martes, 20 de marzo de 2012

Un Libro de Memorias - Cap. 1

CAPITULO UNO

FORMACION DE LA TEMPESTAD

La década del noventa (1990) vio la Iglesia entrar en una era turbulenta. Las aguas que una vez habían estado serenas, ahora estaban violentas, tempestuosas y peligrosas, debido a los vientos de los cambios doctrinales que tomaron lugar. Con la introducción de una institución de educación superior en el ru1o 1966, también vino un debilitamiento gradual de la singularidad de la esencia divina de lo que en sí era la Iglesia. La doctrina que una vez era preciosa y tan íntimamente cuidada por el Espíritu Santo, comenzó a ser cuestionada por muchos de los que estaban siendo influenciados por filosofías recibidas a través de la educación superior o de colegio, q11e evidentemente eran inevitables. Pero la verdad es que no debió haber ocurrido de esa manera, y tampoco tenia que ser así, pero a pesar de nuestra insistencia, nos sucedió. Eventualmente vino e hizo estragos terribles. El olvido o apatía con respecto a que el Espíritu Santo es conclusivamente el Maestro, muchos se entregan al estudio y razonamiento de la sabiduría mundana, llegando a ser blancos fáciles del engaño de Satanás. Algunos estudiantes bien arraigados en la doctrina genuina salieron al otro lado ilesos y demostraron ser de real bendición a la Iglesia. Por el contrario, otros menos estables la abandonaron llegando a la trágica decisión de unirse a otras organizaciones. Otros se han quedado con el perverso fin de propagar los nuevos "vientos de doctrinas" que aprendieron. Este influjo paulatino de la filosofía de esa "nueva luz", aunque débil y sutil, comenzó a devorar las fibras morales de La Iglesia de Dios. Después de aproximadamente dos décadas de esta influencia socavadora la resolución interna de la Iglesia en general, fue afectada hasta el punto de que su razón para la existencia dejó de ser importante, excepto para unos cuantos fieles.

Ese síndrome de sabiduría humanista o mundana, unido a las bendiciones materiales que estábamos disfrutando para ese tiempo, pareció ser el énfasis predominante de nuestros líderes y administradores en la Iglesia. El ministerio comenzó a sentir la presión de verse sometido a constantes demandas de preparación teológica. Los requisitos académicos fueron exigidos cada vez más. En conj1mción con tal énfasis de refinamiento secular y ministerial, comenzó a notarse el resurgimiento de la mundanalidad y una atmósfera exenta del poder del Espíritu en los servicios de adoración. Ya se había preparado el escenario para una apostasía de mayores proporciones en la Iglesia.

La Iglesia como un todo desatendió la súplica hecha por la Asamblea del 1984 de parte del Comité de Asuntos y Preguntas, el cual había sido inspirado por el Espíritu Santo para hacer un llamamiento general al arrepentimiento. El comité declaró que nos habíamos apartado de las relaciones vitales con el Espíritu Santo. y que no podíamos continuar la persecución de nuestra misión sin una convicción evidente de Su presencia y aprobación. Dicho comité citó el texto bíblico de Joel 2:15-17: "Tocad trompera en Sión, pregonad ayuno. Llamad a congregación. reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad los viejos (ancianos]. congregad los niños y los que maman: salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar. lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad .... " Esa asamblea solemne para ayunar y orar nunca fue convocada; algunos se arrepintieron con sinceridad, mientras que otros cuestionaron de qué cosa tenían que arrepentirse. Muchos resistieron la idea del llamado al arrepentimiento con obstinación.

Dios, quien es infinito en sabiduría y conocimiento, sabía quiénes se habían arrepentido de corazón. El nos amonestó en el 1986 respecto a que había una iglesia dentro de una iglesia (el remanente arrepentido), la nación dentro de una nación y el pueblo dentro del mismo pueblo. Finalmente la Iglesia como un lodo fracasó en satisfacer el mandato divino de arrepentirse. Como resultado Dios se vio obligado a entregar Su herencia a la vergüenza.” Su favor divino ya no estaba con la Iglesia en plena medida. Se pudo presenciar una declinación paulatina hasta que llegó el tiempo de la separación de la VERDADERA IGLESIA de la iglesia apóstata. No es de sorprenderse el que comenzáramos a ver dogmas y doctrinas extrañas siendo introducidas en nuestros medios.

En enero del 1989, el Colegio Tomlinson hizo una presentación de planificación estratégica ante el Comité de Asuntos y Preguntas y la facultad del Cuartel General. En dicha presentación, la Iglesia fue presentada como que era un producto de la cultura más bien que un organismo singular y divino establecido por Cristo. La mayoría de la doctrina básica de la Iglesia, la cual tenía su fundamento bíblico firme, fue presentada como artefactos culturales. Por ejemplo, tales artefactos de la Iglesia incluían cosas tales como la bandera, los Campos del Bosque, la Versión del Rey Jacobo de la Biblia para el habla inglesa, el pacto, el lavatorio de pies, la diestra de confraternidad, el hablar en lenguas, la Asamblea General, el acuerdo unánime, etc., etc.

En la Asamblea del 1989-90, se hizo un estudio a través de la Iglesia en general para determinar el cómo la Iglesia como un todo se sentía en relación de ciertas prácticas y normas. Los resultados de tal investigación fueron tabulados y usados como la base para ayudar a determinar las decisiones de la Asamblea. El método usual de buscar a Dios y estudiar Su Palabra fue dejado en segundo lugar, y se adoptó la opinión popular en primer lugar. Al examinar estos eventos en retrospección, uno puede ver con facilidad que la Iglesia ciertamente se había apartado de las relaciones vitales con Dios y desviado hacia una mentalidad mundana para su dirección. El patrón bíblico de "que ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros”, fue reemplazado por "queremos ser como los demás grupos religiosos que nos rodean". Se olvidaron que Dios no toleraría tal desviación de Su plan. En su intento de querer seguir su propia voluntad, se han expuesto a perecer bajo la ira de Dios. Su espada está desenvainada y está levantada contra Su Iglesia; el castigo estaba a punto de descender sin misericordia, pero no antes de sacar Su remanente de fieles fuera de la institución apóstata; éste tomarla la antorcha para continuar la carrera hacia la meta final con el mensaje de La Iglesia de Dios-e/ mensaje completo para todo el mundo.

La publicación de este tratado ha sido aprobada por el Comité Editorial de Doctrina.

Pasado Supervisor General POR Robert J. Pruitt

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