lunes, 2 de abril de 2018

MIRANDO ATRÁS Y YENDO HACIA ADELANTE EL NOMBRE DE LA IGLESIA PRIMERA PARTE

Walter Lofton, Historiador

Historia Bíblica del Nombre de la Iglesia
“Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalem no he de parar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará” (Is. 62:1, 2). El capítulo 62 de Isaías trata con profecías sobre la Iglesia. En la profecía, a la Iglesia a menudo se le conoce Sión y, a veces, Jerusalem, como podemos ver en estas escrituras. El versículo uno habla de su justicia y luz. En Mateo 5:14 Jesús dijo de la Iglesia, “Vosotros sois la sal del mundo…” En el versículo dos, a los gentiles se le promete acceso al beneficio de esta gloriosa luz. La comisión de la Iglesia es ir a todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). Esta comisión de toda criatura dada a la Iglesia por Cristo estaría de acuerdo con y cumpliendo Mateo 21:43 donde Jesús dijo, “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que haga los frutos de él.” Esta nación es la Iglesia, la cual es llamada en 1 de Pedro 2:9, “gente santa” y su nombre fue proclamado por la boca del Señor, Él mismo, en cumplimiento de Isaías 62:2. Cuando los judíos rechazaron a Cristo y Su mensaje, Él recurrió a la Iglesia con esta comisión mundial. Todo esto fue visto y planeado desde la fundación del mundo.

La noche antes de Su crucifixión, Jesús oró una hermosa oración que se registró en Juan 17. En esta oración podemos encontrar información vital sobre el nombre de la Iglesia. “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste…” (v.6). Esto significa que debían identificarse con este nombre que les había dado. En el versículo 11, Él le pidió a Su Padre que “a los que me has dado, guárdalos por tu nombre…” En el versículo 12, Él dijo, “cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre…” En el versículo 26 Él continuó con esta posición al decir, “Y yo les he manifestado tu nombre, y manifestare lo aún…”

Todos estos versículos en Su oración señalan el hecho de que Él llamó a Su Iglesia después del nombre de Su Padre, para cumplir la profecía de que la boca del Señor le daría un nombre a la Iglesia, Él podría haber llamado cualquier otro nombre, como La Iglesia de Cristo, o La Iglesia de Jesús, o algún otro nombre, pero Él eligió llamarla La Iglesia de Dios, en honor a Su Padre Celestial.

A lo largo de las escrituras del Nuevo Testamento encontramos referencias hechas a “La Iglesia de Dios” o una variación de este nombre. Las siguientes son algunas de estas referencias: Hechos 20:28; 1 Co. 1:2; 2 Co. 1:1; 1 Co. 10:32; 15:9; Ga. 1:13; 1 Ti. 3:5,15; 1 Pedro 4:17; He. 3:6.

En Romanos 16:16, el apóstol Pablo dice, “Os saludan todas las iglesias de Cristo.” Esta expresión no se refiere al nombre de la Iglesia sino a la propiedad de la Iglesia. Esta es la única referencia como tal en el Nuevo Testamento.

El Señor Jesucristo nombró Su Iglesia La Iglesia de Dios y por la gracia de Dios continuamos bajo este glorioso nombre hoy.

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