LA LLAMADA FRIA ESPIRITUAL
E. ROGER AMMONS,
COORDINADOR GENERAL DE EVANGELISMO
EL DICTIONARIO DE HERENCIA AMERICANA define “llamada fría” como: “Una llamada telefónica o una visita a alguien quien no conoce o no está esperando ese contacto, muchas veces para poder vender algo.” Varios perspectivos enfadados añaden su nombre a una lista para que no les llamen o ponen un signo que diga, “NO SOLICITEN” en su puerta. Algunos vendedores exponen que una venta por referencia es diez veces más efectiva que una llamada fría.
Aunque hay unos beneficios en las
llamadas frías cuando se refieren a un empuje evangelistico, no es tan efectivo
cuando uno da seguimiento a los visitantes de la iglesia o a los compañeros de
los que atienden a la iglesia. Dr.
Kennedy, fundador de la Explosión del Evangelio, dijo que un joven no pide la
mano de matrimonio a una mucha en la primera vista, sino, después que establece
una relación apropiada.
Por favor permítame exponer una
frase, “llamada fría espiritual”, para referirme a alcanzar, algo que es frio y
mecánico, carente en “fervencia” y dirección del Espíritu Santo. Debemos ser, “En el cuidado no perezosos; ardientes en
espíritu; sirviendo al Señor” (Rom. 12:11).
Leemos sobre Apolos quien “…ferviente
de espíritu,… enseñaba diligentemente las cosas que son del Señor…” (Hechos
18:25. Miembros de la iglesia primitiva
estaban ungidos por el Espíritu y guiados para saber a quién, cuando, y adonde
iban para ser testigos. Recuerda como Dios llamo a Felipe fuera de un gran
avivamiento en Samaria al desierto para poder testificarle al eunuco en
Etiopia. “Y el Espíritu dijo á Felipe:
Llégate, y júntate á este carro” (Hechos 8:29).
La oración fue una clave esencial
que resultó en nombramientos divinos el lugar de llamadas frías. Pedro y Juan fueron al templo a la hora de
oración y vieron al hombre cojo quien fue sano (Hechos 3:1-6). Pablo estaba orando cuando tuvo una visión
que Ananías era enviado de Dios para sanarle de sus ojos (Hechos 9:11-12). Pedro estaba orando cuando Dios le envió tres
hombres para llevarlo a casa de Cornelio (Hechos 10:9-20). Pablo y Silas oraron
estando en prisión y el carcelero dijo, “¿Qué
es menester que yo haga para ser salvo?” (Hechos 16:25-27).
En el segundo Viaje Misionero, el
Espíritu Santo le prohibió que fuera a predicar en Asia y en Betania, pero en
una visión el Señor le llamo que predicase en Macedonia (Hechos 16:6-10)). Después en Atenas, “su espíritu se deshacía
en él” y disputaba con los Judíos
diariamente (Hechos 17:16,17). En
Corinto, “Pablo estaba constreñido por la
palabra, testificando á los Judíos
que Jesús era el Cristo” (Hechos 18:5).
Pablo le pidió en oración a Dios que
abriera las puertas para que hablasen (Ef. 6:18-20; Col. 4:3). De otra manera yendo de puerta en puerta para
visitar seria como si fueran solo a caminar.
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