(En su libro La
Gloriosa Iglesia de Dios bajo el tema “La Iglesia Establecida por Jesús”,
M. A. Tomlinson escribió estas verdades acerca de La Iglesia de Dios. Qué mejor
manera de empezar un año nuevo que el recordar estas verdades.—Asistente
Editor)
Jesús estableció la
Iglesia de Dios. Un estudio cuidadoso del Nuevo Testamento, y de los cuatro
evangelios en particular, revelará que uno de los propósitos de la estancia de
Jesús en este mundo fue de establecer la Iglesia divina; y las Escrituras
indican que la Iglesia definitivamente fue organizada antes que Jesús regresase
al Padre.
La Iglesia en el
desierto no llenaba los requisitos del propósito de Dios. De acuerdo a Su plan,
la iglesia Israelita decayó para que El pudiese introducir la gloriosa Iglesia
de Dios. La venida de Cristo, trajo un nuevo orden en cumplimiento a la
profecía. Los Israelitas aceptaron el pacto y formaron la iglesia en el
desierto; mas la Ley de Moisés nunca pudo encarrilar al pueblo en la perfección.—“Porque
la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las
cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ofrecen continuamente cada
ano, hacer perfectos a los que se allegan.” Hebreos 10:1. Pablo escribió,
diciendo que la Ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo (Gálatas 3:24). El
escritor de Hebreos también dijo: “El quita lo primero, para establecer lo
postrero.”
Dios envió a Su
Hijo para ofrecerlo en sacrificio por toda la humanidad, y también por la
Iglesia: “En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo
de Jesucristo hecha una sola vez...Porque con una sola ofrenda hizo perfecto
para siempre a los santificados.” Hebreos 10:10, 14. Juan el Bautista habló
concerniente a Cristo, diciendo: “Su aventador es su mano está, y aventará
su era: y allegará su trigo en el alfolí...” Mateo 3:12. Dice que Él
“allegará su trigo en el alfolí,” esto parece que indica que Jesús tendría
algunos medios de protección, o para guardar el fruto de Su ministerio. Jesús
también habló concerniente al redil de las ovejas, diciendo: “También tengo
otras ovejas que no son de este redil; aquellas también me conviene traer, y
oirán mi voz; y habrá un rebanó, y un pastor”. Juan 10:16. La venida de
Cristo no solamente cumplió aquellas profecías concerniente a Él, mas también
cumplió a aquellas profecías concernientes a La Iglesia de Dios, como la
institución divina. Su propósito era de cumplir todas las profecías
concernientes a Él y a la Iglesia.
Jesús habló de Sí
mismo, dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que
acabe su obra”. Juan 4:34. En Su oración que está registrada en el capítulo
diecisiete de Juan, El dijo: “He acabado la obra que me diste que hiciese.”
Siendo que Jesús vino a establecer la Iglesia de Dios, y El cumplió o terminó
el trabajo que se le había encomendado, entonces es evidente que El estableció
La Iglesia de Dios antes que se fuese de este mundo.
Quizás una de las
declaraciones más positivas que haya hecho Jesús, concerniente al
establecimiento de la Iglesia, la encontramos registrada en Mateo 16:17, 18: “Bienaventurado
eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi
Padre que está en los cielo. Mas yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificare mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella.” En esta Escritura, tenemos un punto resaltante: Cristo hizo
una declaración positiva, diciendo: “Yo edificaré Mi Iglesia.” El manifestó Su
intención de edificar la Iglesia y más después dió indicaciones que El había
terminado Su trabajo.
LA ORGANIZACIÓN
ACTUAL Y LA ORDENACIÓN
El registro de la
actual organización de la Iglesia, es dado por Marcos: “Y subió al monte, y
llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció doce, para que
estuviesen con él, y para enviarlos á predicar. Y que tuviesen potestad de
sanar enfermedades, y de echar fuera demonios”. Marcos 3:13-15. El registro
también da los nombres de los doce que fueron ordenados como ministros.
Centenares de años antes de que sucediese este evento, Isaías había escrito,
diciendo: “Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmando
el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre
los collados, y correrán á él todas las gentes.” Isaías 2:2. Estas palabras
casi son exactamente como las que encontramos en Miqueas 4:1, 2. Esta profecía
claramente indica que La Iglesia de Dios—la casa de Jehová—seria establecida en
la montaña, y no en la ciudad de Jerusalem, Marcos específicamente registra
esto—“Y subió al monte.”
Los evangelios no
registran todos los eventos que se verificaron durante el ministerio de Jesús,
y los eventos que se registraron no siempre aparecen en el orden que
ocurrieron. No hay ningún registro cronológico definido que indique que Jesús
declaró sus intenciones de edificar la Iglesia, antes que El llamase a Sí a los
que El quiso y ordenase a los doce; pero hay otros pasajes de la Escritura que
indican que los doce habían sido escogidos en ocasiones separadas antes de su
ordenación. Los discípulos habían estado con Jesús, y habían oído Su
predicación y enseñanzas, antes del servicio de ordenación y de la organización
de la Iglesia. Sería una cosa antilógica pensar que Jesús ordenaría a un hombre
que no había primeramente demostrado su fe en la habían andado con El en Su
ministerio; y a su debido tiempo, El estableció la Iglesia de Dios y ordenó a
los doce.
JESÚS DEJÓ SU IGLESIA
EN ESTE MUNDO
Estas Escrituras
indican claramente que Jesús se identifico a Sí mismo como el Hijo del hombre,
cuando dijo: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” También
se comparó a Sí mismo como un hombre que partió lejos. Su partida en este viaje
se describe por San Lucas—“Y aconteció que bendiciéndolos, se fue de ellos,
y era llevado arriba al cielo.”
Jesús dijo: “Que
dejó su casa.” Pablo describe la Iglesia como la casa de Dios—“Y si no fuere
tan presto, para que sepas como te conviene conversar en la casa de Dios, que
es la iglesia del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad.” 1 Timoteo 3:15.
La casa que Jesús dejó, Su Iglesia; entonces es evidente que ya estaba
organizada antes que El se fuera. Si la Iglesia tuvo Su principio en el día de
Pentecostés, como algunos dicen, entonces Jesús no podría haber dejado Su casa
(la Iglesia), cuando El “partió lejos” para regresar al cielo.
CRISTO MANIFESTÓ SU GRAN AMOR POR LA IGLESIA
Jesús no solamente
estableció la Iglesia, mas El manifestó Su gran amor por la Iglesia, porque se
dio a Sí mismo por ella, y la compró con Su misma sangre, Pablo escribió,
diciendo: “Mirad por toda la grey, sobre la cual el Espíritu Santo os ha
puesto por obispos, para pastorear la iglesia de Dios, la cual él adquirió para
sí con su misma sangre.” Hechos 20:28. Versión Moderna. Esto también está
en armonía con la que les escribió Pablo a los Efesios: “Maridos, amad á
vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó á sí mismo por
ella, para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, para
presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni
cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.” Efesios 5:25-27. La
sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, y también fue con Su sangre que
El compró la Iglesia de Dios.
Las evidencias
adicionales del amor de Cristo por la Iglesia, se manifiestan por Su oración
que hizo al Padre, según está registrado en el capítulo diecisiete de San Juan.
El dijo que le había dado la gloria a la Iglesia, que Su Padre la había dada a
Él, y oró para que ellos (los miembros de la Iglesia) pudieran tener Su gozo
cumplido en ellos. En esta oración Jesús también dijo: “He manifestado tu
nombre a los hombres que del mundo me diste, y guardaron tu palabra.” En
esta oración, Jesús no usó el término “Iglesia de Dios,” pero El indicó que
había guardado a los discípulos en el nombre del Padre—“Padre santo, a los
que me has dado, guárdalos por tu nombre, para que sean una cosa, como también
nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, y o los guardaba en tu nombre.” Juan
17:11, 12. Jesús dijo: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia;” pero El
le puso el nombre de Su Padre. Pablo le llamó la “Iglesia de Dios,” a la
Iglesia que Jesús compró con Su misma sangre.
JESÚS TERMINÓ TODA
SU COMISIÓN TERRENAL
Jesús estableció la
Iglesia de Dios, como parte integrante del trabajo que Dios le había
encomendado. El declaró diciendo que edificaría la Iglesia, y después dijo que
El había terminado Su trabajo. Estas declaraciones deben disipar toda duda
acerca de la realidad de que Jesús estableció la Iglesia. Cuando nosotros
consideramos estas Escrituras, juntamente con las referencias proféticas que se
hacen de la Iglesia; y siendo que Marcos dejó un registro, indicando que Jesús dejó
la Iglesia en esta tierra cuando El regresó al Padre, y las declaraciones que
hizo Pablo diciendo que Jesús había comprado la Iglesia con Su misma sangre, no
dejan ocasión para dudar de que Jesús haya establecido la Iglesia. También se
podrían dar otros registros que muestran que la Iglesia funcionó con su
membrecía, y que tuvieron sesiones de negocios antes del día de Pentecostés.
En relación con el establecimiento de la
Iglesia, es necesario que notemos otra declaración enfática que hizo Jesús: “Las
puertas del infierno no prevalecerán contra ella.” Pablo escribió,
diciendo: “Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese
mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.” Aunque
estos versículos hablan más directamente del futuro estado de la Iglesia que de
su organización; pero siempre claramente indican que la Iglesia que estableció
Jesús, cumplirá con su propósito en este mundo. Ella terminará su trabajo, y
alcanzará la elevada meta de una gloriosa Iglesia, sin mancha, ni arruga.
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