LA SANTIFICACIÓN
"Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo con su propia
sangre, padeció fuera de la puerta" (He. 13: 12).
¿Cuál es el significado de la Santificación? ¿Cuál es el significado de
que Jesús padeciera fuera de la puerta, para que pudiera santificar al pueblo
con Su propia sangre?
La palabra griega para 'Santificación'-hagiadzoo-significa "sacar
del mundo". En el ser humano, el mundo, tal y como lo llamamos dentro de
los círculos religiosos, está caracterizado por la concupiscencia de la carne,
la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida. De estos atributos
mundanos es que proviene toda clase de pecado-son tantos que ni siquiera
trataremos de enumerarlos. Estos provienen de la raíz del pecado-la vieja
naturaleza que es enemiga de Dios y de todo lo bueno y santo. Esto es lo que ha
puesto al hombre caído en su condición deplorable, viviendo en depravación,
derrotado y subyugado por el pecado innato original. Es debido a esta condición
que el corazón de una persona debe ser purificado.
El detenernos a considerar el tema acerca de una persona carente de santificación,
tiende a colocarnos en un estado mental depresivo y miserable. Y es ahí donde
Satanás desearía poder mantenerlo, debido a que si él puede mantenerle en un estado
mental de derrota entonces usted nunca podrá ser fuerte espiritualmente, y lo
más probable es que vuelva a caer en el pecado. Pero hay un cuadro más
brillante y hermoso que contemplar, debido a que hay victoria en la sangre de
Cristo. La experiencia de la Santificación coloca a uno en un estado de
santidad delante de Dios. La Santificación y la santidad son sinónimas. Cuando
una persona es santificada, se convierte en una persona santa. Eso quiere decir
que ha sido exonerada del pecado innato, y entretanto permita que la naturaleza
divina le controle, y permanezca dentro de la fuente purificadora de la sangre
de Cristo, no cometerá pecado. ¿Por qué? Debido a que allí no hay raíz alguna
de pecado que pueda incitar al pecado. Sabemos que habrá algunos que digan que
cuando una persona es santificada entonces deja de haber peligro de que se
pierda; él es perfecto y ya no puede pecar. Pero cuídese mi amigo, porque esta
es una suposición falsa, y una que ha encauzado a muchos creyentes que la han
abrazado, al fracaso espiritual. Yo acabo de decir que una persona santificada
no peca, porque no hay raíz de pecado en ella; y mientras la persona permanezca
en esta condición, no tiene pecado-carece de pecado innato-no comete pecado.
Recordemos que Dios creó al hombre y lo dotó de libre albedrío, para que
pudiera escoger según su mente le dictara. Siempre existe la posibilidad de apostasía-apartarse
voluntariamente de Dios y rechazarlo. Aunque no hay raíz de pecado en la
persona, siempre existe la posibilidad de que las presiones, tentaciones y
persuasiones externas puedan prevalecer en la persona, de tal manera que en un
momento de debilidad pueda ser seducido, apostatar y caer de su estado
impecable delante de Dios. La persona que se encuentra en esta condición debe
ser restaurada y esto es logrado volviendo a la fuente de la gracia, de la cual
anteriormente recibiera perdón y limpieza. Jesús es nuestro abogado ante el
Padre, y está listo para perdonar y restaurar al pecador al estado de
justificación delante de Dios. ¡Y, gracias a Dios, no hay probatoria! Él está
listo y dispuesto a restaurar a la persona que viene a Él arrepentido y dispuesto
a recibir Su gracia salvadora.
Algunas veces la Santificación es confundida con la obra progresiva de
la gracia. Esto es algo lamentable, porque la persona que acepta la creencia de
una santificación progresiva nunca experimenta el gozo completo de una victoria
sobre la raíz de pecado que existe en su vida. Yo nunca he conocido una persona
que crea en la santificación progresiva, y que haya confesado la experiencia de
victoria sobre el pecado innato. La suposición aquí es que el proceso de
limpieza mediante la santificación crece y se desarrolla hasta echar fuera la
raíz de pecado o el pecado innato. Esto es como creer que el maíz extirpará las
malas hierbas que haya en su huerto, o que sólo el tiempo se encargará de
purificar la contaminación del agua y del aire. No, mi hermano, la única
respuesta para el problema del pecado es la completa erradicación y crucifixión
de la naturaleza adánica. En Romanos 6:6 Pablo dice: "Sabiendo esto,
que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con él, para que el cuerpo
del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado".
Cuando alguien está crucificado está muerto, y si está muerto, entonces ya
no tiene vida. En realidad, ya no existe. Esta situación nunca se podría experimentar
en una santificación progresiva. Pablo nunca hubiera usado los términos
"crucificar" y "deshacer", si no se hubiera estado
refiriendo a la completa extirpación del "viejo hombre"-la naturaleza
adánica.
El crecimiento en la gracia es el resultado natural de vivir diariamente
como un cristiano. El crecimiento es un proceso natural de la naturaleza, así
como lo es en lo espiritual. Pero la santificación es un proceso sobrenatural,
a través del cual el Espíritu Santo limpia y extirpa del corazón la raíz de
pecado, de forma definitiva e instantánea. Es solamente cuando esta obra ha
sido terminada que el creyente está verdaderamente preparado para crecer en la
gracia de forma efectiva. Los impedimentos e inhibiciones han sido removidos y
el terreno se ha preparado para un crecimiento ilimitado, de acuerdo a la forma
en la que el creyente permita que el Espíritu obre en su vida. Pablo escribe y
dice en Romanos 6:11: "Así también vosotros, pensad que de cierto
estáis muertos al pecado, mas vivos a Dios en Cristo Jesús Señor nuestro".
Según su propia experiencia, Pablo otra vez dice en Gálatas 2:20: "Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y
lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó, y se entregó a sí mismo por mí". Aquí Pablo define la completa
crucifixión. No solamente se crucifica la naturaleza Adánica, sino que también
somete completamente su propia voluntad natural a Dios. Muchos de nosotros nos quedamos
cortos ya que no rendimos completamente nuestra voluntad.
La vieja naturaleza podrá estar muerta en nosotros, pero no podemos
decir juntamente con el apóstol Pablo: "Y vivo, no ya yo, mas vive
Cristo en mí". La vida que está completamente rendida a Cristo y que
está completamente sometida a Su voluntad es la que es más efectiva. Esta obra
implica una rápida y completa operación de la gracia. Juan Wesley escribió, diciendo:
"Si usted busca una santificación gradual, comprenderá que está mal porque
la está buscando mediante las obras-esto es romanismo. Si tiene que esperar, no
es de Dios; es que usted debe trabajar. Por lo tanto, puede ver que está mal.
Usted recibe todas las bendiciones de parte de Dios-no por obras, sino
solamente mediante la fe. Por lo tanto, no tiene que esperar, ya que Dios desea
dárselas inmediatamente". Él cita 1 Tesalonicenses 4:3: "Porque la
voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de
fornicación".
Cuando el "viejo hombre" ha sido extirpado de su corazón, éste
no sale en pedazos. O sale por completo o no sale. Este puede ser suprimido si
se utiliza la voluntad, pero siempre permanecerá ahí. Además, también puede ser
subyugado, pero eventualmente revivirá y tomará control nuevamente. El hecho de
estar "muertos al pecado" y de estar "libres del pecado" es
extirpado completamente.
Pasado Supervisor General Obispo Robert J. Pruitt
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