miércoles, 15 de agosto de 2018

DESTRUYENDO LA DOCTRINA Y EL GOBIERNO

James R. Horne – Editor Asistente, Bessemer, AL

¿Un cambio de mentalidad de la noche a la mañana en lealtad y apoyo? ¿Un mazo golpeando los mandamientos? En los umbrales de la Historia de la Iglesia, estas declaraciones se convirtieron en una realidad literal a mediados de 1940-1950 con la confusión llegando a la puerta principal del Cuartel General y al lugar donde resurgió la Iglesia de este lado de la Edad Oscura. A medida que el problema de este tema se profundiza en otra de nuestras Enseñanzas Prominentes, recordemos que no hay lugar para “destruir” o “derribar” cualquier doctrina que Dios haya hecho prominente a través de la Biblia y la Asamblea General. Revisemos la Palabra de Dios y algunas cositas interesantes de los tiempos pasados para ayudar a establecer las bases para este pensamiento y para “despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento” (2 Pedro 3:1). Vivimos en un período donde nuestra doctrina, gobierno y el mensaje de la Iglesia necesitan ser predicados regularmente, clara y enfáticamente bajo la unción del Espíritu Santo, no sea que algunos olviden, o que algunos nunca escuchen, y la verdad se convierta en fragmentos derribados o recuerdos distantes en el corazón. Permítanos que, “con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, porque acaso no nos escurramos” (He. 2:1).

Comencemos mirando en retrospectiva un período inmediatamente posterior al fallecimiento del Obispo A. J. Tomlinson el 2 de octubre de 1943. Como nos dice la historia, los Supervisores fueron convocados a una reunión especial para orar por un sucesor para ocupar el cargo de Supervisor General hasta que la Asamblea se reuniera para la selección final. El 7 de octubre de 1943, a las 8:00 a.m. esta reunión comenzó y se estaba desarrollando bien con la oración y las deliberaciones, el Espíritu Santo les dio instrucciones a los Supervisores “traigan a su hijo menor.” refiriéndose al hijo menor de A. J. Tomlinson, quien no estuvo presente en la reunión. Hubo una discusión entre los hombres acerca de la corta edad de Milton, su inexperiencia, etc., pero con muchos compartiendo sus opiniones y con paz en sus corazones, con unanimidad entre los hermanos, el sentir fue que Milton Tomlinson (el hermano menor) fuera el hombre de Dios para ser el próximo Supervisor General. Al leer las Minutas de esa reunión de Supervisores en 1943 (las cuales fueron leídas en la Asamblea General de 1944 antes de la deliberación de M. A. Tomlinson), uno puede ver que esta reunión se destacó por su unidad especial, sentando un precedente para la Iglesia en este proceso. Homer Tomlinson, el hermano mayor de Milton quien sirvió como Secretario de Lenguas Extranjeras y Supervisor de Nueva York contó una historia en la reunión ilustrando la “cobertura” y la seguridad de la teocracia y él, junto con muchos otros, habló a favor de que su hermano fuera seleccionado y quien dijo personificaba “el espíritu de su padre.” A la 1:26 P.M., Homer pidió el privilegio de “presentar a su hermano ante el mundo como Supervisor General de la Iglesia de Dios” y, después de que A. D. Evans leyó el anuncio oficial, Homer y Milton Tomlinson salieron del Cuartel General “en medio de una aclamación de alegría” y Homer presentó a su hermano como el Supervisor General con Milton Tomlinson diciendo estas palabras “confía en Dios.” La noticia fue anunciada a los periódicos y al mundo de lo que el Señor había revelado en la reunión y de la unidad que se logró. Homer dijo: “Me dediqué a mi padre y me dedico a mi querido hermano” (extractos de las MA de la 39na de 1944).

Pero no pasó mucho tiempo hasta que algo drásticamente cambió el corazón de Homer. Los registros revelan que al día siguiente Homer Tomlinson renunciaría a su nombramiento con planes de irse y comenzar una iglesia (con él mismo como Supervisor General y que él se consideraba la continuación del trabajo de su padre) con su Cuartel General en Queens, Nueva York. Fue una división que resultaría en dolor no solo para la Iglesia sino también para la familia Tomlinson. Posteriormente en la vida de M. A. Tomlinson, durante una entrevista realizada por Elwood Matthews en 1984, el hermano Tomlinson habló sobre esta situación y qué tan confuso fue para su hermano actuar de esta manera, teniendo en cuenta sus propias palabras y acciones anteriores a ese momento. Fue aparentemente un cambio repentino. Algunos informaron que había una lucha de poder en la Iglesia entre los dos hermanos, pero este no era el caso según los registros históricos y la entrevista. M. A. Tomlinson no tenía intención o los deseos de ese puesto y él simplemente estaba desempeñando el papel que los Supervisores y luego la Asamblea le pidieron que cumpliera. Fue Homer Tomlinson quien desafió esto, después de haberlo respaldado por completo.

Homer Tomlinson no estuvo fuera del gobierno Teocrático por mucho tiempo antes de que las cosas comenzaran a ir mal. Las historias parecían cambiar, y Homer hizo declaraciones de que A. J. Tomlinson siempre había querido que él fuera el sucesor y que Homer fue nombrado por su padre para tomar su lugar y ser el Supervisor General (El Grito de un Rey, pág.76). Dijo que estaba claro (porque su padre supuestamente lo deseaba) que ya era el Supervisor General en el momento del fallecimiento de su padre. En la versión posterior de Homer sobre la reunión de Supervisores, dijo que había nombrado personalmente a Milton Tomlinson la noche anterior a la reunión de Supervisores de 1943 para cumplir un papel secundario para él (similar a lo que hizo su padre al quedarse en Cleveland y moderar las Asambleas) mientras Homer iba a todo el mundo y trabajaba para llegar a “todas las naciones y traer la paz a la Tierra.” (El Grito de un Rey, pág. 1, 76). Sin embargo, el punto de vista de Homer de esta situación no era congruente con la Iglesia. Si lo hubiera sido, no se habría convocado una reunión para que los Supervisores deliberaran sobre este asunto. Se habría resuelto si así fuera como se tenía que hacer. Además, un Supervisor General no elige ni nombra a su propio sucesor (Sobre Esta Roca, Vol. 3, pág. 89). Fue Milton quien fue seleccionado en la reunión de Supervisores y confirmado en la Asamblea General de 1944 (39na MA, págs. 21-29). Homer pareció incumplir no solamente con sus palabras registradas en las 39na Minutas de Asamblea, sino con su entendimiento del proceso por el cual la selección ocurrió. Posteriormente registró en su libro que, su padre lo nombró para tomar su lugar el 18 de abril de 1942, refiriéndose a Moisés nombrando a Josué, y que esto fue publicado en el Mensajero Ala Blanca (El Clamor de un Rey, Pág. 213). Una copia de la publicación escrita por A. J. Tomlinson y a la que se refiere Homer se puede leer en el Mensajero Ala Blanca citado, pero uno puede ver el contexto apropiado y la intención, que “seguir los pasos de su padre” no se refería a él siendo el próximo Supervisor General como lo insinuó Homer. En un relato, mientras el hermano A. J. Tomlinson aún vivía, Iris Evans (su hija) le preguntó acerca de lo poco claro de este artículo y también de Grady Kent (empleado del CG). A. J. Tomlinson dijo: “No quise decir eso en absoluto… solo quería que Homer continuara con su trabajo tal como lo había estado haciendo…” Él continuó diciendo que, si algo le sucedía, “la Asamblea tenía las estipulaciones para un Supervisor General si la oficina quedaba vacante.” De cualquier manera, después de sus palabras y acciones en la reunión de Supervisores, la mentalidad de Homer Tomlinson cambió y sintió que él iba a ser el nuevo Supervisor General. Él renunció a la decisión de los Supervisores de Estado y “se autoproclamó” ocupante de este puesto y dijo que estaba “cambiando de lugar el Cuartel General de la Iglesia” (Sobre Esta Roca, Vol. 3, págs. 90, 91). En un intento de reconciliación y sanar esta situación con su hermano y el dolor dentro de su familia, M.A. Tomlinson llevó a un grupo de cinco ministros a Nueva York para hablar con él, intercambiar opiniones e intentar resolver las cosas con su hermano Homer, pero él simplemente no escuchó sus suplicas y estaba decidido a dejar la Iglesia y seguir adelante con esta decisión. El 27 de noviembre de 1943 fue oficialmente relevado de todas sus funciones de los que había renunciado y ya no era un ministro en la Iglesia. Homer convocó la “Primera Convención de Todas las Naciones de la Iglesia de Dios” que se celebró del 7 al 9 de diciembre. Fue el 11 de diciembre de 1943, después de que se hicieron todos los intentos de reconciliación y fueron rechazados que la iglesia en Jamaica, Nueva York, donde se celebró esta nueva convención y de la cual Homer era miembro, fue desbandada (Sobre Esta Roca, Vol. 3, págs. 92-94).

A medida que pasaba el tiempo, las cosas se volvían más tensas y extrañas con divisiones más graves. Homer sintió que bajo el liderazgo de su hermano M. A. Tomlinson, Los Campos del Bosque (el lugar del Levántate, Resplandece, que su padre amaba y escrituralmente promovía mucho) se había convertido en una extralimitación de fondos de la Iglesia y un lugar de idolatría (El Clamor de un Rey, pág. 77, 78). Fue en 1953 que Homer vino a Cleveland “cargando las tablas de piedra [mandamientos], un mazo, varios cartuchos de dinamita y petardos para detonar la dinamita en Los Campos del Bosque” (El Clamor de un Rey, pág. 78). Homer rompió las tablas y comenzó a golpearlas y dañarlas con el mazo a las afueras del Cuartel General. Después de reunirse con su hermano, Milton, en un intento fallido de sacarlo de su cargo, Homer se dirigió a Los Campos del Bosque con un mazo donde amenazó con romper los Diez Mandamientos, “como Moisés lo hizo cuando encontró a su hermano Aarón adorando al becerro de oro.” Golpeó dos veces con el mazo de 121 libras y partió una letra del octavo mandamiento antes de ser arrestado por la policía (El Clamor de un Rey, pág. 78 y La Revista Vida en 1953).

En otra ocasión, mientras la 48va Asamblea estaba en desarrollo, Homer intentó pintar un mensaje en la puerta del Cuartel General, pero, después de forcejear con la policía, fue detenido por los oficiales “que colocaron por la fuerza a [Homer] Tomlinson en un vehículo policial” (Periódico Cleveland Daily Banner, de 1953) y después puesto en libertad.

Sin la responsabilidad y la seguridad del gobierno para mantener las cosas bajo control (Pr. 11:14), parecía que los asuntos seguían escalando. Homer sintió que había sido llamado, no solo para ser el Supervisor General sino también para ser “el Rey del Mundo,” vistiendo una túnica y llevando una corona mientras celebraba ceremonias personales de coronación en varias naciones que visitaba, y finalmente en Jerusalem. De vez en cuando llevaba consigo un globo inflable y un “trono de David” portátil a los países. Su bandera de justicia era un cuadrado, y las líneas azules conectadas en la parte superior e inferior (El Clamor de un Rey, págs. 95-97; The New Yorker, de 1966). Homer Tomlinson también se postuló para presidente de los Estados Unidos en varias ocasiones (1952, 1960, 1964 y 1968) como candidato del “Partido Teocrático,” teniendo una plataforma de “paz, 12 mandamientos y el diezmo 10% [impuestos]” (Manual del Partido Teocrático, págs. 6 y 7). Falleció en 1968 antes de que estos esfuerzos pudieran realizarse, advirtiendo a su gente que, dentro de siete años, lo que habría sido octubre de 1975, era “el momento para que la Iglesia de Dios y el mundo entero estuviesen listos para la segunda venida de Jesús.” También reportó que la comunidad mundial de la Iglesia bajo él había alcanzado a “más de 300 millones de personas. (El Clamor de un Rey, págs. 207, 210).

Uno puede determinar la validez de las declaraciones que hizo con respecto al regreso de Jesús, su comunidad de seguidores, etc. No es el objetivo criticar, sino aprender del pasado. Después de la selección de M. A. Tomlinson, la Iglesia simplemente continuó. Es posible que muchos de nuestros hermanos de nuestro tiempo no sepan, o tal vez nunca lo hayan escuchado, sobre las dificultades sufridas desde el primer día después de que se hizo esta selección. Varios eventos como los ya mencionados y otros desafíos del trabajo continuaron (Homer Tomlinson marchándose en 1943, la decisión del caso judicial sobre el nombre de la Iglesia en 1952, la partida de Grady Kent en 1957) pero la Iglesia continuó en la verdad. Incluso antes de esto bajo el mandato de A. J. Tomlinson, hubo espíritus de obstinación que surgieron entre las personas que querían traer división, causar problemas en el liderazgo, o intentar cambiar a su favor la doctrina establecida (ej. Goins Simpson, George Hensley, el problema de los ancianos y sus demandas contra la Iglesia). A veces la oposición se acaloró tanto que la historia registra un caso en el que, durante la Asamblea, un hombre enfurecido corrió hacia el hermano Tomlinson, agitando su puño hacia él y apuntando su dedo casi contra su rostro. (A. J. Tomlinson, Lillie Duggar, pág. 196). Dios elimina y sacude tales cosas (1 Juan 2:19). Muchos hombres con estos espíritus eventualmente se van para seguir sus ideologías o dogmas, como todavía lo hacen algunos que andan en la carne, pero debemos continuar fielmente y la Iglesia lo hará, ya que “las puertas del infierno no prevalecerán.” Algunos pueden hacer declaraciones valientes o desafiar el gobierno de Dios, (2 Pedro 2:10), pero nosotros debemos mantener el rumbo. Mientras Dios conduce a la Iglesia a la perfección, la santidad abundará en Su casa (Sal. 93:5). La obstinación y la mundanalidad serán eliminadas y quitadas en favor de Su voluntad (Mt. 6:10). Gracias al Señor que a través del tiempo Él ha elegido a quien Él quiere en el liderazgo en todos los niveles. Con toda sabiduría, uno puede ver que era, y sigue siendo, mejor someterse y estar bajo la protección de ese gobierno. ¿Por qué? Porque la teocracia funciona y hay paz y unidad en su operación apropiada. Cuando se trata de la autoridad de Dios y de someterse a la teocracia, recuerde en donde surgió primero el espíritu de rebeldía: “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi solio, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del aquilón; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is. 14:13, 14). El relato histórico, romper las tablas o la “destrucción” de la montaña de la doctrina pura, es solo un ejemplo físico interesante de un asunto espiritual. Que esto no dé lugar para que nosotros literalmente, lo volvamos a vivir. El daño no siempre puede aparecer en el sentido físico como en estos casos, pero definitivamente lo hará en la esfera espiritual. Además de los golpes de mazo en el gobierno, la falta de responsabilidad y la aparente pérdida del juicio, hay un espíritu en nuestro mundo que promueve atacar la doctrina y dudar en los asuntos espirituales, modificándolos para los tiempos actuales (Is. 30:10). Ese espíritu desea cambiar esas cosas que ya están establecidas. Con cualquier mandamiento, enseñanza, consejo o doctrina que mencionemos en la Iglesia, ya está establecida (Sal. 119:89). Esto no es para que alguien se salga del gobierno teocrático e intente destruir las piedras. Esto no es para que alguien diga un día que está a favor y al día siguiente cambie de opinión para oponerse e irse (Santiago 1:8). Esto no es para que alguien diga que ha sido iluminado y sabe más o puede mejorar lo que Dios ya ha puesto en la Iglesia. En relación con la Teocracia, solo hay un gobierno bajo Dios y un Supervisor General seleccionado y dado por Dios a la vez. Otras personas pueden buscar tal título o tienen un título similar, pero Dios pone a una persona para servir a la Iglesia. Estos hombres fueron Jacobo (Hechos 15, en el Nuevo Testamento) y, desde el Levántate, Resplandece, A. J. Tomlinson, M. A. Tomlinson, Robert J. Pruitt, Stephen E. Smith, y en el presente Oscar Pimentel. La Iglesia continúa teniendo 29 Verdades Bíblicas Importantes y toma la Biblia completa como la Palabra de Dios. Tiene cinco auxiliares (MBA, AMIP, Escuela Dominical, BLV y BMF) o “ayudas” para trabajar junto con los otros departamentos del ministerio nombrados (IEB, Evangelismo, Misiones Mundiales). Tiene sus consejos a los Miembros que han estado en nuestras Minutas desde 1917 y fueron aprobadas oficialmente por la Asamblea en 1958. Todo esto y mucho más forman parte de la Iglesia hoy en día y “permanecen apartados y a salvo de la controversia que a menudo se debate sobre ellos, aceptados e inmovibles” (Historia y Gobierno, págs. 231, 232). Se nos recuerda, “No traspases el término antiguo que pusieron tus padres” (Pr. 22:28). ¿Ha escuchado las últimas noticias seculares sobre la eliminación de monumentos considerados ofensivos? Desde la eliminación de los Diez Mandamientos hasta los monumentos relacionados con los Confederados que algunos líderes del gobierno consideraron injustos para ciertos grupos minoritarios o fueron parte de la expansión de los Estados Unidos, o de lo contrario; la historia es historia, sin embargo, algunos tienen sus propios planes para eliminarlas en un esfuerzo por reescribir lo que ha sucedido. Parece que la tónica general de nuestros días es que las personas se ofenden por algo, pero este espíritu no debería tener cabida en La Iglesia de Dios. En 1944, el año que M. A. Tomlinson fue confirmado por la Asamblea General como el Supervisor General, una sección interesante fue dada en su Mensaje Anual que es similar a este mensaje. Que fue para ese día, y todavía se aplica a nuestros días. Esta sección fue nombrada “Apegarse a las enseñanzas de La Iglesia de Dios.” Dijo en parte: “Siento que ahora es tan importante, y más aún, seguir las enseñanzas de La Iglesia de Dios como siempre. No queremos bajar las normas en lo más mínimo. Preferimos ser más fuertes que nunca para la Iglesia de Dios y las enseñanzas que nos han enseñado. Pablo le dijo a Timoteo ‘Empero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido’” (Mensaje Anual, pág. 31). Que la historia y los pensamientos bíblicos proporcionados aquí desafíen al lector en las decisiones de aprender con cautela del pasado y avanzar gloriosamente en nuestro futuro. No se permite destrozar, romper, o pintar.

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