martes, 22 de diciembre de 2015

MENSAJE ANUAL 110MA ASAMBLEA 2a PARTE

 
Oscar Pimentel, Supervisor General — La Iglesia de Dios


¡SACÚDETE A TI MISMO DE LA IMPIEDAD, TRISTEZA, LUCHA!

Dios no tendría a la nación de Israel simplemente para estar ahí y traerles bendiciones, pero la nación de Israel tuvo que escuchar, confiar, obedecer y trabajar para cruzar. Hermanos y hermanas esto también tomará un esfuerzo en conjunto de nuestra parte—todos inclinando nuestro oído a la voz de Dios, confiando y obedeciendo al mandato de Su Espíritu, trabajando juntos, animándonos unos a los otros para cruzar. Iglesia de Dios, esta orden en verdad aún suena hoy en día. ¡SACÚDETE A TI MISMO! Despierta…vístete tu ropa de hermosura (Is. 52:1), PASA ESTE JORDÁN, Y SIÉNTATE en tu lugar correcto en las bendiciones llenas de Dios.



Yo me imagino que de tiempo en tiempo individualmente tenemos un Jordán que cruzar cuando enfrentamos adversidades, pruebas y dificultades. A veces parece que no hay camino alrededor o a través de esos problemas, pero de la manera que confiamos y esperamos en Dios en oración, suplica y agradecimiento nosotros hemos visto que Él siempre hace un camino donde parece que no hay ninguno.

Yo veo donde Dios estuvo probando la fe de Josué en Él, y yo sé que Dios también probará nuestra fe en Él. Aquí Dios estuvo diciendo a Josué, "Josué, levántate y pasa al otro lado del Jordán." Estoy seguro que Josué no sabía en ese preciso momento como él y todo el pueblo podría "pasar el Jordán." Parecía imposible, estoy seguro. Ciertamente él no tenía las repuestas a todas sus preguntas concerniente a como ellos debían cruzar.

La Biblia nos dice que el Jordán en ese tiempo había desbordado su orilla. Un hombre que visito a Israel en la época de la cosecha, Canon Tristam (Tierra de Israel) dijo que era "catorce pies por sobre el nivel" en el cual él lo encontró. Él también mencionó que "el Jordán es un rio turbio apresurado a lo largo como una carrera de molino." Yo leí en algún lado que este desbordamiento fue debido a la nieve derretida del Monte Hermón.

¿No es esto también igual para nosotros hoy en día? Estamos parados aquí, y entre nosotros, algunas de las bendiciones más grandes que Dios quiere derramar sobre nosotros es este desbordamiento del Rio Jordán espiritual. Cuando yo digo NOSOTROS, quiero decir, toda La Iglesia de Dios. Esto no es solo de mí, esto no es de usted, pero esto es de toda la nación santa de Dios y del derramamiento de Su Espíritu y poder sobre todos. No me mal entienda, es bueno cuando soy bendecido y bueno cuando usted es bendecido pero necesitamos Sus bendiciones las cuales empiezan de la Cabeza para correr a la barba y entonces al borde de ¡las hermosas vestiduras de La Iglesia de Dios!





Miro a este Jordán, y su corriente y fuerza representa, lucha y contienda, desilusión y mal entendidos, desaliento y tristeza, desconfianza e incredulidad, pero Dios dice "¡LEVÁNTATE IGLESIA DE DIOS, Y PASA ESTE JORDÁN!"

A veces nos sentimos amenazados; a veces el diablo quiere atemorizarnos y que temblemos y digamos, "¡No hay como cruzar!" Esta carne tratará de convencernos que es más fácil estar allí donde nos encontramos que

enfrentar este desafío. Pero no debemos temer estimados santos porque es precisamente a la orilla del rio donde Dios nos ha traído y donde el Señor es capaz de protegernos y agarrarnos con la fuerza de su violenta corriente. Se ha desbordado sus límites y fronteras y han venido sus orillas a amenazarnos para destruir, inundar y llevar cualquier cosa que trate de cruzar. Esto es representativo de la impiedad que abunda en nuestro mundo de hoy. Hubo un tiempo donde por lo menos se miraba que la impiedad tenía sus límites y fronteras, pero lentamente la moralidad y los principios de este mundo, en ambos lo secular y en el mundo religioso, se han fundido como la nieve se derrite en el Monte Hermón hasta que este mundo ha sido "desbordado con la impiedad" como nunca antes.
Las palabras de Pablo son verdad "…en los postreros días vendrán tiempos peligrosos" (2 Ti. 3:1), ellos están aquí. No es solo "tiempos peligrosos" pero un "espíritu peligroso." El espíritu de los tiempos que vivimos influencian a las personas en una manera u otra. La impiedad y la maldad (lo malo) se hicieron más malos. Lo honesto y moral del hombre es desafiada para ablandar su posición para que él pueda ser capaz de sobrellevar la presente corrupción en el mundo. ¡No podemos permitir ser barridos por sus corrientes!


Hay un poderoso reto ante La Iglesia de Dios, pero nosotros servimos a un Dios Poderoso y ¡Él es un buen partido para necesidades poderosas! Va a tomar de hombres y mujeres de Dios hoy en día, jóvenes y ancianos y cada uno en el medio, de impávido valentía y fuerza para hacer frente a este mundo y al diablo y decir "¡CRUZAREMOS! ENTRAREMOS EN LAS ABUNDANTES BENDICIONES DE DIOS NO IMPORTA CUÁN FUERTE TÚ RUJAS, NO IMPORTA CUÁN RÁPIDAS TUS CORRIENTES CORRAN, NO IMPORTA CUÁN PROFUNDA TUS AGUAS ESTÉN— ¡TE CRUZAREMOS!" ¡Este Jordán debe dar suelo a la orden de la Palabra de Dios, del Espíritu de Dios y a la orden de Dios!

No había una entrada visible para Josué—no puentes o barcos para que ellos cruzaran; y ciertamente con las orillas del Jordán desbordadas, no había un acceso fácil para el otro lado. Al ojo humano y mente humana esto era imposible para ir más allá de este lugar así como Dios lo había ordenado. Y algo similar parece hoy en día. Parece imposible cruzar sobre toda decepción, tristeza, adversidades, incredulidades, impiedad, lucha, división, impiedad y otras cosas que han convertido este Jordán. ¡Pero con Dios, las posibilidades son ilimitadas! No hay inundación espiritual elevada, no hay río muy ancho, no hay gigantes espirituales muy altos, y no hay paredes del enemigo que no se caigan y no hay ciudades fortificadas que no sean impenetrables para Dios y Su pueblo. Debemos hacer todo lo que está dentro de nuestras posibilidades y no preocuparnos de lo imposible— ¡Dios se ha encargado de lo imposible!

Las palabras finales del Obispo Stephen E. Smith en su Mensaje Anual del 2008 fueron—"Estamos ahora mismo en la orilla de hacer el mayor cruce que cualquiera otra generación de personas haya alguna vez hecho—cruzar este Jordán espiritual en las bendiciones llenas del Espíritu y poder de Dios. No quiero volver al desierto. No quiero estar errante. Yo quiero decir, ‘¡Dios, estoy listo! ¡Pondré mi pie en el agua y confiaré en que tú dividas las aguas y yo cruzaré al otro lado! ¿Está usted listo para la leche y miel?"

A. J. Tomlinson planteó esta pregunta a la Iglesia, "¿Iremos, o desmayaremos y regresaremos mientras nos acercamos al punto culminante que para siempre dibujará una línea de distinción entre La Iglesia de Dios y cada otro sistema que 

declara la religión Cristiana? Esta pregunta es para que usted la responda. ¿Qué hará?..." (Mensaje Anual de la 6ª Asamblea de 1915, 11ª Asamblea Anual)."

Josué no tenía que preocuparse por como ellos iban a pasar; lo que él tenía que preocuparse era con creer a Dios y dar las órdenes para hacer los preparativos.
¡No tenemos que estar preocupados en como pasaremos al otro lado de este Jordán! No mire a su alrededor por puentes, no mire a su alrededor por un hombre que haga el plan—Dios ya ha hecho un camino para que nosotros crucemos por encima de la impiedad, lucha, disensión, división, incredulidad, impiedad, tristeza y decepción y ¡ese camino es Jesucristo! ¡No podemos estar aquí Iglesia! ¡Miremos a Jesús! ¡Dios solo quiere saber si creeremos en Él y si daremos las órdenes para hacer los preparativos para cruzar! Una parte de esos preparativos son primero y principalmente el de darse cuenta que Dios está dirigiendo el camino, ¡no el hombre! Segundo, darnos cuenta que nuestra dependencia es solo en Dios. Tercero, Dios manda, "Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque JEHOVÁ hará mañana entre vosotros maravillas" (Josué 3:5).


Si Él dirige el camino Él también hará un camino en donde parece que no hay ninguno. ¡Aun sí esto parece imposible! Quizás tengamos la tendencia de darnos por vencidos cuando algo parece imposible. Quizás estamos vencidos con el desaliento. Es allí que el diablo toma la ventaja y empieza a trabajar en la mente y corazón, y empieza a convencernos que nunca alcanzaremos la meta planeada de Dios para Su Iglesia—perfección. ¿Pero quién podrá atreverse a considerar imposible lo que nuestro MAESTRO ORDENÓ que alcanzaremos? ¡Josué no pudo, ni nosotros debemos! Dios le dijo a la nación de Israel en Deuteronomio 6:16-19 (parafraseando), "No Me tientes; guarda cuidadosamente Mis mandamientos, testimonios, y estatutos, haz lo recto y bueno en Mis ojos y te irá bien. Tú entrarás y poseerás la buena tierra que juré que te daría" Dios ayúdanos a estar completamente abandonados en Tu voluntad y seguir la dirección del Espíritu Santo. No es acerca de lo que somos capaces de hacer, pero acerca de depender en Él y en lo que Él puede hacer a través de nosotros.

Finalmente, esto tomará de gente santificada para cruzar. El Obispo Stephen Smith nos recuerda, "Santificación antes de los milagros. Santificación antes de la completa demostración del poder y el espíritu. Es por esto que es importante obtener esta hermosa santidad, el deseo de ser santificado, ser puro en todo lo que hacemos en nuestra vida, que seamos consagrados y obediente a cada mandamiento que el Señor nos ha dado porque nos purificamos a nosotros mismos así como Él es puro, ¡allí vendrá el poder! … Esto nos llevará a la tierra Prometida. Tomaremos la leche y comeremos miel" (Mensaje Anual del 2008).

Esto fue requerido por Dios en los días de Josué con el fin de que las maravillas de Dios sean manifestadas y para que ellos pasaran a la tierra Prometida para heredar todas las bendiciones de esa tierra. Y así es para nosotros hoy en día— tenemos que ser una gente santificada y consagrada.

Robert J. Pruitt una vez dijo, "Dios tendrá un pueblo santificado, apartado. Si no estamos dispuestos a ser diferentes del mundo y separados del mundo, no podremos estar en ese glorioso mover de Dios entre Su pueblo escogido."
OBEDECER A LA FE QUE UNA VEZ FUE ENTREGADA A LOS SANTOS


Solo porque hubo un cambio en el liderazgo, como en el caso de Moisés a Josué, esto no significó que Dios podría cambiar Su Palabra. Dios instruyó a Josué,

"Solamente te esfuerces, y seas muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó: no te apartes de ella ni a diestra ni a 
siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. El libro de aquesta ley nunca se apartará de tu boca: antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito: porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" (Josué 1:7, 8).

Iglesia de Dios, si queremos prosperar "dondequiera" que vayamos, debemos adherirnos a la fe que una vez fue entregada a los santos –no se aparte de ella, ni a diestra ni a siniestra. La Iglesia de Dios no creó la Biblia. La Iglesia de Dios no preparó o inventó "Las Enseñanzas Prominentes," pero nuestros padres de la Iglesia buscaron las Escrituras y buscaron a Dios sobre sus rodillas y manos. Dios bendijo a esos hombres y mujeres y ellos recibieron la revelación de estas Verdades Bíblicas y las aceptaron así como las Escrituras las reveló por el Espíritu Santo. La Biblia dice, "Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos" (Sal. 119:89). ¡Dios ordenó estos decretos desde la era de la eternidad! Ellos se originaron en la mente de Dios muy antes de que Él crease al hombre.

Nosotros aceptamos toda la Biblia correctamente dividida como nuestra única regla de fe, y esto es fuera de la Biblia que las enseñanzas de la Iglesia que son muy importantes para nuestra salvación han sido derivadas. Estas no son "la declaración de fe" de la Iglesia. Ellas no son todo o las únicas doctrinas que La Iglesia de Dios enseña, practica, y también obedece, pero ellas son los "primeros principios de los oráculos de Dios." ¡En eso debemos ponernos de pie!

Hoy en día hay un cambio constante y cambio de fe en lo llamado corriente del cristianismo y el mundo religioso que han sido presionado por aquellos que con su rango proponen la necesidad de cambiar la posición Cristina en las Enseñanzas Bíblicas con el fin de enfrentar el reto de un cambio constante del mundo. Pero mi Biblia versión Rey Jacobo 1611, y mi Biblia Antigua Versión de Casiodoro de Reina 1602, aún dice que "Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago 1:17). Aún se lee, "Porque yo Jehová, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sído consumidos" (Mal. 3:6). "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (He. 13:8).

Algunas instituciones religiosas quizás alteren sus enseñanzas para atraer a las multitudes. Otros quizás abandonan la fe que una vez fue entregada a los Santos, pero La Iglesia de Dios dice "para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos."



Alguien dijo, "Ellos dicen esto está pasado de moda, se necesita cambiar, y además esto esta pasado de moda y aun esto está muy pasado de moda ¡Esto no puede cambiar!" ¡El testimonio del Espíritu Santo a estas grandes doctrinas de la Iglesia en los días de nuestros antepasados de la Iglesia en este lado de la Edad Oscura es tan válida como hoy en día como lo fue entonces! Esta Palabra, así como ha sido entregado a nosotros, aún hace el trabajo. Si la escondemos en nuestro corazón, no pecaremos contra Dios. ¡Ella aún nos prosperará con nuevas almas convertidas si nosotros somos fieles en predicar, guardar y mantenerla!

UNA VOZ


Un pueblo santificado es lo que Dios quiere. Algo que yo veo en las Escrituras es que empieza con el ministerio y los líderes. De acuerdo con la Biblia, ha sido dado al ministerio "para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo" (Ef. 4:12). Y esto será "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo"

(Efesios 4:13). Esto es

una tarea abrumadora. Hay una gran responsabilidad que descansa sobre los ministros de La Iglesia de Dios. Ellos han sido dados por Dios para la perfección de los santos, para el trabajo del ministerio, para la edificación o "construir" del cuerpo de Cristo. Por lo tanto, primero y principalmente, ellos están para ser un ejemplo sobre el rebaño de Dios— ¡ellos deben dirigir el camino para ser santos, santificados, puros y consagrados a Dios!
En el libro de Josué fueron los "oficiales del pueblo—los líderes y hombres de prestigio–quienes pasaron a través de la multitud y ordenaron al pueblo estar listo, y no olvidemos que fue el sacerdote quien FUE ADELANTE del pueblo dirigiendo el camino.

Un hombre escribió: "¡Valientes Levitas! Quien puede admirarlos, por cargar el arca justo en la corriente del rio; porque las aguas no fueron divididas hasta que sus pies se metieron en el agua. Dios no había prometido para nada otra cosa. Dios honra la FE. "FE obstinada," la PROMESA VE y mira a eso solo. Usted puede imaginar como el pueblo podría mirar estos santos hombres marchar hacia adentro, y algunos de los espectadores podrían estar diciendo, "¡Tú no podrás atraparme para correr ese riesgo! Por eso, hombre, ¡el arca sería llevada! Incluso; el sacerdote se paró firme en el suelo seco". Debemos no pasar por alto el hecho que la fe de nuestra parte ayuda a que Dios lleve a cabo Sus planes.


"El arca tenía varas para cargar en los hombros. Además el arca no se movió por ella misma; ella fue cargada. Cuando Dios es el arquitecto, los hombres son los albañiles y obreros. La fe ayuda a Dios. Esta puede cerrar la boca de leones y apagar la violencia del fuego. Esta honra a Dios, y Dios honra la fe. ¡Oh, por esta fe que seguirá permitiendo que Dios cumpla Su promesa cuando Él vea conveniente! Amigo Levita, vamos a poner nuestra carga en el hombro, y no permitamos que nos veamos como si estuviéramos cargando el ataúd de Dios. ¡Esta es el arca del Dios Vivo! Canta mientras marchas hacia la inundación" (Thomas Champness).
La Biblia dice que aquellos que cargaron el arca del pacto "estuvieron en seco, firmes EN MEDIO del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco" (Josué 3:17). Seguramente esto animó la fe y confianza de la nación santa de Dios mientras ellos veían estos hombres LEVANTARSE confiando en la Palabra de Dios y determinados a hacer lo que se veía imposible, y moverse hacia adelante juntos a pesar de la amenaza de la orilla desbordada y las aguas violentas que estaban junto a ellos.


¿Qué piensa usted que podría pasar hoy en día a La Iglesia de Dios si cada ministro determina en su corazón y se atreve a pisar sobre las aguas así como los hombres principales de ese tiempo y por ultimo PARARSE FIRME EN MEDIO DEL JORDÁN—FIRME CONTRA LA LUCHA, FIRME CONTRA LA MUNDANERÍA, FIRME CONTRA EL DESALIENTO, FIRME CONTRA LA CONTIENDA, FIRME CONTRA LA IMPIEDAD, FIRME CONTRA LAS DIVISIONES –bajo el poder del Dios Altísimo en perfecta unidad?
¿No dice la Biblia que "hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco"? Esto significa que ninguno de ellos fue dejado atrás, no fueron dejados del otro lado, y ninguno de ellos fue dejado en el medio del Jordán para ser arrasados por el caudal de sus corrientes. Eso es el corazón de la Iglesia de hoy, no dejar ninguna de nuestras gente atrás pero ayudarlos para hacer los preparativos, ni perderlos en el medio del rio de la decepción, desaliento, mundanería, adversidades, incredulidad, tristeza que ese Jordán representa.

Yo honestamente creo que cada uno de nosotros que estamos hoy deseamos las completas bendiciones de las promesas de Dios, una de las cuales son 1) poner las manos sobre los enfermos y ellos sanaran, 2) echar fuera demonios, 3) hablar Su Palabra con denuedo, 4) señales y maravillas sean hechas en el nombre de Su santo Hijo Jesús, 5) toda oveja de Dios será reunida en uno, 6) la perfección de los santos que la Iglesia no tendrá mancha, ni arruga o cosa semejante. ¡Oh, los beneficios de tener UN PROPÓSITO, UNA MENTE Y UNA VOZ! La Biblia nos anima de esta manera: "Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, antes seáis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Co. 1:10)

Cuarenta años antes de cruzar el Jordán, Dios llevó a Israel a la montaña de los Amorrheos en Cades–barnea después Dios habló a ellos en Horeb diciendo, "Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: Harto habéis estado en este monte." (De. 1:6) y cuando ellos llegaron allí Dios les dijo que se fueran hacia adelante "Mirad, yo he dado la tierra en vuestra presencia; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac, y Jacob, que les daría a ellos y a su simiente después de ellos" (De. 1:8) Esta fue la promesa de Dios que ellos PODRÍAN poseer la tierra "Mira, Jehová tu Dios ha dado delante de ti la tierra: sube y poséela, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes" (De. 1:21) Pero en lugar de confiar en Dios para que ellos entraran, ellos dependieron de su propias formas y dijeron a Moisés "… enviemos varones delante de nosotros, que nos reconozcan la tierra y nos traigan de vuelta razón del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar" (De. 1:22). Ellos lo hicieron a su manera en lugar de la manera de Dios. Dios ya había espiado la tierra y Él sabía cómo meterlos y donde Él quería tenerlos, pero ellos no pudieron seguirle ni creerle. ¡Ellos pensaron que ellos tenían un mejor plan!

Pero Pablo amonestó, "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron la mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en la mar; y todos comieron la misma vianda espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la piedra espiritual que los seguía, y la piedra era Cristo: Mas de muchos de ellos no se agradó Dios; por lo cual fueron postrados en el desierto. Empero estas cosas fueron en figura de nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis honradores de ídolos, como algunos de ellos, según está escrito: Sentóse el pueblo á comer y á beber, y se levantaron á jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron y cayeron en un día veinte y tres mil. Ni tentemos á Cristo, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado" (1 Co. 10:1-11). Ellos son nuestro ejemplo y esto es para nuestra admonición. En Números 13:13, Dios habló a Moisés y mandó a Moisés enviar a un hombre de cada tribu. Moisés, en Deuteronomio capítulo uno, le dijo al pueblo de Israel "Y llegasteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros," indicando que no fue a la manera de Dios para que esos espías fueran antes que ellos pero fue a su manera aun así Dios les dio lo que ellos desearon porque esto estaba en sus corazones.

Conocemos lo que sucedió. Estos hombres enviados fueron no solo personas comunes en la vista del pueblo, pero según la Biblia fueron "jefes sobre los hijos de Israel,", hombres de prestigio, hombres de buena reputación en quien el pueblo tenía seguridad y confianza. Es por eso que su espíritu y el reporte de sus bocas tuvieron tal efecto adverso sobre toda la nación y les causó tener miedo. Ellos fueron a la tierra de Canaán para espiarla, ellos vieron la tierra y contemplaron la tierra fértil y aun tomaron y seguramente probaron su fruto. Cuando ellos regresaron, ellos reportaron a Moisés y a la congregación y "les mostraron el fruto de la tierra"—"Ellos lo agarraron frente al pueblo y dijeron, como que este fuera, "¡Miren a esto!", "miren a lo que está aquí", ¡esa tierra fluye leche y miel, y aquí está la prueba!" Lo miramos, nosotros miramos la tierra, igual como Dios la ha prometido. ¡La Tierra Prometida en toda su gloria! Pero es imposible que nosotros la poseamos"

Esto podría ser como el ministro o predicador o líder quien ve el propósito de Dios para Su Iglesia a través de las Escrituras, y la gloria que está delante de ella, experimentando la gloria y poder y fuerza de Dios y gozando de los maravillosos servicios en los diferente eventos de la Iglesia, pero entonces al final envolviéndose el mismo en una conversación con los compañeros ministros y miembros y decir, "Nosotros nunca alcanzaremos ese lugar, nunca alcanzaremos la perfección—nunca la santidad perfecta en el temor de Dios. Nosotros nunca alcanzaremos el amor perfecto entre nosotros, nunca tendremos una fe perfecta entre nosotros—hay muchas cosas entre nosotros. La lucha es muy dura. El reto es muy grande. Las paredes son impenetrables, estos gigantes son muy altos." Pero Dios está buscando hombres y mujeres de otro espíritu sobre el cual el fin del mundo ha llegado—como Caleb quien dijo, "Subamos luego, y poseámosla; que más podremos que ella" (Nm. 13:31).


Ministerio, nuestra palabra, nuestro espíritu, y nuestro reporte cuando este cae sobre el oído de nuestra gente de La Iglesia de Dios genera, dependiendo de nuestro espíritu y reporte, cualquier efecto bueno o malo en ellos. Es por eso que yo digo vamos a poner nuestra esperanza y confianza en Dios porque Él no ha tenido un registro de fracaso. ¡Para que alcancemos el perfecto estado tendremos que continuar caminando por las mismas normas y ocupándonos de las mismas cosas y hablando con una voz!

¡No nos comparemos a estos gigantes, pero vamos a comparar a estos gigantes con nuestro Dios grande! Animándose a sí mismo, animando a los miembros, a mirar por donde vamos, no donde estamos—aún no estamos perfectos, pero estamos en nuestro camino para ser la Iglesia sin mancha, ni arruga o cosa semejante. La gente no puede tomar el espíritu de Caleb y Josué de usted al menos que usted lo tenga.
El Obispo A. J. Tomlinson dijo, "Cuando Israel ganó la batalla de Jericó ellos marcharon todos juntos, entonces ellos juntos gritaron, después ellos todos subieron a la ciudad cada hombre en orden ante él, y ellos tomaron la ciudad. Dando una breve descripción de este maravilloso evento muchos años después el escritor de hebreos dice, "Por fe cayeron los muros de Jericó con rodearlos siete días." Pero esta fe no se materializó hasta que TODO Israel marchó, marchó, marchó en perfecto silencio, la conversación fue afectada por siete días en perfecta obediencia a su líder."


¡Estamos ahora en la marcha, marcha, marcha! ¡Los muros de Jericó de oposición a nuestro avance deben caer, caer, caer! Y ellos caerán al piso ante
nosotros en proporción a nuestra fe, y nuestra fe se materializará en proporción a nuestra obediencia y a la acción de unidad. La perfecta organización y la acción conjunta salvarán las almas y los albergará en la gran Iglesia de Dios por miles. No unidad, no organización, no sistema, no obediencia, no acción conjunta condenará a las almas al abismo del castigo eterno por millones.

"Nuestro trabajo aquí en esta [Asamblea] debe ser armoniosa, sazonada con la esencia de amor. Entonces cuando vayamos a nuestras diferentes iglesias de trabajo debemos de guardar la misma relación hacia los unos de los otros así como nosotros aquí lo mostramos. Debemos siempre comportarnos en una manera así como conservar el honor y el prestigio de la más gran institución una vez señalada esta tierra—La Iglesia de Dios. Sobre nosotros está conferido el honor de ser dignos representantes. Debemos conseguir alcanzar el nivel y el lugar en cada aldea, villa, pueblo y ciudad de este mundo perdido, y brillar lejos la luz hermosa y manifestar las señales y maravillas en exceso a todas las otras instituciones. Aunque ellos quizás hacen grandes cosas, nosotros debemos hacer mayores cosas. Debemos superar en todo justicia, orden, poder, y gloria. ¿Lo haremos? ¡Si, debemos hacerlo! ¡No debe de haber retroceso! ¡No rendición! ¡Pero por el continuo marchar hacia adelante alcanzaremos la meta! Con la ayuda del Señor elevaremos el nivel de la punta del mástil y por la fe en Dios destruiremos cada fuerza de oposición y arrojaremos todas las montañas de dificultad en el mar y aun marcharemos sin cesar. ¡La Iglesia de Dios ganará! ¡Aleluya! ¡La Iglesia de Dios ganará!





No hay comentarios.:

Publicar un comentario