OBTENIENDO LA FÓRMULA CORRECTA
Era 1886, y en Nueva York Harbor, los obreros fueron a construir la
Estatua de la Libertad. A ochocientas millas de distancia, otro gran símbolo
Americano estaba a punto de ser inaugurado.
Al igual que muchas personas que cambian la historia, John Pemberton, un
farmacéutico de Atlanta, fue inspirado sólo por curiosidad. Una tarde, él
revolvió un líquido aromático, de color caramelo y, cuando estaba preparado, se
lo llevó a unas cuantas casas más allá hasta la Farmacia de Jacob. Aquí, la
mezcla fue combinada con agua carbonatada y se le dio a probar a todos los
clientes quienes estuvieron de acuerdo-esta nueva bebida era algo especial. Así
que en la farmacia de Jacob la pusieron en venta por cinco centavos un vaso. El
contable de Pemberton, Frank Robinson, le puso el nombre a la mezcla Coca-Cola®,
y le escribió su marca de fábrica. Hasta el día de hoy, Coca-Cola está escrito
de la misma manera. En el primer año, Pemberton precisamente vendía 9 vasos de
Coca-Cola al día. ("La Compañía Coca-Cola Heritage Time Line")
Huelga decir que la bebida vino a ser una sensación mundial. Sin
embargo, vino un tiempo cuando la compañía empezó a perder un poco de ventaja
ante la Pepsi, que era su mayor competidor en la década de los 80. El pánico
empezó a cundir en la compañía en cierto modo y decidieron que algo necesitaba
cambiar. Luego, en 1985 fue puesto en venta un nuevo sabor de Coca-Cola, el
primer cambio en formulación en 99 años. En las pruebas de sabor, a la gente le
gustó la nueva fórmula, comúnmente llamada "Nueva Coca-Cola". En la
realidad, ellos le tienen un intenso apego emocional a la original, y
suplicaron y rogaron tenerla de vuelta. Los críticos llaman eso jamás manejar
mal el gran mercadeo. Pues la compañía les hizo caso, y la fórmula original
volvió al Mercado como Coca-Cola clásica®, y el producto empezó a incrementar
su delantera sobre la competición-hasta el día de hoy continúa una delantera
("La Compañía CocaCola Heritage Time Line").
Hubieron varias cosas grandes que sucedieron en la década de los 80. La controversia
sobre la "Nueva Coca-Cola" en realidad era una bien grande. Cuando
era niño recuerdo probar esta nueva fórmula de la Coca-Cola y la detestaba. No
puedo creer que ellos la cambiaron. La "Nueva Coca-Cola" sólo estuvo
en el mercado por unos tres meses y la demanda era demasiada por la fórmula
original ya que la compañía Coca-Cola estuvo de acuerdo en traerla de vuelta y
descartaron la "Nueva Coca-Cola" del todo. Recuerdo a la gente estar conmocionada
en cuanto a comprar la "Coca-Cola clásica" otra vez.
La compañía Coca-Cola aprendió una lección bastante fuerte: sus
esfuerzos fútiles les enseñó que no había nada erróneo con la fórmula original
de la CocaCola. ¡A la gente le gustaba! El problema era que la Pepsi estaba
tratando de competir por sus clientes. La compañía, creo, que precisamente se
olvidó temporalmente de cuán bueno era el producto al principio y que había
tenido por todos esos años. De modo que en vez de quedarse con la fórmula
original y reinventar una nueva campaña de publicidad para reavivar la atención
a la gente en cuanto a eso, ellos la descartaron para reinventar totalmente una
nueva bebida la cual tuvo más repercusiones. No obstante, la compañía CocaCola fue
afortunada al regresar a la fórmula original ya que actualmente tuvo un impacto
no premeditado en los amadores de Coca-Cola. Eso trajo a la memoria de los
clientes de cuán bueno era el producto y cómo ellos casi lo pierden para
siempre. Al final, en realidad todo el incidente se tornó grandioso para la
compañía Coca-Cola y los ayudó a ganar el favor otra vez sobre la Pepsi. Hasta
el día de hoy, la Coca-Cola literalmente es la bebida no alcohólica más popular
que hay.
En comparación, la Biblia da una sola fórmula cuando se trata de una
relación con Dios. Consideremos la siguiente escritura de Hebreos para
referencia:
"Temamos, pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo,
alguno de vosotros parezca haberse apartado. Porque también a nosotros
se nos ha predicado el evangelio como a ellos; pero no les aprovechó la
palabra predicada a los que la oyeron al no mezclarla con fe" (He. 4:1,
2).
Ninguna receta o fórmula que debe ser perfecta puede dejar algunos de
los ingredientes originales fuera o alguna cosa extraña añadida a ella.
Realmente ésta no producirá los resultados deseados. El escritor de los Hebreos
nos amonesta a no "apartarnos" de ninguna manera. Dejar fuera algún
elemento bíblico en nuestra relación con Cristo no traerá el deseo verdadero de
Dios para nosotros.
"Así que la fe viene por el oír, y el oír, por fa palabra da
Dios" (Ro. 10: 17) "...conforme a la medida de la fe que Dios
repartió a cada uno" (Ro. 12:3).
Conforme a los versículos antedichos es cierto que Dios repartió a cada uno
todas las herramientas que se necesitan para trabajar. La pregunta que debemos hacernos
es, "¿Acaso estamos utilizando a todas ellas?" Sin tener en cuenta
cuánto leemos la Biblia o cuán a menudo asistimos a la Escuela Dominical cada
semana, si la medida de la fe que hemos estado dando no está siendo
apropiadamente mezclada con la Palabra entonces será inútil para nosotros. Tal
vez usted ha escuchado el canto "El Amor y el Matrimonio". Parte del
canto explica que no tendrá uno sin el otro. Bueno esto es absolutamente cierto
cuando proviene de la Biblia y la fe. Ambos son inservibles a no ser que estén
adecuadamente mezclados juntos. Dios estableció la fórmula original que debemos
utilizar. Desviarse de ella traerá repercusiones como sucedió con la Coca-Cola.
¡La fórmula de Dios trabaja! Debe estar balanceada cuando viene junta. "La
balanza falsa es una abominación a Jehová, pero la pesa exacta le agrada" (Pr.
11:1). Usted no puede tener más Biblia y menos fe tampoco tremenda fe y menos
Biblia. Una balanza que traza bien la Palabra de Verdad precisamente con la
medida de la fe que nos ha sido dada hará lo correcto. "Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la
palabra de verdad" (2 Ti. 2:15).
El evangelio es un evangelio activo/reactivo. Esto significa que a
medida que la Palabra es predicada, podemos reaccionar a ella en la fe o
ignorarla. Solamente diga, la Palabra de Dios es eficaz y realizará lo que Dios
le ha mandado que haga. Muchos ejemplos de esto están registrados en el Nuevo Testamento.
Consideremos algunos:
"Y una mujer que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos todo cuanto
tenía, y por ninguno había podido ser curada, llegándose por detrás,
tocó el borde de su manto; y luego se estancó el flujo de su sangre.
Entonces Jesús dijo: ¿Quién me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro
y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y
dices: ¿Quién me ha tocado? Y Jesús dijo: Alguien me ha
tocado; porque sé que ha salido poder de mí. Entonces, viendo la
mujer que no se había ocultado, vino temblando, y postrándose delante de
Él/e declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo
luego había sido sanada. Y Él/e dijo: Hija, ten buen ánimo; tu fe te ha sanado;
ve en paz" (Lucas 8:43-48).
Evidentemente esta mujer había escuchado el evangelio de Jesús a través
de algunos medios y solamente confió en Su poder. Ella estaba en una situación desesperada
con su salud. ¡Nadie podía sanarla! No obstante, con su fe, tocó a Jesús e
inmediatamente recibió sanidad divina.
"Y he aquí, vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para
tener la vida eterna? Y Él/e dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino uno, Dios. Y si quieres
entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él/e dijo: ¿Cuáles? Y Jesús
dijo: No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No dirás falso
testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. El joven le dice: Todo esto he guardado desde mi juventud. ¿Qué más
me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve, vende lo
que tienes, y da a /os pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Y oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones"
(Mateo 19: 16-22).
La Biblia registra que el joven se fue triste por lo que Jesús le pidió
que hiciera. Parece que él guardaba todos los mandamientos pero aparentemente no
estaba dispuesto a hacer lo último de lo que Jesús le pidió que hiciera. Jesús luego
dijo: "Para /os hombres esto es imposible, mas para
Dios todo es posible" (Mateo 19:26).
¿Acaso es posible que la razón por la cual no vemos suceder muchas cosas
buenas como esperamos ver en nuestras iglesias sea que no estamos positivamente
respondiendo a la Palabra con fe consistente? ¿Acaso somos iguales a la mujer
con el flujo de sangre o al joven que se fue triste? "Pero sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que a Dios se acerca, crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (He. 11 :6).
Por lo tanto, esta escritura hace evidente que la fe es un elemento
esencial de esta fórmula. Tal vez esta fraseología puede ser que lo haga más
real para nosotros: "¡El pastel no se hornea sin fe!" Dios ni
siquiera tomará en cuenta nuestras peticiones si no creemos que Él pueda. Esto
es lo que Hebreos 11:6 nos enseña. Él recompensa a los que diligentemente
buscan a Él. ¡Hay una recompensa para los que obtienen la fórmula correcta!
Hoy día La Iglesia de Dios, el cuerpo de Cristo, debe sentir un gran
deseo en tener esta fórmula bíblica para trabajar como las escrituras lo
enseñan. No importa cuántos mensajes son predicados, se hayan hecho listas, o
se hayan dado consejos, nada puede sustituir la fórmula original de la Palabra
hablada de Dios (Cristo) mezclada con nuestra fe incondicional. Por supuesto
que Dios cumplirá Su promesa si hacemos nuestra parte.
¿Nos hemos apartado de la simplicidad que es en el evangelio (la fórmula
original)? El mensaje del evangelio jamás debe ser ensombrecido por cualquier otra
cosa. A veces nos emocionamos en cuanto a predicar el mensaje de la "iglesia".
Esto está bien cuando es en el momento apropiado según seamos dirigidos por el
Espíritu Santo. No obstante, un pecador no se va a emocionar sobre algo que él
o ella no entienden. Un pecador no se puede unir a la iglesia si no es salvo
primero por Jesucristo. Creo que sería conveniente aquí el que reanalicemos
seriamente la posición de las metas de nuestra iglesia. ¿No es para regocijarse
continuamente en cuanto a ser "la iglesia" o si es para "ganar a
los perdidos" y luego "añadirlos a la iglesia"? Usted va a ver
que la iglesia estará bien precisamente si nos concentramos en la Gran
Comisión. Dios honrará y traerá gozo a la iglesia cuando hagamos lo posible
para concluir Su trabajo.
Hasta que estemos ganando y apacentando almas para Dios debemos
tener cuidado en cuanto a nuestras acciones y palabras como La Iglesia de Dios.
"...Por la noche durará el floro, pero a la mañana vendrá la
alegría" (Salmos 30:5). Esto no quiere decir que retengamos nuestra
alabanza y agradecimiento a Dios por todas Sus bendiciones. ¡Esto es lo que
debemos hacer siempre!
Tengamos por ejemplo el sermón predicado por el apóstol Pedro en el día
de Pentecostés (Hechos capítulo 2). Este no era un mensaje de la iglesia
mediante alguna interpretación. Pedro le predicó a la multitud el mensaje del
Cristo crucificado y resucitado. Tal vez es uno de los sermones evangelísticos
más cautivadores registrados en las escrituras. No había y no hay nada respecto
a la Iglesia de Dios mencionado en este sermón. Sin embargo, cuando Pedro
terminó de predicar el Espíritu Santo se manifestó en la gente y 3,000 personas
fueron salvas y luego "añadidas a la iglesia" como resultado. Usted
va a ver que Dios BENDECIRÁ a la iglesia únicamente si nosotros presentamos a
Él como el centro de todo. ¡No podemos hacer nada sin Cristo! Puede ser que
hayan aquellos que no están de acuerdo con este punto de vista. Sin embargo,
creo firmemente que la Biblia enseña a Jesús, nuestro Salvador, como el punto
céntrico de la sagrada escritura. i Él tiene que ser primero! Debe haber un
balance adecuado del evangelio y la iglesia. De una cosa estoy seguro, que el
evangelio de Cristo debe ser primero y la membresía de la iglesia segundo. ¡La
iglesia será glorificada por Dios y no por nosotros! Cuando La Iglesia de Dios
haya agradado a Él entonces Su gloria descenderá sobre ella pero no hasta
entonces. No procreamos alguna "nueva fórmula" para ganar beneficio
por fuera sino para utilizar el "original".
"Conforme a la gracia de Dios que me es dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro
edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede
poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo" (1
Co. 3:10, 11 ).
Hagamos ésta nuestra meta en el 2013: "¡Obteniendo la Fórmula
correcta!"
¡Amén!
Anthony Dyer-
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