jueves, 13 de junio de 2013

UN VIENTO RECIO QUE CORRÍA


E. Roger Ammons,                           (Hechos 2:2) “. . . vino un estruendo del cielo como        LOGO
Coordinador General                                                                                                                                                          DE EVANGELISMO
 De Evangelismo              UN VIENTO RECIO QUE CORRÍA . . .”
 
            
Y COMO se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados; Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. Y fueron

 todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron á hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 2:1-4).

                La palabra, “como” en estos versículos implica que el “estruendo” y las “lenguas repartidas” verdaderamente eran reales y podrían ser comparadas  con un “viento” y “fuego” quienes simbolizan el Espíritu.  Este pasaje contiene siete descripciones proféticas de la naturaleza y efectos del “viento recio que corría”.

I.                    Un Viento de Repente                  V. Un Viento Poderoso

II.                  Un Viento con Sonido                    VI. Un Viento Con Fuego

III.                Un Viento Celestial                         VII. Un Viento Que Llena

IV.                Un Viento Recio

 

I. Un viento de Repente

                Por 10 días aproximadamente 120 personas alabaron y glorificaron a Dios conforme esperaron la promesa del Espíritu, pero todavía no lo habían recibido.  De (“repente”) un estruendo lleno la casa y todos fueron llenos del Espíritu santo.

                En Hechos 9, el Señor le dijo a Ananías que Saúl (Pablo) lo había visto en visión, “le pone la mano encima, para que reciba la vista” (v.12).  “Ananías… dijo… el Señor…  ha enviado para que recibas la vista y seas lleno de Espíritu Santo” (v.17).  No se le fue dicho a Saúl que  iba a recibir el Espíritu Santo.  Paso “de repente”.

                En Hechos 10 en casa de Cornelio, “hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó…” (v.44).  Paso “de repente”.

                En Hechos 16, “Mas á media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos… de repente un gran terremoto…” Mientras oraban, cantando y alabando, uno puede ser lleno del Espíritu Santo asi “de repente” mucho más poderoso que un terremoto.

                En Hechos 28, Pablo pudo, “caer muerto de repente” de una mordida de una serpiente.  El Espíritu Santo puede caer “de repente” como una serpiente y lastimar la cabeza de la serpiente.

                Los que buscan el bautismo del Espíritu Santo deben espera lo inesperable.

II. Un Viento con Sonido

                La Palabra “sonido” traducido al Griego en Hechos 2:2 es “echos”.  Las alabanzas en el Aposento Alto hacían echo hacia la tierra como un sonido de un viento recio que corría.  Jesús había dicho a Nicodemo, “El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene… así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8).  Como el viento, el Espíritu Santo no se puede ver, pero Se puede sentir y escuchar.

                El Espíritu fue escuchado, no tan solo como viento, pero también en lenguas que los oyentes no conocían, pero también en su lengua natal, tal vez estas fueron simbolizadas por las “lenguas repartidas”.

                Jesús le había dicho a Nicodemo, “El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene… aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8).  Como el viento el Espíritu Santo no se puede ver, pero si se puede escuchar y sentir.

                El Espíritu fue escuchado, no tan solo como un viento,  pero también en lenguas no reconocidas por los oyentes, pero también en su legua natal, tal vez esto fue simbolizado por las “lenguas repartidas”.

                comenzaron á hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 2:4). “…”todas las naciones debajo del cielo” (v.5) dijo “…cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos…” (v.9)?

                La palabra “sonido” en griego como en Hecho 2:2 es “fame” en Lucas 4:37, “Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca.

                Jesús había prometido, “Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos… hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

                La promesa fue cumplida cuando “…Por toda la tierra ha salido la fama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras de ellos” (Romanos 10:18).

III. Un Viento Celestial

                Cuando fue el bautismo de Jesús, Juan “…Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma…” (Juan 1:32). Dios le había dicho a Juan, “… Sobre quien vieres descender el Espíritu… éste es el que bautiza con Espíritu Santo” (v.33).  “…Los cielos fueron abiertos…” (Mateo 3:16, Marcos 1:10; Lucas 3:21).  Aun también, en Hechos 2:2, “vino un estruendo del cielo”.

Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís” (Hechos 2:33).

Más esto es lo que fue dicho por el profeta Joel… Y será en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne…” (Hechos 2:16, 17).  Derramar” implica un fluidez de un lugar de arriba a un lugar de abajo.

La Iglesia Primitiva “…han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo…” (1 Pedro 1:12). “Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17).  Dios no es como el sol que se levanta y se asienta.  No es un Dios temporal.  El Bautismo con el Espíritu Santo es para nosotros a hoy.  “…[vuestro] Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él” (Lucas 11:13).  Puedes estar en medio que aquellos que “gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo” (Hebreos 6:4).

IV. Un Viento Recio

La palabra “recio” traducida al griego en Hechos 2:2 es “phero”.  “Phero” es traducida a “moverse” en 2 Pedro 1:21, “…santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.”  En Hechos 27 “phero” es usada en el verso 15, 22 y 27 para describir un barco llevado por el viento.  El viento del Espíritu inspiro a los escritores de la Escritura para decir exactamente lo que Dios quería.

                En Hebreos 6:1 “phero” es traducido “dejanos seguir adelante.”  La Iglesia de Dios solamente puede llegar a su punto final de “perfección” conforme el viento recio del Espíritu llene las velas del Barco Antiguo de Sion.

                ¡Oh que sentir es de navegar a toda velocidad detrás del Espíritu, para seguir con la fluidez, llevada por un poder increíble mucho más allá de que nos podamos imaginar!

Unos años atrás tuve una visión del Barco Antiguo de Sion en aguas tempestuosas, pero en medio del cielo oscuro estaba una, hermosa, floreciente, paloma blanca tan grande como el Barco y el viento de Sus alas llenaba las velas del Barco Antiguo de Sion y la guio a un lugar de seguridad.

Este barco comenzó por una montaña fuera de Jerusalén

                Tomando un nuevo soplo de viento

Cuando soplo por el aposento alto

                                …Vela en el barco antiguo de Sion…

                                                Barco Antiguo de Sion… (Por Ronald Hinson)

V. Un Viento Poderoso

                La palabra “poderoso” traducida al griego en Hechos 2:2 es “dunamis”.  Dunamis” es traducida en los dos “poderoso” y “potencia” en Romanos 15:19, “Con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios… he llenado todo del evangelio de Cristo.”  Un viento poderoso lleno los pulmones de los Apóstoles conforme predicaban con el poder del Espíritu (Hechos 4:3, Hebreos 2:4).

Jesús dijo, “…Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé á un hombre prudente, que edificó su casa sobre la peña… y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó…” (Mateo 7:326, 27).  Jesús es el hombre quien edifico Su casa sobre la peña.  Él dijo, “…y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).  El poder y príncipe del aire puede soplar y soplar contra ella con cada viento de doctrina, pero no podrá derribar esta casa.

Jesús también dijo, “…Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena… y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó…” (Mateo 7:26, 27).  Satanás es el hombre que edifico su casa sobre la arena.  Pero Dios “…Soplará su viento, y fluirán las aguas” (Salmos 147:18). El viento poderoso del Espíritu Santo soplara contra su casa hasta que un ángel clame “…Caída es, caída es la grande Babilonia…” (Apocalipsis 18:2).

VI. Un Viento con Fuego

Juan el Bautista dijo de Jesús, “…él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego su aventador en su mano está, y aventará su era: y allegará su trigo en el alfolí, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” (Mateo 3:11b, 12).  El “aventador” en un “cual será aventado” (Isa. 30:24).  Según Wikipedia, “aventar” involucra aventando una mezcla en el aire para que el viento sople la paja más ligera, mientras los granos más pesados se caen para recuperarse.  El viento del Espíritu hará Su trabajo santificador, purificando y cada paja será quemada antes que uno sea bautizado con el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo y fuego no tan solo es purificador, pero también energético.  Jeremías dijo, “…No me… ni hablaré más en su nombre: empero fué en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos… y no pude” (20:9).

Juan el Bautista “era antorcha que ardía y alumbraba…” (Juan 5:35).  Si vamos a alumbrar allá afuera, debemos primero estar ardiendo por dentro.

                Si estamos fervientes de Espíritu (Hechos 18:25; Romanos 12:11), seremos fervientes en la oración (Colosenses 4:12; Santiago 5:16) y amor (1 Pedro 1:22; 4:8).

No apaguéis el fuego del Espíritu (1 Tesalonicenses 5:19).  Si se disminuye, aviva la flama (2 Timoteo 1:6).

VII. Un Viento que Llena

Las palabras, “hinchió toda la casa” en Hechos 2:2 son prefiguras de la gloria que lleno el Tabernáculo (Éxodos 40:34, 35), el Templo de Salomón (1 Reyes 8:10, 11) y la reedificación del Templo (Hageo 2:7) en el Antiguo Testamento.

Hageo 2:9, “La gloria de aquesta casa postrera será mayor que la de la primera…” extiende lo que es prefigurado aún más de nuestro tiempo presente.  En otras palabras, la etapa final de La Iglesia de Dios será más gloriosa que la gloria de la Iglesia Primitiva.

Alguna de la gloria que fue profetizada para la casa primera fue manifestada en el Aposento Alto en el Día de Pentecostés.  La casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo…” (1 Timoteo 3:15).  Cuando el “estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa…” y “fueron todos llenos del Espíritu Santo”, esta fue una prueba profética de la gloria mayor que se acerca al punto final de La Iglesia de Dios en los Últimos Días donde cada miembro será lleno del Espíritu Santo.

Efesios 5:18 nos da un mandato  más sed llenos de Espíritu.”  Jesús prometió, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos” (Mateo 5:6).

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