Oscar Pimentel, Supervisor General - La Iglesia de Dios
En el capítulo 19 de Mateo encontramos la historia de Jesús yendo a la costa de Judea, con "muchas gentes" siguiéndole. Los fariseos también le siguieron, pero a diferencia de la multitud, ellos no lo siguieron para escucharlo enseñar o para que Él los sanara de sus achaques. Ellos vinieron para tentar a Jesús con esta pregunta: "¿Es licito al hombre repudiar a su mujer por cualquiera causa?" (v.3). Jesús les respondió diciendo, "¿No habéis leído que el que los hizo al principio, macho y hembra los hizo, y dijo: Por tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y serán dos en una carne? Así que, no son ya más dos, sino una carne: por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre. Dícenle: ¿Por qué, pues, Moisés mandó dar carta de divorcio, y repudiarla? Díceles: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres: más al principio no fué así" (4-8).
La respuesta dada por Jesucristo es muy clara a cualquiera que pregunta si es lícito repudiar a su esposo o esposa. Su declaración únala con las otras porciones de la Escritura como lo es Éxodo 20:14; Mateo 5:32; Marcos 10:11, 12; y Lucas 16:18, las cuales hablan en contra del divorcio y las uniones de recasamiento que componen el pecado de adulterio, y Mateo 19:9; 1 Corintios 6:9; y 1 Corintios 7:2, las cuales abordan y repudian las uniones ilícitas de fornicación. Estos versículos de la Biblia reflejan la doctrina establecida de la enseñanza de La Iglesia de Dios concerniente al matrimonio Bíblico de un hombre con una mujer para toda la vida.
"Al principio no fue así" son las Palabras de Jesús, y ellas hablan fuertemente cuando vemos qué tan lejos el hombre se ha alejado de la voluntad de Dios en lo que se refiere a la primera institución divina que Dios estableció en el principio de la creación. Esta es una declaración clara del plan establecido y diseñado de Dios para el matrimonio entre personas del sexo opuesto en el tiempo del Génesis, durante el tiempo de Cristo en esta tierra, y ahora más de 2000 años más tarde, no ha cambiado. Esto fue y aun es el diseño de Dios para cualquier hombre y mujer que desee vivir el estándar bíblico de un matrimonio bendecido y próspero en los ojos de Dios.
Cristo respondió la pregunta que los Fariseos hicieron e incluyó que Dios "AL PRINCIPIO, MACHO y HEMBRA LOS HIZO" (v4), luego dijo, "Por tanto, el hombre dejará padre o madre, y se unirá a su mujer" (v5) Jesús citó Génesis 2:24, "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne." Génesis 1:26, 27 reitera que Dios hizo a la raza humana y cada humano fue determinado a un sexo específico lo cual solamente hay dos géneros–masculino o femenino. A la vista de Dios no hay tal cosa como sexo neutral, sexo preferido o ambos sexos. El hombre no tiene derecho o autoridad para escoger ser diferente al diseño de Dios, porque la Biblia enseña que Él hizo al hombre a Su imagen y semejanza. Esto debe ser considerado no una mera coincidencia cuando Jesús menciona que Dios
en el principio macho y hembra crio y después continua la conversación al señalar que el hombre dejará a sus padres y se apartará de ellos y se unirá a su mujer, equivalente a su esposa. Con todo lo bueno al paladar, las cosas
que son consumidas deben de tener los ingredientes apropiados, y la cantidad apropiada de esos ingredientes deben ser incluidos. Un matrimonio que es agradable en los ojos de Dios y que da un dulce aroma para Él tienen dos ingredientes, hombre y mujer y la cantidad apropiada de cada uno.
Cuando Dios miró a toda Su creación Él vio que esta era buena, excepto por una cosa. "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; haréle ayuda idónea para él" (Gn. 2:18). Adam fue completo y no hubo nada que Dios olvidara darle o ponerle para capacitarlo para hacer todo lo que el Señor propuso en su vida. Dios lo hizo con todas sus habilidades, fuerza, debilidades y todo su poder mental de razonamiento y memoria. Dios no dijo que el hombre no era bueno, más bien que el estuviera solo "no era bueno." De todas las cosas que Él había creado–bestias, aves de los cielos, los animales del campo– "no halló ayuda que estuviera idónea para él" (Gn. 2:20). Si Dios hubiera pensado en una "ayuda idónea"–o una ayuda adecuada–quiero decir hacer un hombre para ser la compañía de Adam Él lo hubiera hecho así, pero Dios estableció un modelo que es para ser seguido y obedecido en la relación de matrimonio y esta no es de dos hombres o dos mujeres. Alguien, del sexo opuesto quizás puede argumentar que cuando Dios hizo a Adam Él dio un paso atrás, rasco Su cabeza y dijo "Puedo hacer algo mejor que esto," y entonces Dios hizo a Eva. Es una manera divertida de ver las cosas, pero la verdad del asunto es que Dios no hizo un error cuando crió a Adam y Eva. La mujer no fue hecha para hacer todo lo que un hombre puede hacer, pero en lugar, y, de hecho, para hacer todas las cosas que el hombre no puede hacer. En esto se encuentra su fuerza, belleza y su necesidad. El hombre y la mujer necesitan uno del otro para que ellos puedan crecer juntos y entender la unidad de pensamiento, armonía interpersonal, estilos de socialización y la importancia de construir una relación que lleve a la fundación eternal de un amor mutuo.
Llamar a un árbol de manzanas no lo hace un árbol de manzana, pero este árbol debe llevar las características y su fruto para que verdaderamente sea un árbol de manzana. Igualmente, llamar algo un matrimonio no lo hace matrimonio. Básicamente, y tradicionalmente, un matrimonio siempre ha sido un convenio entre un hombre y una mujer. Una unión entre dos hombres o dos mujeres priva las diferencias obvias–biológicas, fisiológicas, psicológicas entre un hombre y una mujer. Una vez más, Dios no hizo un error al criar a Adam y Eva, ya que en su relación matrimonial esas diferencias podrían complementarse uno con el otro. El movimiento del mismo sexo, el movimiento homosexual, es un movimiento social de una revelación abierta en contra del divino orden de Dios. Esto es una manifestación pecaminosa de aquellos que viven una vida lejos de Dios y de Su amor. Independientemente de esto, Dios ama a todos los pecadores incondicionalmente y en Su gran amor Dios está dispuesto a perdonar y lavar sus pecados y salvar la vida de este pecador quien vive esta clase de estilo de vida si él se arrepiente, se humilla; y busca a su Creador y Redentor.
Una de las primeras cosas que Dios ordenó a esta nueva institución establecida del matrimonio para hacer fue "fructificad y multiplicad, y henchid la tierra" (Gn. 1:28). Este aspecto básico del matrimonio, por supuesto, no puede ser cumplido
en una unión del mismo sexo porque la fertilidad no es un cumplimiento natural de su relación. Por otro lado, el modelo de Dios del matrimonio, por
el divino diseño, fue establecido teniendo en mente la procreación de hijos y la unidad y bienestar de los conyugues. Dios dio al esposo y a la esposa la oportunidad de tomar parte en Su creativo poder por el hecho de dar a luz (parir) hijos. La procreación está unida a la creación la cual es un resultado del amor incondicional entre una pareja (hombre y mujer) que han sido unidos en santo matrimonio. La tendencia natural del matrimonio es tener hijos y formar una familia. Digo "tendencia natural," reconociendo la existencia de infertilidad en parejas del sexo opuesto quienes no pueden naturalmente concebir por razones que solamente Dios mismo las conoce. Al mismo tiempo reconozco que el archienemigo de Dios siempre se ha parado en dirección opuesta a todos los mandamientos de Dios y en este caso el mandamiento es "fructificad y multiplicad, y henchid la tierra."
Incluso, el hecho permanece que Dios considera las uniones del mismo sexo una abominación y en Levítico 20:13 leemos, "Y cualquiera que tuviere ayuntamiento con varón como con mujer, abominación hicieron: entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre." El acto de que hombres se acuesten con hombres y mujeres con mujeres es aborrecido y detestado por Dios. Esto es una ética y moral confusión y malicia. Fue por esta misma razón que Dios le dijo a Moisés y ordenó a los hijos de Israel, "Y no andéis en las prácticas de la gente que yo echaré de delante de vosotros: porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación" (Levítico 20:23). Dios se entristeció y enfermó de los abominables actos que estaban tomando lugar en las naciones del mundo, y Él destruyó estas naciones con sus habitantes quienes practicaban tales cosas.
Las uniones del mismo sexo están en oposición directa a Dios, y por esa razón Dios hizo diluviar "Entonces llovió Jehová sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra" (Gn. 19:24, 25). Él no solamente los destruyó, pero Dios borró a las dos ciudades de la faz de la tierra por su pecado de homosexualidad. Las uniones del mismo sexo nunca fueron destinadas por Dios y ellas frustran la ley natural. Pablo menciona la ley natural en Romanos 2:14, 15 y habla a los gentiles quienes estuvieron sin la ley de Dios sin embargo "…naturalmente haciendo lo que es de la ley…mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio juntamente sus conciencias…"
Dios escribió en cada hombre una ley, y dio a cada hombre una conciencia, y por razón natural del hombre él es capaz de entender lo que es moralmente bueno o malo. La Biblia nos dice en Romanos 1:24-28, "Por lo cual también Dios los entregó a inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos: Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo a las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza: Y del mismo modo también los hombres, dejando el
uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío. Y como a ellos no les pareció tener a Dios en su noticia, Dios los entregó a una mente depravada,
para hacer los que no conviene." Cuando el hombre está determinado a ignorar el plan de Dios y no lo reconoce, la Biblia dice que Él deja al hombre andar en su propio camino, el cual solamente lo dirige a la inmundicia y confusión. Los hombres dejan y tratan de cambiar la verdad de Dios que fue establecida desde el principio, y ellos son dados a pasiones viles. Según la Escritura, las mujeres con mujeres y los hombres con hombres "es contra naturaleza" y es un "error" y hay una retribución que será recibida, y dijo que la retribución será lo que está por venir a todos aquellos que viven en este mundo impíamente.
En este tiempo cuando los fariseos se acercan a Jesús para preguntar, los hombres ya habían tomado la libertad de hacer un intento de reescribir la ley de Dios. Los hombres de todas partes y en todos los lugares pueden escribir y reescribir leyes terrenales todo el tiempo, pero hay una ley que fue escrita y asentada desde hace mucho tiempo que todos los martillos y cinceles y todo el papel y tinta en el mundo nunca serán capaces de cambiar o reescribir y esta, mi estimado amigo, es la ley de Dios que es para siempre en los cielos. Si fuera posible para el hombre extender su mano desde la tierra y alcanzar el cielo donde la Palabra de Dios es para siempre y tomar el libro de Dios donde Su Palabra ha sido grabada en las páginas de la eternidad, entonces podría ser posible para el hombre cambiar la ley de Dios la cual seremos juzgados. Estimado lector, ¡esto es imposible!
Hoy en día los hombres reescriben leyes según su conveniencia y de acuerdo a sus lascivias. Ellos dan definiciones nuevas a palabras para apaciguar y calmar sus propias conciencias o las conciencias de las multitudes quienes quieren vivir según sus apetitos carnales. Desde que Dios estableció y ordenó el matrimonio debe ser entendido que este no fue hecho por la condición, por la tanto el hombre no tiene autoridad para redefinirlo. Muchas personas están cometiendo el error de creer que si un hombre dice está bien entonces debe estar bien con Dios. Vivir por esa clase de pensamiento ciertamente llevarán a uno por el camino, el cual fue dicho, "Hay camino que al hombre parece derecho; empero su fin son caminos de muerte" (Pr. 14:12). Debe, primero que todo, ser aprobado por Dios y después aceptado y obedecido por el hombre.
El siglo 21 ha venido con sus muchos retos para los cristianos de todas partes y para La Iglesia de Dios. Oremos para que Dios nos dé sabiduría para el cómo presentar el mensaje de un matrimonio bíblico en una manera veraz y amorosa ya que "al principio no fue así."
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