miércoles, 23 de mayo de 2012

LA CARTA DE AMOR

LA CARTA DE AMOR

Allene Cox, Cleveland, Tennessee

Recientemente, mientras buscaba frenéticamente unos viejos documentos para un asunto en particular, me encontré con un fajo de cartas de amor que mi esposo y yo compartimos. Había estado contemplando este mensaje de La Luz Vespertina por un tiempo y así como empecé a recordar viejos tiempos con esas cartas, el Señor me inundo con las palabras que hoy escribiré en papel. Estas cartas de amor tenían más de 21 años y habían estado guardadas con muchas otras cosas viejas que simplemente no pude tirar en todos estos años. Fueron compartidas por nosotros durante nuestro noviazgo a larga distancia, y han sido siempre muy preciadas por nosotros. No las sacamos todos los días, pero ni en sueños nos apartaríamos de ellas. Ellas son un símbolo del amor que hemos compartido y el sentimiento que compartimos a pesar de que millas nos separaban. Cuando abro mi Biblia para el devocional de cada día, siento algo similar y un sentido de dedicación por los escritores y el Dios inspirador que lo ha preservado para mí.

Cuando nos comprometimos y la fecha de la boda se acercaba, las cartas pasaron a ser de lo que un lector común llamaría "cartas de adolescente" a planes, instrucciones y sesiones de preguntas y respuestas. El progreso de la relación era obvio. Teníamos otras formas de comunicación también. Hablábamos por teléfono y él venía a verme cada fin de semana. Los días de la semana se hacían cada vez más largos hasta que llegaba el fin de semana. Así que, las cartas y las llamadas telefónicas hicieron la espera soportable.

Primero, nuestras cartas estaban llenas de sentimentalismo. Esto lo asemejo a la primera vez que empezamos a aprender las bases de la Palabra de Dios. Todos sabemos que si queremos sentir del amor vamos a los libros de Poesía en el Antiguo Testamento, el capítulo 13 de 1'• de Corintios o del evangelio según San Juan. Como la mayoría de cristianos, sabemos que Su nivel de amor para con nosotros es incomparable. Nadie, en ningún lugar, nos ha amado con esta firme devoción y fidelidad. Él nos amó tanto que nos formó, dando aliento de vida, mandó a Su Hijo a vivir como hombre para que pudiera relacionarse con nuestra humanidad, después miró con desgracia cuando Jesús murió una cruel e inhumana muerte para redimirnos de nuestros pecados, y regresará por nosotros otra vez para la boda de los siglos. Este amor nunca es pasajero o frívolo. Éste es seguro, fuerte y digno de todo lo que puédanos invertir. Es el tipo de amor que ningún hombre jamás podrá duplicar. Es un amor perfecto por que echa fuera el temor y la duda.

Nuestras cartas de amor fueron así también. Goteaban palabras que declaraban nuestro afecto inmortal el uno por el otro. Era maravilloso y simple pero, corno el tiempo transcurría y la relación crecía, las cartas, aun llenas de amor inocente y palabras cariñosas, empezaron a cambiar de alguna manera en su contenido. "Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo, para que los cumpláis; como améis á Jehová vuestro DIOS andando en todos sus caminos, y á él os allegareis" (Dt. 11:22). Para estar seguros que en verdad nos estábamos conociendo desde tan lejana distancia, nos hacíamos preguntas de lo que nos gustaba o desagradaba de cosas cotidianas. Yo quería saber qué comidas le gustaban y él quería saber cuál era mi color favorito, y cosas por el estilo. Él quería saber mis pensamientos acerca de las noticias del mundo y yo quería saber qué tipo de pasta de dientes prefería. Las cosas cotidianas importan en una relación que va a ser para toda la vida. Hasta las cosas más pequeñas podían ser una catálisis para argumentos y desacuerdos.

¿Qué tiene que ver todo esto con el Señor? "Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él; Más el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente perfecta en él: por esto sabemos que estamos en él" (1 Jn. 2:3-5). La Biblia también nos ayuda a manejar las cosas de la vida cotidiana. ¡Sus mandamientos son más que los diez que bien conocemos! Sus deseos para nuestras vidas los ha dado a conocer a través de la Palabra. Éstas cubren cada parte de nuestras vidas. No tenemos que preguntarnos cuál es Su postura en cuanto a los asuntos de nuestras vidas. Él ha dado a conocer Su voluntad en tantas maneras y aun fallamos en verlas en la Palabra. Yo soy culpable de buscar las cosas "profundas", el doble significado y los aspectos complicados de Su palabra, y he pasado por alto los detalles más simples de cómo Él quiere que yo viva en este presente mundo. Él no nos ha colocado en este mundo para valérnosla por sí mismos. Él sabe lo que se necesita para mantenernos rectos delante de Él. Él es un Dios maravilloso quien se aseguró de incluir preguntas y respuestas en la carta de amor.

Viene a mi mente la niñita que arrancando pétalos de una flor, decía: "Me quiere. No me quiere". La gran pregunta en una nueva y joven relación es: "¿Él me ama?" La devoción es a menudo cuestionada para mitigar la inseguridad. Si es que acaso tenemos dudas de Su amor y devoción hacia nosotros, lo único que necesitamos es mirar la carta. Nos informa una y otra vez que Él no sólo nos ama sino que es celoso de ese amor. Es celoso de nuestra atención y compromiso y tiene ese derecho como nuestro Creador. Un Dios celoso con planes diseñados específicamente para nosotros. "Porque no te has de inclinar á dios ajeno; que Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es" (Ex. 34:14).

Una vez que estábamos seguros de conocer el uno al otro lo suficiente como para compartir una vida junta, nuestras cartas se tornaron más serias en la forma que fueron escritas y leídas. "Esto también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad, Sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, Traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; Teniendo apariencia de piedad, más habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita .Porque de éstos son los que se entran por las casas, y llevan cautivas las mujercillas cargadas de pecados, llevadas de diversas concupiscencias; Que siempre aprenden, y nunca pueden acabar de llegar al conocimiento de la verdad" (2 Ti. 3: 1-7). Sabíamos que no sería fácil planear una boda desde tan larga distancia, pero tenía que hacerse. Las cartas, entonces, se convirtieron en un método por el cual compartiríamos la más reciente idea o directriz para la gran ocasión. La fecha, la fiesta de la boda, el rol del novio, el rol de la novia y todas las particularidades fueron compartidas por carta y por teléfono. Así es como el Señor nos está preparando a nosotros también. Él nos ha dado todo excepto la fecha específica de• Su regreso por nosotros. "Gocé monos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado. Y le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante: porque el lino fino son las justificaciones de los santos" (Ap. 19:7,8). Nos ha dado instrucciones de cómo tenemos que vestir, cómo tenemos que realizar nuestros deberes como novia y cómo saber que Él viene en camino. "Así que, como la iglesia está sujeta á Cristo, así también las casadas lo estén á sus maridos en todo. Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella, Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha" (Ef. 5:24-27).

Aun hoy el hermano Cox y yo nos escribimos cartas. Sabemos que siempre habrá un tiempo para que platiquemos cara a cara y si ha habido alguna pregunta en las cartas, podemos aclararlo cuando hablemos. La comunicación es abierta y vital en nuestra relación. Lo mismo debería ser con la Palabra de Dios y nosotros. Su comunicación con nosotros mediante la carta ha resistido el paso del tiempo y es infalible. Nunca habrá un filósofo que pueda superar Sus planes y amor divino. Nunca habrá otro genio literario que pueda poner en palabras la belleza de la profecía cumplida, y venir, como Él lo hizo por nosotros. Siempre ha habido alguien, en algún lugar que ha sido alimentado, levantado, animado, librado y sanado por Su palabra. Por lo tanto, hay que entender que no hay nada malo en Su Palabra, pero cuando no nos acercamos en el Espíritu con el cual fue escrito y con el corazón dispuesto a honrarlo, no importa lo que ésta requiera o pida de nosotros vendremos a Él con preguntas que solamente Él puede contestar. Él ha provisto la forma para que comuniquemos nuestras preocupaciones, remordimientos y penas. "He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo" (Ap. 3:20). Podemos clamar al Señor en cualquier momento y sentir Sus brazos de compasión que nos abrazan. Podemos saber sin duda que no estamos solos. Podemos sentir Su convicción cuando violamos Su voluntad y Su palabra. Podemos tomar acción inmediatamente para cambiar y complacer a nuestro Amado en cualquier área que Él se dirija.

"Lámpara es a mis pies su palabra y lumbrera a mi camino" (Sal. 119:1 05). Por tanto, si has tenido esa carta de amor escondida y sólo la sacas en ocasiones especiales como los domingos o para estudiar algo específico, haz más uso de ella. Nadie jamás podrá quitar lo que has puesto en tu corazón. El papel en sí no es lo que es sagrado, sino lo que has dejado entrar en tu corazón y vida en la base cotidiana, y que has aplicado a tu alma.

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