancianos rebeldes, no sería hasta los años 1926 y 1927 que un estimado razonablemente exacto pudo hacerse concerniente al número de los que se fueron. Desafortunadamente, debido a los tantos rumores que flotaban por los alrededores, y los miembros en el campo recibiendo un solo lado " de la historia a través de las publicaciones de Llewellyn en El Evangelio (la revista que publicaba la Iglesia), la división resultó en una pérdida de aproximadamente dos terceras partes a tres cuartas partes de la membresía de la Iglesia.
Aproximadamente una cuarta parte o una tercera parte de los miembros de la Iglesia soportaron la tormenta y permanecieron firmes en pro de la Iglesia de Dios y su teocracia. Aunque la división producida por la constitución sería llevada a las Cortes de Tenesí por parte de los ancianos rebeldes (La lucha completa en la corte desde su principio—26 de febrero de 1924----hasta el 2 de mayo de 1952-será abarcada en una unidad), aproximadamente de cinco a seis mil miembros con el Supervisor General estaban libres ahora para guiar a la Iglesia hacia una de las eras más grandes de avivamientos en la historia de la Iglesia. A. J. Tomlinson resumió la situación entera cuando declaró el 1 de diciembre de 1927: "Cuento con miles de buenos amigos que han permanecido junto a mí, y con más de trescientos ministros. El trabajo de mi oficina me mantiene ocupado y la Iglesia en general está progresando hermosamente".
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